XII

292 43 8
                                    

El primer golpe cayó en la mandíbula de mi tío apenas abrió la puerta, por lo que no tuvo tiempo de defenderse. De ese, ni de los otros golpes que le siguieron.

Una parte de mí sentía que tampoco lo estaba intentando. No quería defenderse ni atacarme de vuelta porque él tan bien como yo que se lo merecía, se había equivocado al dejarnos creer que seguía muerto.

—Laine, espera...

—¡Nos dejaste creer que habías muerto! —lo interrumpí—. ¿Te das una idea de lo mal que la pasamos? Creí que te había perdido, y ni siquiera pude hacer el duelo por un minuto porque me tuve que ocupar de tus Betas.

—Laine...

—¡Y ni siquiera te mereces que llore por ti! —espeté, tan enojada cono angustiada—. ¿Sabes lo desorientados que estaban Isaac y Boyd por perderte? Asumo que tampoco sabes que los pobres chicos casi fueron víctimas del Darach. ¡Todos, Derek! Tus Betas, el mío, Scott, yo. ¿Sabías que Scott casi muere de la culpa y Isaac casi mata a Ethan? ¡Si tú te hubieras comunicado con nosotros quizá no hubiera pasado!

En el fondo sabía que culparlo por eso no era lo correcto, pero yo estaba tan enfadada con mi tío que quería hacerlo sentir tan mal como nos sentimos nosotros.

Era un egoísta. Después de todo lo que perdimos, a toda nuestra familia, a mi pareja, él a la suya... y aún así no tenía ni un poco de empatía por mí ni por sus Betas. Me quedaba esperar que tampoco le haya dicho nada a Cora y Peter, porque de lo contrario todo iba a terminar muy mal en la familia. Peor de lo que ya estaba.

—¿Ellos están bien? —preguntó, inseguro, como si supiera que cualquier cosa que dijera iba a molestarme.

Me alejé unos pasos de él, demasiado enojada como para tener un pensamiento coherente, pero finalmente asentí.

—Sebastian no tanto —le dije. Quizá lo sucedido con Sebastian no estaba para nada conectado con él, pero tenía que culpar a alguien, necesitaba hacerlo—. Su herida se volvió a abrir.

—Laine, lo lamento... necesitaba curarme. Necesitaba...

—¿Necesitas curarte? —repetí—. ¿Metido en la cama con la zorra de Blake?

—No la metas en esto...

—¡No confío en ella! Y el hecho de que no te hayas comunicado para estar solo con ella... Dios, Derek —solté sarcástica—. Tú sí que sabes buscarte parejas.

La expresión de Derek cambió por completo en menos de un segundo. Sus ojos verdes pasaron a ser rojos y me rugió con furia antes de agarrarme por los brazos y lanzarme contra una de las paredes con fuerza.

Me levanté enseguida y le rugí al verlo cerca mío otra vez. Antes de que pueda atacarme, coloqué dos dedos en su sien izquierda y dejé fluir mi nebulosa. Derek se vio algo desorientado al principio, hasta que fijó su mirada en mí con sus pupilas profundamente dilatas.

Soltó un grito de dolor tan profundo que por un momento me sentí culpable, pero enseguida lo saqué de mi cabeza. Se lo merecía por ser un idiota.

—¿Qué haces? ¡Madelaine!

Miré hacia la puerta, donde Cora había aparecido. Corrió directo hacia su hermano mayor para tomarlo de las mejillas y mirarlo. El dolor ya se le estaba pasando, pero había quedado desorientado.

No sabía muy bien lo que le había hecho. Solo sabía que quería que sienta tanto dolor como nosotros sentimos cuando creímos que había muerto. Lo único que pude ver antes de alejarme de él fueron flashes de torturas, como si le hubiese hecho recordar sus peores dolores.

The Witch Wolf [Teen Wolf III]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora