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"This is a man's world, this is a man's world But it wouldn't be nothing, nothing without a woman or a girl'
[Advertencia: muy sexy]
Sus dedos viajaban lentamente de arriba y abajo causando un leve cosquilleo a su paso por toda mi cintura. Sus ojos estaban puestos firmemente en mi, sus húmedos y suaves labios estaban a centímetros de mi rostro. Por un momento pude olvidar la música, el frío golpear los ventanales y la cálida habitación que nos rodea. Solo podía sentir esa tensión, cuya me hacía sentir prisionera y segura. Su rostro paseaba lentamente y se mantenía a unos pocos centímetro de mi cuello respirando profundamente contra este, logrando erizar mi piel.
Su cálido cuerpo rodeando el mio mientras me hacía girar al ritmo de la suave música, su respiración sobre mi delicada piel, sus dorados cabellos cayendo a los lados de su rostro, sus grandes y rasposas manos sobre mis caderas y sus ojos penetrantes fijados en los míos. Quien pensaría que esto sería lo único que necesitaría para perder la cordura. No se necesitaban palabras cuando ya sabías lo que el pensaba.
"You see, man made the cars to take us over the road, Man made the train to carry the heavy load, man made electric light to take us out of the dark"
Salí de mis pensamientos, ante su delicado pero rápido giro abrazándome con su cuerpo, lo hacía tan delicadamente pero a su vez te podía dejar el mundo de cabeza con solo un simple movimiento. Muy bien sabía, que el no era el mejor bailarín, pero cuando quiere ser detallista y sensual a la vez, no había nada que lo detuviera.
"Man made the boat for the water, like Noah made the ark" "This is a man's, man's, man's world"
De por sí, el calor de la chimenea a un costado nuestro no podía igualar el calor que solo un pequeño tacto del rubio podía causar. Ni el frío absoluto visiblemente cayendo en lluvias contra las puertas de vidrio detrás nuestro, ni la noche más oscura, ni un día sin sol podría helarme tanto como lo hacía su fría mirada. Ni los atardeceres más coloridos, o las flores más hermosas, podrían igualar su resplandeciente belleza. Después de todo las estrellas en el cielo envidian su presencia, porqué el podía brillar mucho más. Y el impredecible mar no podría igualar las tormentas y calmas que en su mente yacían.
