Capítulo 10

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Memo miraba fijamente el suelo, sin decir nada. No quería iniciar la charla, prefería esperar a que Messi le hiciera todas las preguntas que quisiera hacerle. Lionel, por su parte, sentía mucha curiosidad, ¿por qué Guillermo le había ocultado que tenía un hijo?

—¿Sabés? Lo divertido es que llegó y lo primero que hizo fue abrazar mi pierna.—Eso hizo reír a Guillermo y los dos miraron al niño, que estaba durmiendo en la cama de Lionel. Al menos no fue un mal inicio para la conversación que Memo no deseaba tener.

—Hace eso con las personas que no quiere que se alejen de él.—Dijo, sin dejar de mirar a su hijo para evitar hacer contacto visual con el argentino.

—¿Por qué lo hace?—Preguntó, sintiéndose bastante curioso. No convivía mucho con niños, pero sus sobrinos no hacían eso. Además, quería saber más del que podría ser su futuro hijastro.

—La primera vez que lo hizo fue conmigo. Iba a ir trabajar, era un turno largo, pero él no quería dejarme ir y pensó que abrazando mi pierna iba a lograr que yo me quedara.

Ese día su corazón se partió en mil pedazos.

"—Papá...no te vayas—Antonio lo miró desde abajo mientras abrazaba su pierna. Sus ojos estaban rojos de tanto llorar. Llevaban más de cinco minutos así.

—Anto, pequeño, voy a volver en unas horas, ¿si? Papá va a volver—Le prometió, pero eso no tranquilizó a su hijo.

—No quiero que me dejes, por favor—Abrazó con más fuerza la pierna del mayor, quien se estaba aguantando las ganas de llorar. Amaba su trabajo, pero odiaba ver a Antonio así.

Deseaba tanto pasar tiempo de calidad con él, pero cada vez que tenía tiempo libre, algo sucedía: algún paciente empeoraba, había una emergencia, algún doctor no podía asistir a su turno o tenía una reunión de gran importancia. Ochoa no podía faltar, se le había dificultado mucho conseguir trabajo después de la explosión de chismes por parte de los noticieros y no quería arriesgarse a perder todo de nuevo. Esto causaba que Saúl tuviera que estar la mayoría del tiempo con Antonio y, cuando él no podía cuidarlo por una competencia o entrenamiento, Memo tenía que buscar a su otro mejor amigo.

El niño no estaba triste por estar con su tío y jamás podría estarlo, porque lo amaba mucho, pero si se sentía triste cuando quería enseñarle a su papá los dibujos que hizo en el jardín de niños y que no pudiera hacerlo porque él no estaba en la casa.

—Campeón, no te voy a dejar, ¿si? Eres mi hijo, te amo más que a nadie, nunca te dejaría.—dejó su maletín en el suelo para dejar sus manos libres y luego alzó a Antonio, quien de inmediato intentó rodear el cuello de su papá con sus pequeños brazos.—Hoy te vas a quedar con tu tío Canelito, pero te juro que mañana en la mañana, cuando despiertes, me vas a ver.—El niño no dejó de llorar hasta que sintió una de las manos de su papá acariciando sus suaves rizos.

Ese gesto le hizo sentir amado.

Pocos minutos después, el llanto cesó y sus ojos comenzaron a cerrarse. Estar así en los brazos de su padre y sentir como este acariciaba su cabello fue suficiente para hacer que durmiera.

Cuando Guillermo se dio cuenta de que Antonio se había quedado dormido, fue a su habitación  y lo dejó acostado en su cama. Lo miró por algunos minutos y dejó un beso en su frente antes de salir de ahí.

Esperó hasta que Canelo llegara para irse al hospital y trabajó toda la noche sin descanso, pero cumplió lo que le prometió a su hijo: cuando Antonio despertó, Memo estaba a su lado. Había llegado dos minutos antes de que el niño despertara, pero lo logró.

Desde ese día, Antonio comenzó a hacer eso muy seguido con las personas que amaba, específicamente con su padre y sus tíos. Era una manera no verbal para demostrar su cariño y amor hacia ellos y que no quería separarse. "

Amor a primer golpe|| Messi x OchoaWhere stories live. Discover now