12

75 12 28
                                    

/Ariza/

La vida en el sur es perfecta.

No hay presentaciones de mañana, no hay desprecio porque soy de fuera, no hay cara de perros a cada parpadeo, exceptuando por Kae.

La vida en el sur está llena de risas de niños, de hierva que te acaricia, que inunda todo con un olor suave y agradable.

*Más alto príncipe-pide uno de los miles de niños que ahora rodean a Katsuki.

Kae y él iban a entrenar para que a Kae se le quitará esa cara de perro y mal humor, y porque Katsuki ya no soportaba más días de descanso.

-No puedo perder mi condición física.

Esa idea me parecía muy ridícula, sobretodo porque si hay algo que queda en evidencia en este lugar gracias a la ropa, es que tendrían que pasar siglos para que el príncipe pierda condición.

Todos aquí llevan trajes como él, pero por alguna razón, sólo en Katsuki me pone nerviosa. Y eso me molesta. Porque Kae y Kirishima van igual que él y me da igual ver su pecho y músculos al aire.

Y Katsuki...

Él parece tan cómodo sin ese traje de entrenamiento, dejando que sus brazos se tensen y atrapen mis ojos cada vez que lanza a uno de los niños que lo rodea.

Al igual que Kae, hace días que el príncipe no lleva esa cara de perro de los primeros días...y me parece atractivo.

Esto no puede estar pasandome.

Corro la mirada molesta por estar pensando en esas tonterías, dejando que algo físico me afecte tanto. Él es el príncipe de este lugar y yo soy la chica que viene de fuera, sin memoria y con el único recuerdo de una misión que me pone tensa.

*Ariza te toca-dice una de las niñas tomando mi mano-ven a jugar con nosotros.

La idea de lanzar niños comenzó como un juego, pero considerando el orgullo de los tres personajes frente a mi, terminó siendo una competencia de quién lanzaba al niño mas alto. Y las madres sólo miran de lejos riendo, sin preocuparse.

*Príncipe-grita Lai tirando de mi mano-le toca a Ariza-me mira-el príncipe te lanzará.

Levanto la mirada encontrándome a Katsuki mirándome fijamente. La idea de estar entre sus brazos y que luego me sostenga contra su cuerpo me hace sonrojar, así que niego soltando la mano de Lai.

*No Lai-digo riendo-yo debo ver otras cosas-me volteo y me alejo lo más rápido que puedo.

Casi podría correr si no supiera que los tres se me quedan mirando ahora.

Idiota.

Sólo estoy haciendo un papel ridículo. Más allá de lo estúpido que suena la idea de la prisionera sintiéndose atraída por el príncipe; es mucho más estúpido que la visión de su físico me tenga actuando como idiota.

Sólo son músculos y algo de piel.

Todos tenemos piel.

Pero pocas se ven como la de él.

El recuerdo de la caída de ayer viene a mi cabeza acelerandome el corazón, haciendo que me tape la cara con ambas manos soltando un chillido contra ellas.

Si ese idiota sólo supiera frenar.

De haber frenado a tiempo no habríamos terminado así de cerca, lo que no habría provocado que me fijará en lo atractivo que es, lo que no habría provocado que me pusiera nerviosa, lo que no habría provocado que ahora actúe como tonta.

Princesa perdidaWhere stories live. Discover now