Conociendo a mi perdición.

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La vida para Lionel a sus 19 años de edad ya le parecía una mierda insignificante, no le encontraba sentido el vivir en un mundo tan aburrido, pues siempre era la misma historia tienes dinero tienes poder pero si no tienes dinero no tienes nada, m...

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La vida para Lionel a sus 19 años de edad ya le parecía una mierda insignificante, no le encontraba sentido el vivir en un mundo tan aburrido, pues siempre era la misma historia tienes dinero tienes poder pero si no tienes dinero no tienes nada, maldita monotonía.

El ir a la escuela para él era una pérdida de tiempo pues basado en su pensamiento de cómo se rige el mundo él no lo necesita, pues ya tenía la vida resuelta, padres ricos, gran fortuna, millones de propiedades, casas, carros por montón y amistades a base de dinero por lo cual él ni siquiera tenía que esforzarse en socializar para conseguir quien besara sus pies, mucho menos debía esforzarse por pasar las materias en la Universidad pues todos le tenía miedo y respeto a su apellido por ello pasaba con las calificaciones más altas sin siquiera mover un solo dedo, Apesar de esto, debia asistir a todas las clases pues era obligado a hacerlo por sus padres presentes pero ausentes, no lo veían como un hijo lo veían como una Inversión a largo plazo y si él iba a heredar la gran fortuna de los Messi debía de estar preparado, a Lio esto lo frustraba pues él no quería llevar la carga completa, aunque por el lado mas amable, el de los millones y el de poder irse de su casa mas todos los beneficios que traía consigo lo hacían seguir adelante para conseguir de una buena vez ese estúpido papel que le brindaría un acceso más amplio al dinero de la familia y le daría la libertad que tanto deseaba.

-Joven amo, el auto ya está listo para llevarlo a la escuela.

-Ya voy Nana...-expresa el menor con voz cansada mientras termina de arreglarse- y Cuántas beses te he dicho que no me llames amo, soy Lionel o Lio.

-Lo lamento Lio, pero tus padres me obligan a llamarte asi, está estipulado en mi nuevo contrato, no puedo hacer que te sigas encariñando conmigo pues simplemente soy un empleado más -dice con amargura aquella mujer de mirada dulce y maternal-.

-Nana no tienes por qué hacerles caso tú has estado más en mi vida que ellos no tienen voz ni voto de quien decido encariñarme, tú has sido más mi madre que la verdadera durante mis 19 años de edad. –Al ver como su única luz en este mundo lo observa con una mirada brillosa al tratar de retener las lágrimas el castaño se acerca a abrazarla con cariño- No dejes que ellos me aparten de ti pues eres lo único bueno que hay en mi vida Nana.

-Oh Lionel mi niño yo nunca dejaría que me alejaran de tu lado es por eso que cuando ellos estén presentes tendré que acatar sus órdenes, pero mientras tu y yo estemos solos tu Nana te consentirá –La linda sonrisa que le regala el menor hace que sus preocupaciones se minimicen- Pero anda pequeño o se te hará tarde para llegar.

-No hay problema si llego tarde Nana, de todos modos no me harán nada, le tienen más miedo a mis padres que al gobierno- se encoge de hombros mientras una mueca se instala en su rostro-

-Oh pero pequeño deberías ser más comprometido en tus estudios, encuentra algo que te guste de tu carrera tal vez asi sea más fácil de sobrellevar, como tu Nana siempre dice...

Dueles tan bien.Where stories live. Discover now