Una mentira piadosa

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Después de salir del estudio, Aether caminaba por las calles de Liyue, consiguiendo los ingredientes para la cena. Estaba pensando en darle una pequeña sorpresa a Xiao, quien por cosas del trabajo, estaba llegando muy cansado al departamento.

Al rubio siempre le gusto cocinar, era uno de los hobbies favoritos que compartía con su hermana, aunque tenía que admitir que cocinar con Lumine era un gran desafío, recordando la vez en que la chica le sirvió una sustancia oscura y viscosa, asegurando que eran verduras hervidas.

Aether pasó por diferentes puestos hasta encontrar uno que le vendiera 3 botellas de leche a buen precio. Momentos después de pagar su celular comenzó a sonar, dándole algo de gracia.

—¿Acaso me leíste la mente? —contestó el rubio.

—¿Por qué?

—Porque acabo de acordarme de ti. ¿Cómo estás Lumine?

La telepatía que tenían los gemelos siempre le causaba mucha risa a Lumine.

—Estoy bien, acabo de llegar a casa y aproveche que Paimon está tomando una siesta para llamarte.

—Se va a enojar cuando se entere.

—Es que si te llamo mientras ella está despierta no voy a poder hablar contigo. No creo que se de cuenta.

—Ella siempre se da cuenta de todo.

—Luego habló con ella. ¿Qué tal estás? ¿Estás ocupado?

—Salí a comprar lo que faltaba para la cena, ahora voy camino al departamento.

—Vale, te llamaba porque tengo buenas noticias —dijo Lumine muy emocionada—. Tengo una presentación en Liyue.

—¡Vienes a Liyue!

—¡Si! Al fin nos vamos a juntar hermanito.

—¿Cuándo vienes?

—En 2 semanas más. Ayaka y Paimon también van a viajar.

—¿En serio?

—Si, aunque Ayaka va a estar ocupada con cosas del trabajo, así que no creo que tenga mucho tiempo libre.

—Qué pena... ¿Cómo lo harán con el alojamiento?

—Nos quedaremos en una de las propiedades de la familia Kamisato.

—Los Kamisato tienen más dinero del que creía.

—¡Demasiado! El otro día le decía a Ayaka que...

Aether se detuvo bruscamente mientras caminaba, su mirada quedó clavada en dos adultos que veían la vitrina de una tienda. Su cuerpo se paralizó por completo y comenzó a sentirse intranquilo.

"Ellos no pueden verme. Debo salir de aquí" pensó el rubio.

Aether corrió hasta la otra calle, con la esperanza de no haber llamado la atención de ellos. Cuando creyó estar en un lugar seguro, se percató de que Lumine aún estaba en la llamada.

—¿Aether?¿Puedes escucharme?¿Hola?

El rubio intentó regular su respiración, no podía contestar el teléfono en el estado en que estaba.

— Perdón, Lumine. Surgió algo y debo colgar.

—¿Todo está bien?

—Si, no te preocupes —dijo firme el rubio.

—Está bien hermano, luego te enviaré dos invitaciones para mi presentación.

—Las estaré esperando, cuídate Lumine.

—Adiós, te quiero.

Una vez que confirmó que la llamada había terminado, se desplomó sobre la banca más cercana que encontró. Exhalando e intentando relajar cada músculo de su cuerpo.

¿Qué estaban haciendo ellos en Liyue?

¿Sabrían que él vivía ahí?

¡¿Sabrían que Lumine vendría a la ciudad?!

Comenzó a llenarse de preguntas que no tenían respuesta, lo que causó un fuerte dolor de cabeza en el rubio.

—¿Aether?

El rubio se giró de forma brusca y asustado, pero se tranquilizó al encontrarse con Xiao.

—Xiao, ¿Qué haces aquí?

—Te he dejado haciendo la cena todos estos días, así que pensé en comprar algo para ahorrarte el cocinar.

—No tenías que preocuparte. Justo había salido a comprar los ingredientes para la cena —dijo mostrando su bolsa de compras.

—¿Estás bien?

Xiao pudo notar como la reacción del rubio ante su llamado había sido algo alarmante, también sabía que el Aether le mentiría solo para no preocuparlo.

—No es nada. Creo que me dio un golpe de calor, eso es todo.

Mentía, eso era seguro. Pero Xiao tampoco iba a insistirle, nunca le insistía en este tipo de situaciones, aunque le molestaba el hecho de que el rubio tuviera que lidiar con todo solo.

—¿Te sientes mejor?

—Si, ya podemos irnos —Aether estaba a punto de levantarse cuando Xiao se inclinó para verlo frente a frente—. ¿Xiao?

—Tus pupilas están dilatadas, tu respiración es irregular y te tiemblan las piernas —el pelinegro tomó la bolsa de compras y se agacho ante el rubio—. Sube, te cargaré.

—No es necesario, en serio estoy bien. Puedo caminar por mi cuenta —Aether se alarmó un poco. No esperaba que su piadosa mentira causara eso.

—Un golpe de calor es algo serio, sube.

Aether estaba muy apenado por la situación, debiendo subirse a la espalda del pelinegro para que no hubiera sospechas, mientras que Xiao simplemente se estaba aprovechando de la mentira del rubio.

—Perdón.

—¿Por qué te disculpas?

—Por causarte problemas.

—No eres un problema. Puedes apoyarte en mi cuando lo necesites.

Ese comentario resonó un poco en la cabeza del rubio. Desde pequeño, siempre había ocultado sus problemas para evitar molestar al resto. Esas palabras, eran las que necesitaba para tranquilizarse.

—Voy a preparar Tofu de almendras —dijo Aether con la idea de cambiar la conversación.

—Es mi favorito.

—Lo sé. 

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