Capítulo 2.

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V.

Desperté justo dos minutos antes de que sonase mi alarma, pero aún así me quede en la cama con los ojos cerrados. La dejé sonar por unos segundos antes de ponerme en marcha. Salí de casa totalmente preparada a las 7:30 y tomé el bus a la cafetería justo a tiempo, y justo en menos de 20 minutos ya estaba en la parada más cercana a mi trabajo. Quedaban 5 minutos para abrir cuando entré en el establecimiento.

— Buenos días, Logan. — dije a mi compañero de trabajo al entrar.
— ¡Vera! — me saludó — Llegando al límite, como siempre. — comentó riendo.
— Es mi especialidad, — reí con él, caminando hacia la puerta que daba la parte trasera del local, donde solo se le estaba permitido el acceso a los empleados. — al menos no llegué tarde.
— Eso es un milagro. — dijo él y yo reí asintiendo.
— Voy a prepararme, en dos minutos estaré fuera. — empuje la puerta y entré tras ver cómo el chico asentía. Dentro, saqué mi delantal de la mochila y me lo coloqué cuidadosamente para que quedase perfecto. Después tomé el pin que tenía mi nombre escrito y lo coloqué en una de las esquinas superiores del delantal. Entonces, volví a la cafetería. — Todo listo.
— Dos minutos justo.— dijo él dando dos golpecitos a su reloj, con una sonrisa. — ¿Cómo lo haces?
— Tengo un talento para saber cuánto me va a tomar hacer las cosas. — confesé, bromeando. — Es genético.
— Y aún así llegas tarde la mayoría del tiempo. — comentó él, moviéndose hacia la puerta del local, dándole la vuelta al cartel que estaba pegado en esta, haciendo que desde fuera se leyese "Abierto". Ya eran las 8 de la mañana.
— Eso también es un talento. — le solté riendo.
— Claro, claro. — sonrió él, acercándose a mí, despeinando mi corto cabello, que se encontraba suelto. Reí negando con mi cabeza, llevando mis manos a mi cabello, arreglándolo. No tardó en empezar a llegar gente, haciendo que empezase a moverme por todo el lugar, atendiendo a los clientes.

Sobre las 9 de la mañana una voz conocida me habló mientras estaba de espaldas a la barra:
— Buen día, pequeña Vera. — al girarme ví que Grace estaba sentada en una de las butacas, sonriéndome. — ¿Un café? Si es invitado mejor.
— No puedo invitarte a más cafés, Grace, ya me han peleado por tu culpa. — le contesté, comenzando a preparar su orden.
— Búu, odio cuando sigues las normas. — bromeó, sacando su cartera, dejando las libras encima del mármol. Tomé estas y las guardé en la caja registradora para después entregarle su bebida. — ¿Cómo vas con tu trabajo? — me preguntó, revolviendo su café con una cuchara mientras me miraba.
— Me queda muy poco para acabarlo, iré esta tarde a la biblioteca para terminar. — contesté colocando mis manos sobre la encimera.
— Bien, bien. Así podremos salir este finde. — dijo ella mientras se le formaba una sonrisa en el rostro.
— Mm, eso ya lo vamos viendo. — solté yo muy poco convencida. No era mucho de fiestas, pero a Grace le encantaban.
— Vamos, Ver, solo este find... — sus palabras se fueron apagando cuando miró a la puerta del establecimiento, la cual hizo un pequeño ruido al abrirse. Un grupo de chicos había entrado al local. Grace se giró hacia mi con la boca completamente abierta.
— ¿Qué? — dije, confundida.
— Dios. De. Mi. Vida. — dijo, volviendo su mirada de nuevo a los chicos y después nuevamente a mi. — No me puedo creer que estén aquí. — dijo mirándome con una sonrisa gigantesca.
— ¿De qué hablas, Grace? — estaba realmente confundida, no entendía absolutamente nada de lo que hablaba.
— Esos chicos... — comenzó a susurrar — son los putisimos jugadores del Barcelona. — dijo mirándome completamente emocionada.
— Ok, ¿y qué pasa con ellos? — dije yo, quitándole importancia.
— De verdad, esto es muy fuerte, Vera. — comentó mirándome muy seriamente. — Son famosos, millonarios. ¿Qué mierda harán aquí? — se preguntó a sí misma.
— Querrán vivir la experiencia de ser clase media por una vez, qué se yo, Grace. — añadí yo. Realmente no me importaba quienes eran. Para mí solo se trataba de unos simples clientes. Logan se me acercó con una hoja de las libretitas con un pedido para la mesa 4. Me giré, comenzando a preparar todo para servir la mesa mientras Grace comenzaba a hablarme de nuevo.
— No sé yo, pero esto es fuertísimo, de verdad, Vera, nunca pensé que ninguna celebridad vendría a este lugar. — dijo, yo simplemente asentía a sus palabras. — Y ahora hay un total de... — hubo un pequeño silencio y entonces escuché a Grace reír. — Estaban mirándome, ¡mirándome, Vera! — dijo subiendo el tono de voz. Yo me giré y le regalé una sonrisa cansada.
— Enhorabuena. — le respondí, mientras colocaba el café y el trozo de tarta en una bandeja y avisaba a Logan que estaba listo.
— Qué seca eres a veces, Verita. — dijo ella levantándose, ya había terminado su café. — Nos vemos luego, preciosa. ¡Adiós! — dijo caminando hacia la puerta. Yo simplemente me despedí con la mano. Ví como le sonreía a uno de los chicos antes de salir y reí levemente, Grace nunca tenía vergüenza. Limpié brevemente la barra antes de agarrar mi libreta y dirigirme a la mesa de los chicos.
— Buenos días, ¿puedo tomar su pedido? — dije regalándoles una sonrisa amable. Varios de ellos se giraron confusos a mirarme.
Eh, un momento, por favor. — dijo uno de ellos. Definitivamente era español. Su acento estaba muy muy marcado. Comenzó a hablar con los demás y yo no sabía si irme o esperar, pero entonces levantó nuevamente la cabeza y me sonrió. — Me gusta un café y una magdalena de chocolate, para mi...— paró, tratando de buscar una palabra concreta que no consiguió decir — para él igual, para el pequeñín aquí un zumo de naranja, — señaló a uno de los chicos que parecía más joven que el resto. — no... cosa, no grum*? — le miré confusa, pero creí lograr entender lo que se refería gracias a sus gestos.
— ¿Sin pulpa? — pregunte, tratando de saber si era lo que intentaba decirme.
Sí, no pulpa. — asentió sonriente antes de seguir. — Y magdalena de fresa.
— Ok, ¿algo más? — dije tras escribir sus pedidos en la libreta. Aún faltaban dos chicos por pedir.
— Balde... ¿Capuchino y bocadillo de jamón y queso? Sí, eso. Y, otro bocadillo igual y un batido de vainilla. — terminó finalmente, se le notó aliviado y orgulloso a la vez. — Gracias.
— En un momento estará aquí. — dije, más despacio de lo normal. Les regalé una sonrisa y fui directamente a preparar sus pedidos.

Los chicos estuvieron allí por unos 40 minutos, hablando y riendo, parecía que lo estaban pasando bien, me alegré por ellos. Una vez se levantaron, todos salieron exceptuando dos de ellos; el que había hablado para pedir la comida y el que había pedido exactamente lo mismo que él. El primero me regaló una sonrisa.

Todo delicioso, muchas gracias. — dijo a continuación. — ¿Tarjeta? — dijo sacando una de su cartera.
— Me alegro que os haya gustado. Con tarjeta estará bien. — le respondí asintiendo, colocando el precio en el datáfono y acercándoselo.
Mi amigo quiere preguntar algo. — dijo, señalando al chico con la cabeza.
— Ejem, eh, — se aclaró la garganta. Se le notaba algo nervioso. — ¿Eres amiga de la chica que estaba antes aquí? — señaló la butaca que tenía al lado. Grace. Sonreí inmediatamente.
— Sí, es amiga mía.
¿Crees que le importa si me das su instagram? — tomó una gran bocanada de aire tras hablar. Yo sonreí aún más y negué con mi cabeza.
— No creo que le importe en absoluto. — dije tomando un papel de la libreta y escribí el @ de Grace. — De hecho, estoy segura de que le va a hacer mucha ilusión. — se lo entregue y le regale una gran sonrisa. — ¡Espero tened un buen día! — dije finalmente en un muy mal español.

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19:38. Mis dedos pulsaban las letras del teclado de mi ordenador lo más rápido que podía. Estaba a muy muy muy poco de terminar el trabajo de Historia de Inglaterra. Mi móvil vibró sobre la mesa de la biblioteca, pero lo ignoré. Volvió a vibrar, una y otra y otra vez. No podía concentrarme, ¿quién cojones me está escribiendo? Tomé el móvil de la mesa y siguió vibrando en mi mano. Lo único que aparecía en mi pantalla era el nombre de Grace. En menos de dos minutos me había mandado 37 mensajes. Desbloqueé el celular y entré en su chat. Solo se leía mi nombre en mayúsculas. "Qué coño pasó?" le escribí y su respuesta fue "AAAAAAAAAAAAAAAA". "Grace, puedes explicarme qué es lo que te ha pasado para que te pongas así?" escribí curiosa por saber. Su respuesta fueron unas capturas de pantalla de la aplicación Instagram. En la primera se veía un perfil verificado de 9,6 millones de seguidores, "Ansu Fati" se leía escrito en negrita debajo de la foto de perfil del chico. La siguiente captura era del apartado de "seguidos" de esta cuenta. En el buscador estaba escrito el user de Grace, y este aparecía abajo. El chico de la cafetería. "DIOS VERA, TU ENTIENDES LO QUE ES ESTO? COMO LO ENCONTRÓ? SE LO DISTE TÚ?" reí al ver la emoción que desprendía. "Me lo pidió cuando pagaron, supuse que te gustaría que lo tuviese." "TE AMO TANTO" fue su respuesta. Una gran sonrisa estaba dibujada en mi rostro. Me gustaba verla feliz. Apague el teléfono y seguí con el trabajo.

A las 9 llegué a casa y después de una ducha calentita, me acosté en la cama y tomé mi diario. Escribí unos cuantos párrafos sobre mi día y después leí unos cuantos capítulos del libro que estaba leyendo en ese momento. No tarde en caer rendida en un sueño mientras leía y por ello, no puse la alarma para el día siguiente.

༘✧ ⴰ༢ -

¡Hola! Solo quería venir a agradecer el apoyo que le han dado al primer capítulo. Estoy muy emocionada de que en un día el fic haya llegado a las mil leídas, es increíble. Gracias.
También quería recomendarles que me sigan ya que avisaré por la comunidad cada vez que actualice y por si acaso no les llega la notificación de wattpad, tengan un aviso a parte.

Dicho esto, espero hayan disfrutado el capítulo.

- calsrealgf

Love language [Pedri González]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora