El duelo a medianoche

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El duelo a medianoche— leyó James emocionado

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El duelo a medianoche— leyó James emocionado.

—¿Cómo que duelo a medianoche? —preguntó Lily preocupada.

—Más adelante se explica— le contestó Blue.

Bluebell nunca había creído que pudiera existir un chico al que detestara más que a Dudley, pero eso era antes de haber conocido a Draco Malfoy.

Draco miró ofendido a Blue.

—No me mires así, eras insoportable— le dijo Bluebell provocando las risas de los del futuro y una mirada molesta de Narcisa a Lucius.

Sin embargo, los de primer año de Gryffindor sólo compartían con los de Slytherin la clase de Pociones, así que no tenía que encontrarse mucho con él. O, al menos, así era hasta que apareció una noticia en la sala común de Gryffindor; que los hizo protestar a todos. Las lecciones de vuelo comenzarían el jueves... y Gryffindor y Slytherin aprenderían juntos.

—No entiendo porqué juntan a las dos casas que no se llevan bien en clases que podrían provocar un accidente— dijo Marlene, siendo apoyada por muchos.

—Porque son las clases con menos horas a la semana Señorita McKinnon— le aclaró Dumbledore.

—Perfecto —dijo en tono sombrío Bluebell—. Justo lo que siempre he deseado. Hacer el ridículo sobre una escoba delante de Malfoy.

Deseaba aprender a volar más que ninguna otra cosa.

James casi saltaba en su asiento emocionado.

—No te preocupes amor— Bluebell se sonrojó —si haces el ridículo, yo me tiro de la escoba para que me vean a mi.

Leyó James con una voz aguda provocando la risa de varios y recibiendo un golpe de Marlene.

Pero eso no ayudó con los nervios de Bluebell.

—No sabes aún si vas a hacer un papelón —dijo razonablemente Ron—. De todos modos, sé que Malfoy siempre habla de lo bueno que es en quidditch, pero seguro que es pura palabrería.

Draco se sonrojó avergonzado.

La verdad es que Malfoy hablaba mucho sobre volar. Se quejaba en voz alta porque los de primer año nunca estaban en los equipos de quidditch y contaba largas y jactanciosas historias, que siempre acababan con él escapando de helicópteros pilotados por muggles. Pero no era el único: por la forma de hablar de Seamus Finnigan, parecía que había pasado toda la infancia volando por el campo con su escoba. Leo tenía varias historias de quidditch con su prima y hasta Ron podía contar a quien quisiera oírlo que una vez casi había chocado contra un planeador con la vieja escoba de Charles.

Leo sonrió nostálgico mientras Ron se escondía de la mirada de su mamá.

—James respira— detuvo la lectura Euphemia —el libro no se va a ir a ningún lado, lee con calma— James se sonrojó avergonzado, mientras algunos reían, pues a el castaño le ganó la emoción y leía cada vez más rápido.

Leyendo Bluebell Potter en el PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora