1. Nαԃα Nυҽʋσ Bαʝσ Eʅ Sσʅ

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Sólo 3 días después de haberse conocido afuera de MX Times, Diego llamó a Polo.

El peligris sintió la necesidad de hacerlo; volver al hablar con aquel simpático irlandés. Tras su llamada habían ocultas 2 intenciones, la primera y obviamente la única que el ojimarron admitiría, era saber sobre Emilio.

Diego quería saber si el rizado estaba en las mismas condiciones que su mejor amigo; absolutamente deprimido y abatido por la tristeza de su separación. De manera inconsciente pensaba, que él podría encontrar una forma de ayudar a la pareja a sobrellevar el sufrimiento y a buscar una forma de vencer los obstáculos que el demonio de Seidy les había puesto en su camino.

La segunda razón; Polo. No quería reconocerlo, pero aquel gracioso y coqueto ojiazul lo dejó realmente fascinado con su carisma.

Diego había tenido en su infancia algunos acercamientos a la heterosexualidad. Pero una vez que entró a la universidad, y acompañó a su amigo Joaquín a un bar gay; fué cuándo comprendió que no sentía ningún tipo de rechazo por la homosexualidad, es más, le gustaba más de lo que quería admitir en aquel momento.

El peligris no era una persona muy expresiva con sus emociones, y la mayor parte del tiempo se la pasaba más pendiente de las relaciones y del corazón de Joaquín, más que del suyo. Había tenido unas cuántas relaciones de un par de meses con chicos bastante atractivos, pero cuándo sentía que sus parejas querían un compromiso más estable que sólo sexo casual, él simplemente decidía romper con ellos.

En ocasiones se preguntaba que se sentiría enamorarse... y ser correspondido; pero cuándo veía a Joaquín sufriendo por el amor de Emilio, esa curiosidad se esfumaba.

Polo y Diego se habían visto en un par de ocasiones. Ninguno fué capaz de admitir lo atraídos que se sentían el uno por el otro, más que nada porque ambos estaban tan consumidos por su rol de mejor amigo, que en realidad la mayor parte del tiempo se la pasaban hablando de lo maravillo que era Emilio, de lo gracioso que era Joaquín y de lo mucho que sufrían al no estar juntos.

Preocuparse de sus respectivos amigos no era una excusa, porque ellos realmente anhelaban la felicidad de su "Bondo" y su "Mailo". Pero en su interior, ambos estaban complacidos de tener un motivo para seguirse viendo.

Y a pesar de que Polo se declaraba heterocurioso, ya no podía negarse a sí mismo lo nervioso que se ponía cada vez que recibía un mensaje del peligris.



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El confinamiento había terminado a nivel nacional un par de semanas después de que Emilio y Joaquín se vieron por última vez.

La CDMX volvía a verse repleto de gente caminando por las calles. El invierno había acabado, y a pesar de que seguían existiendo medidas sanitarias para prevenir la propagación del virus, las familias mexicanas se habían volcado a las calles para disfrutar de las temperaturas más cálidas y algo de aire puro.

El Tiempo En Tu Alma // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora