Compañía y apoyo

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Durante un tiempo, Xiao comenzó a notar cómo la mente del rubio parecía estar en otro universo. Estaba más callado y pasaba gran parte de su tiempo en las nubes al momento de cenar. Al inicio, creía que se debía a que dentro de unos días, los gemelos se reencontrarían tras mucho tiempo, pero cuando tocaba el tema de Lumine, el rubio recobraba sus sentidos.

El pelinegro tenía muchas ganas de preguntarle a Aether que ocurría. Aether siempre prefería ayudar al resto con sus problemas, sin embargo, se negaba a que el resto conociera los asuntos que le preocupaban a él.

Desde pequeños, el rubio siempre fue así. Por eso, al crecer, Xiao espero que Aether fuera capaz de apoyarse en él. Que dejara de verlo como un niño al que hay que cuidar del peligro, pero a pesar de vivir juntos, el rubio seguía guardando sus preocupaciones.

—¿Qué opinas, Aether?

—Ah— dijo el rubio desconcentrado. Alejando su vista de la ventana para dirigirla hacía su compañero de piso.

—¿Crees que debería hacerlo?

El rubio no quería decirle a Xiao que no estaba escuchando su conversación, asintiendo de forma espontánea y con mucha energía ante la pregunta.

—Muy bien, entonces me tatuaré todo el cuerpo.

—¡¿Qué?!

—¿Por qué reaccionas así? Acabas de afirmar que era buena idea— dijo Xiao, quien al notar que el rubio no lo estaba escuchando, decidió jugarle una pequeña broma.

—Bueno... si, digo no. No es una buena idea, no lo hagas.

—No estabas escuchando, ¿verdad?

Aether quería negarlo, parecía la opción más simple, pero su conciencia no se lo permitía.

—No, no lo estaba. Disculpa.

—Es la cuarta vez en el día que te disculpas por estar desatento. ¿Está todo bien?

El rubio pensó en comentarselo a Xiao, abrió su boca de forma lenta, solo para notar que tenía un nudo en la garganta.

—No es nada. Creo que ver a mi hermana me tiene en las nubes— dijo Aether, su voz no sonaba para nada convincente.

—Ya veo, está bien.

El rubio cambió el tema de conversación rápidamente, con la intención de distraer a Xiao y que se olvidará de sus preocupaciones. A pesar de que el rubio fue bastante cuidadoso con su comportamiento, su mente aún seguía rememorando lo que había visto hace unos días, debatiendo si debía o no contárselo a su hermana.

En la noche, el rubio preparó la cena como de costumbre, cena para una persona. No tenía mucho apetito, pero tampoco quería dejar solo a Xiao en la mesa, preparándose un té para acompañarlo.

Pensaba que lo estaba disimulando muy bien, pensó que el pelinegro no notaba su preocupación, su idea de no molestar a su compañero estaba saliendo a la perfección, hasta que derramó el agua hervida sobre su mano.

Fue un movimiento muy brusco, la tetera terminó en el piso haciendo un gran estruendo y el grito de dolor de Aether puso en alerta a Xiao, quien llegó a su lado corriendo en un abrir y cerrar de ojos.

—¡¿Estás bien?!— dijo el pelinegro inquieto. Por instinto, tomó a Aether de los hombros, dirigiendo su mano hasta el lavamanos de la cocina—. ¿Te duele?

—¡Ay! Si, mucho— dijo en el momento que el agua fría tocó su mano.

—Mantén tu mano ahí, iré por el botiquín.

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⏰ Last updated: Feb 23 ⏰

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Mañanas de café y téWhere stories live. Discover now