The Witch Wolf [Teen Wolf III]

VII

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Volver a la escuela era un castigo, y probablemente si Damon no me hubiera arrastrado hasta mi auto seguiría en la cama. Podía usar de excusa que aún estaba herida para quedarme durmiendo, pero Damon sabía muy bien que ya estaba recuperada. Y además, me había traído café y rosquitas para desayunar juntos.

¿Cómo iba a negarme a él?

Dejé que Damon manejara mi auto para poder desayunar tranquila. Cuando él arrancó el auto hacia la comisaría, donde debía presentarse a trabajar, yo le di un mordisco a la rosquita.

—¿Estás mejor? —me preguntó, mientras yo probaba el café—. Steve me dijo que...

—No fue nada —respondí rápidamente.

No tenía ganas de hablar de eso. Todavía no había ido a ver a Cora, no estaba lista para enfrentarla.

Para que Damon no responda, tomé una rosquita y la coloqué cerca de sus labios. Él sonrió y le dio un mordisco, para soltar el volante de un mano y agarrarla.

—¿Cómo está Sebastian?

—¿Por qué tanto interés en Sebastian? —pregunté divertida—. Tantas burlas a Steve sobre que le gustaban los hombres... ¿no será que a ti también?

Damon rió, mientras yo observaba su perfil. No solíamos hablar mucho sobre su vida privada, más específicamente de su vida antes de que se recupere, así que yo siempre aprovechaba cualquier oportunidad para sacarle un poco de información sutilmente. Los coqueteos hacia mi persona eran muy obvios y Steve ya me había dicho que le gustaba, pero nunca había intentado nada. En mi opinión, solo era coqueto por naturaleza.

—¿Por qué? ¿Eres celosa?

Tomé un trago del café.

—No me molesta compartirlo.

—Me refiero a mí —dijo—. ¿Te pones celosa si me gusta otro?

Sonreí cuando él frenó el auto enfrente de la comisaría. Tomé el último trago del café cuando ambos bajamos y lo tiré al cesto de basura, junto a la caja vacía de rosquitas.

—Que no te escuche el sheriff coqueteándome. Sebastian y yo aún somos menores.

Damon sonrió y besó mi mejilla.

—Suerte en la escuela. Después hablamos.

Con la nariz arrugada porque no respondió mi pregunta, lo observé entrar a la comisaría. Cuando lo perdí de vista, me metí al auto y comencé a manejar hacia la escuela. Durante todo el camino, pensé en cómo iba a enfrentar a Cora.

No sabía exactamente qué iba a hacer, qué le diría. ¿Debía preguntarle dónde había estado todo este tiempo?

Cuando llegué a la escuela, me bajé del auto y fui directo a los vestidores, siendo Scott y Stiles los primeros a los que vi. El primero me hizo una seña de que me acerque, algo que hice. En parte porque parecían muy preocupados, y en parte porque mi casillero estaba al lado de ellos.