Capítulo 29

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Mientras que la familia estaba con la copa y tomándose fotos, Scaloni y Aimar estaban abrazados, y se podía notar que había algo extraño entre ellos también. Se veía como un abrazo muy sentimental e íntimo: Pablo tenía una de sus manos en la cintura de Lionel mientras que la otra estaba en la espalda de su esposo, acariciando con suavidad. Scaloni tenía su mano derecha en la nuca de Pablo, también acariciando y rozando ligeramente el suave cabello de Aimar. El menor imitó la acción de Lionel y dejó su mano ahí por unos segundos, apoyada en la parte posterior del cuello de su amado. Ambos mantenían sus ojos cerrados, concentrados en las sensaciones y los latidos del corazón del otro.

Cuando aceptaron entrenar a la selección mayor de Argentina, tuvieron que pasar por algunas complicaciones: personas en las redes sociales mostrando su desacuerdo ante esa decisión, otros diciendo que Lionel era un simple inexperto que no iba a lograr nada, sacaron a la luz el rumor de su relación…

Y aunque lo superaron con éxito y ahí estaban, felices después de ganar la copa del mundo, era casi imposible para ellos olvidar todo lo que sucedió.

"Pablo llegó a la casa que compartía con su esposo e hizo su mayor esfuerzo para intentar abrir la puerta con dos bolsas cargadas de dulces, comida y bebidas que llevaba en cada una de sus manos. Después de pocos intentos pudo hacerlo y por el silencio que había en la casa, pensó que Lionel aún no había llegado.

Caminó hacia la cocina, dejó las bolsas en el suelo y comenzó a sacar todo lo que había traído para acomodarlo. Luego, revisó su celular para ver si su amado le había enviado un mensaje diciendo que iban llegar tarde, ya que siempre se lo comunicaba para que no se preocupara.

Pero no había nada.

Fue a su habitación y ahí encontró la respuesta a muchas de sus preguntas.

El director técnico estaba acostado de lado, dándole la espalda a la puerta y con las cobijas casi cubriéndolo hasta la cabeza. Tenía sus ojos cerrados, intentando conciliar el sueño, pero estaba despierto y no se había percatado de la presencia de su esposo en la casa.

Aimar se acercó a él, con preocupación. Era extraño que Lionel estuviera metido en la cama desde esa hora, normalmente cocinaban y luego pasaban tiempo juntos (viendo alguna película o serie, jugando algún juego de mesa, hablando sobre lo que había sucedido en su día). Parecía que esa noche iba a ser un poco diferente.

El menor se acostó detrás de él y lo abrazó mientras dejaba tiernos besos en su hombro, oreja y cuello, lo que hizo a Scaloni sonreír por segunda vez ese día. Ninguno pronunció palabra alguna por unos minutos y en ese tiempo Aimar pudo darse cuenta del problema.

Cuando su vista se dirigió a la televisión, vió que Lionel había puesto un canal de noticias y lo único que aparecían eran fotos del mayor y publicaciones de redes sociales que decían que preferían a un director técnico con más experiencia, que Lionel no estaba capacitado para ese trabajo, que la selección no iba a ganar nada con él, que él no debía trabajar ahí. También mencionaron a Pablo, pero eso no le interesaba mucho.

—Lio—Scaloni se volteó para quedar cara a cara con su esposo y en la oscuridad de la habitación Aimar no pudo confirmar si los ojos de Lionel estaban rojos o no. Antes de que Pablo pudiera seguir hablando, Lionel acarició su mejilla, con toques suaves, con amor.

—No te preocupés, mi vida, estoy bien—Le prometió, aunque ambos sabían que ninguno era de piedra. En el fondo si le había dolido, pero sabía que esos comentarios estaban fuera de su alcance, lo único que le quedaba era intentar ignorarlos.

Pablo sabía que iba a recibir esas palabras por parte de Lionel, pero de todos modos, iba a darle algunas palabras de motivación, porque a ambos les gustaba animar al otro cuando se presentaba una situación de ese tipo. Desde antes de ser novios lo hacían, y muchos años después, ahí estaban: casados, en una hermosa y estable relación, cuando la mayoría de sus compañeros de la selección sub-20 les habían dicho que no iban a durar ni un mes juntos.

Amor a primer golpe|| Messi x OchoaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora