LOS MALDITOS

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Un largo grito ahogado fue el que me despertó, no estaba muerta y eso era peor. Mis ojos ardían como si me hubieran aventado cenizas con resto de fuego a ellos, la cabeza la sentía en constante presión, pero era mi llanto el que me preocupaba en este momento, la vista se me nublada de color rojo, y notaba como gotas de sangre manchaban lo que me quedaba de ropa, gire a mi lado, Vanesa no estaba, solo un gran charco de sangre, ¿Drácula la devoro? ¿Él era un caníbal? Entre más pensaba mi respiración se hacía más pesada y la cabeza me dolía mas, como si eso aun fuera posible, de inmediato trate de calmarme, no entendía porque no estaba muerta, estaba congelada del terror que sentía en ese momento, hiperventilaba aunque no sintiera una sola gota de sudor, sentía un ardor inmenso en todas mis extremidades, pero ese dolor se intensificaba en mi garganta, y una opresión en el pecho, mi pecho, mire a él y solo habían manchas de sangre, no había algún hoyo o sangre corriendo fuera de él, algo lógico si Drácula me había sacado un pulmón, así que toque esa área tratando de convencerme que esto era una maldita pesadilla, y que estaba dormida junto a mis hermanos, escuche murmullos a lo lejos, a una cabra, quejándose y el dolor en mi garganta se intensificó, tanto que podía morir en cualquier momento a causa de ese inmenso ardor y dolor, pero no moría, me levanté lentamente, sintiendo mis piernas por primera vez, estas no sentían algún tipo de dolor, solo se sentían ligeras y como si fuera yo una especie de pluma volando por el prado caminé, o corrí o lo que sea que haya sido eso, me tambaleé cuando pare en seco, estaba aterrada, ¿que me estaba sucediendo? Me apoyé en un árbol, traté de tranquilizarme, pero tenía que llegar a ese murmullo, tenía que encontrar a Vanesa y tenía que averiguar qué diablos era lo que me estaba pasando, ¿esto era el infierno? De nuevo prendí marcha cuando escuche el sonido cada vez más cerca y no me detuve hasta que vi la espantosa escena que se posaba delante de mí, una cabra con su estómago al aire, sangrando y siendo devorada por mi hermana, quien yacía en el piso bebiendo la sangre del pobre animal, ya no era cortés con los animales ni mucho menos cuidadosa, me espante de inmediato, las heridas de su cuerpo, de su espalda no estaban más, entonces ella llego a una vena porque el animal de inmediato empezó a sangrar y aventar sangre por doquier, mientras este se quejaba de dolor, y mi garganta empezó a arder, y cuando menos me di cuenta, me encontraba lamiendo la sangre del suelo, era un sabor que nunca antes había probado, era delicioso y su sola aroma me volvía loca, no importaba nada más, solo el éxtasis que estaba sintiendo en ese momento, mi paladar regocijaba en aquel delicioso y exquisito sabor, quería más, quería más, no era suficiente, de una manera casi milagrosa mi cuerpo dejo de doler, mi cabeza, mi garganta seso un poco el ardor que este último no se fue del todo, mire a Vanesa quien estaba en un tronco llorando, tapándose la cara con las manos, y me mire a mí, ambas casi desnudas bañadas en sangre fresca y seca, con un animal a un lado muerto y devorado por nosotras.

Intente acercarme a ella, no sabiendo exactamente qué decir.

- No, aléjate.- gritó asustada, me alejé como ella lo ordenó, y empecé a llorar, la tristeza se apodero de mí, entonces Vanesa me miró, con lastima y una profunda melancolía, amargura.

- Ten, póntelo.- dijo mientras rasgaba una parte de debajo de su ya muy gastado vestido o túnica, me la extendió pero fui incapaz de moverme, y ella lo enrolló alrededor de mi pecho, haciendo un nudo al final.

- ¿Estamos en el infierno ahora hermana?.- pregunté mientras lagrimas salían de mi rostro, sentía que eso me debilitaba por alguna extraña manera.

- No, esto es peor, no llores, me asustas.- dijo ella.

Mire a nuestro alrededor, la luna ya estaba en medio del cielo, debía ser media noche, nuestros hermanos deberían estar preocupados.

- Yo no entiendo como estamos aquí de pie, yo no quería matar a Odín, lo juro, yo no sé qué está pasando yo ... no.... Soy un monstruo.- la voz apenas salía de la garganta de mi hermana, sus ojos relataban lo aterrada que estaba.- él nos hizo esto, puede volver, tenemos que irnos....lejos.- dijo tratando de calmarse a sí misma, ella tomó mi mano y empezó la marcha por la pradera, hasta nuestra humilde choza, la velocidad con que dejábamos a los arboles detrás era extraordinaria, pero conforme la choza se abría paso entre los arboles fuimos caminando más lento, hasta que llegamos a pocos metros de ella, Velkan estaba tomando una antorcha junto con Nicusor, que este último nos miró salir del bosque, sus ojos se abrieron de par en par, alertando a Velkan que le pasaba una antorcha a Edric.

- Dios nuestro, que les ha pasado.- dijo Nicusor aterrado, él se acercó a nosotras quien reprimíamos las ganas de llorar.

- Edric, rápido trae una túnica para tu hermana Vanesa.- gritó Velkan.

- Pero quien les ha hecho esto, por dios, no.- repetia Nicusor, entonces empecé a llorar, y la cara de mi hermano se desfiguro del asco, del miedo, del estado en el que se encontraba.- Pero qué demonios, que les ..- dijo sin poder creerlo, y entonces vislumbró la mordida que extrañamente no había desaparecido del cuello de Vanesa.

El corazón de mi hermano latía deprisa, escuchaba su saliva pasar por su garganta, y podía oler su sudor, y su.... Sangre.

- Nicusor.... Mi buen hermano, aléjate de nosotras, vete.- dijo Vanesa cautelosa, reprimiendo las ganas de beber ese líquido de nuevo, pero fue en vano, esa noche, solo hubo gritos de terror, acabe con la vida de Nicusor, de Edric, Vanesa con el resto de nuestros hermanos, Kenway cuando llegó a nuestra choza vio cadáveres por todas partes, corrió hacia ellos tirandos por todo el patio delantero de la pradera aterrado y con poca voz se lamentaba después de un largo tiempo llorando a los cadáveres inertes de nuestra familia me pidió que lo mordiera, que bebiera de su cuello pero que no lo matara, después nos pidió que mordiéramos a todos, que dejáramos nuestro liquido dentro de ellos, al final antes del amanecer Kenway se suicidó, se ahogó en el rio, y ese día fue el día donde todos despertaron como si no los hubiéramos matado, y fue cuando el clan Whinston nació.

Todos los días me arrepentía por condenar a mis hermanos, pero la sed fue tanta que ni mi hermana ni yo nos pudimos controlar, yo ataque primero, eso jamás me lo perdonaré, los condené. La mañana de aquel horrible día, Kenway salió del rio, incrédulo, pero no tan asustado como los demás, él había escuchado historias en sus muchos viajes, historias sobre seres que necesitaban la sangre de otros para vivir, y nuestro pueblo no era la excepción, mi adorado hermano mayor, Velkan juró venganza contra aquel infame hombre, pero por nuestra seguridad decidimos abandonar aquel lugar, e ir a donde sea que fuera nuestro destino.

Conforme pasaban las noches y los años,aprendimos cosas, y después a los días de nuestra conversión descubrimos que lasangre de vampiros nos deleitaba el paladar, más que la de los humanos, peronos sentíamos miserables cada vez que acabábamos con una vida inocente por notener autocontrol, divagaba en nuestras mentes los ojos de nuestras desdichadasvíctimas, antes de morir, descubrimos a los seres de la noche, y que era Dráculay quien era en el mundo de los muertos, Edric culpo a Vanesa por mucho tiempo,acusándola de ser la causa de nuestra maldición, pero así mismo nos dimoscuenta que no éramos como todas las criaturas de la noche, nuestra fuerza erasuperior, nuestra velocidad y nuestros poderes, eran mejores día con día, fueel inicio de una tormentosa existencia

Perseguida Por Drácula, la Historia De Valloleth Winston.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora