Public Figure | Luar la L

PUF-046.

—Eso es solo provocación.

—Quiero divertirme, tengo tiempo sin salir de jangueo.—los tres de miraron entre sí.—No va a pasar nada solo por ir un rato aunque sea para ese club.

—Estás embarazada, el ruido perjudicará al bebé o alguna mierda.—la aportación de Diego fue ignorada de forma educada, realmente no me importaba lo que tuviera que decir en esos momentos.

—¿Luar?

—No hagas es...

—¿Acaso me gobierna Luar, es mi papá ahora o que carajos, le tengo que pedir permiso para salir?.—la risa de Armando sorprendió a sus amigos.

—Se altera la baby.—concluyó.—Paris, es cierto que necesitas descansar, no solo por el viaje sino porque en las noches apenas descansas, pasas mucho tiempo dando vueltas en la cama.

—Haber nacido estéril.—Santos escupió el agua que estaba tomando en la cara de mi papá, toda la sala se quedó en un silencio sepulcral hasta que la víctima habló.

—Me voy para el hotel, cuando quieran escuchar alguna idea para la táctica me llaman.—agarró papel de cocina.—Límpiame antes de que te pegue un tiro en la sien.

—Mala mia.

—Van a estar ahí.—susurró contra mi cuello.—Y yo no quería que supieran que llegaste.

—¿Todavía con eso?

—Es solo que no siento que sea el momento de que sepan.

—Probablemente ya lo saben.—comencé a subir las escaleras para ir al cuarto.—Es una salida para disfrutar, no vamos a buscar problemas.

—Vamos a encontrarlos más bien.

—¿La estrategia es escondernos?

—Puñeta, tu te mueves como si fueras inmortal, Paris.—dijo alzando un poco la voz.—No eres tú nada más.

—Eso ellos no lo saben.

—Por eso me asusta más.

—Quiero salir de jangueo, ¿vienes o no?

Me deshice de mi ropa, elegí unos pantalones transparentes de color negro con algunos brillitos pegados, un top sin mangas que formaban unas manos y simulaban que sostenían mis pechos y unos tacos altos negros también, me peiné con dedicación y finalmente me hice dos coletas chiquitas para adornar.

—Me pondré una cadenita.—dije más para mi que para Luar.—Uf...—susurré cuando sentí un fuerte mareo.—Puñeta, me levanté demasiado rápido.

—¿Así quieres salir?

—¿No te gusta?

—No hablo de la ropa.

—Ya vas a comenzar.

—No voy a comenzar nada.—pude notar que se había cambiado, llevaba todo negro al igual que yo.—¿Y esa cadena?

—Me la regaló Omy.

—¿Y vas a salir con ella?

—Sí.

—Mmmm...

—¿Qué?

—Me molesta con cojones, ¿pa' que te tiene que regalar cadenas ese huelebicho?

—No sé, quiso tener un detalle.

—Que los tenga con sus miles de mujeres.

—¿Podem..

Unos toques en la puerta interrumpieron mi frase y me quise explotar de rabia porque significaba que retrasaríamos aún más la salida.Cuando Santos entró su vista se quedó clavada en mi, se tomó par de minutos para analizar mi persona antes de acercarse a un Luar que no había presenciado nada de lo ocurrido, andaba en su teléfono.