Capitulo 4: Decisión

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Gente elegante, música acústica, risas y voces sutiles. Era una fiesta elegante. Si le preguntas a Shou que piensa del tema te diría que es una fiesta llena de hipócritas. Gente pagana segada por el falso sentido de poder, siguiendo la ilusión de algún día tener lo mismo. Gente débil. Eso pensaría Shou.

-Sonríe- le decía Enji -no me hagas perder la paciencia-

-Veté a la mirada- le susurra separándose y enseñándole el dedo del corazón. Porque así lo quería. Lejos y ardiendo en las llamas del infierno. Su ira.

Enji antes de poder hacerle algo es detenido por algunos accionistas desesperados por sacar negocios. - Disfruta a tus perras - piensa Shou. Lo tendrían ocupado por un par de horas. Horas que él se daría la libertad de desaparecer.

Busco la primera puerta que dirigía al jardín. Al encontrarla se aseguró que nadie lo viera salir. No era estúpido, sabía que lo estarían esperando para conversar. Ser el heredero de una mierda que no pediste te da la atención necesaria para no querer hablar.

Afuera se sentía el frio de la noche mezclado con el olor significativo de la lluvia. Era un ambiente perfecto para tirarse en el suelo y dormir. Eso hizo. Al diablo que le dijeran algo después, su sentido emocional necesitaba ese frio que solo le otorga la naturaleza.

Acostado miraba el cielo y las pocas estrellas que lo decoraban, acompañado de los dulces sonidos de los animales nocturnos, su mente viajo a cierto peli verde. ¿Qué estaría haciendo el corderito? Eso lo hizo pensar en su hermano. ¿Estaba bien lo que estaba haciendo? Toichi nunca se había interesado en alguien y ahí va él a joderle todo.

Que más da.

Él tenía que divertirse de algún modo. Estaba seguro de que a Toichi tampoco le molestaría.

Así eran sus vidas.

Sus pensamientos fueron detenidos por unos pasos, eran muy grandes para ser de la molesta Momo o alguna otra mujer, pero muy ligeros para ser de algún adulto o de su padre. Los pasos paran y está seguro de que lo pueden ver. No se molesta en prestarles atención, quien fuera tendría la sensatez de marcharse una vez se diera cuenta de quien era.

Por lo menos eso creyó.

-Hace mucho que no nos vemos, Todoroki-

Conocía esa voz. Voz de su pasado, se negaba a reconocer que tuvieron algo. Ignoro el acercamiento.

-Igual de frío que siempre, bueno saber que nunca cambias- se escucho su risa prepotente e irritable. Shou no quería entregarse en un cambio de palabras con el ser que recién lo acompaña empero sabía que si no lo hacía seguiría pegado como una lapa. Se dignó a contestarle.

-No tengo el placer de conocerlo, retírese-

Nuevamente se escucharon sus carcajadas, sentándose a un lado del peli blanco. Le mantuvo la mirada por un segundo antes de hablar.

-No te cansas de fingir-

-No te cansas de seguirme- respondió.

Quedo en silencio. Ninguno pronunciaba palabra. No sabían que podían decirse. Ya dañada su atmosfera de paz y sin querer seguir en la incomodidad Shou decide retirarse. Inasa se levanta para seguirlo.

-No me sigas idiota-

-Oh vamos... por los viejos tiempos-

Shou se detuvo le busca los ojos. Quería que lo próximo que diría se le metiera bien en la cabeza.

-No uso juguetes viejos-

Inasa borró la falsa sonrisa que plantaba durante todo el intercambio.

-En verdad que te odio- exclamo. Shou ríe por la estupidez del contrario.

Los gemelos Todoroki Donde viven las historias. Descúbrelo ahora