PUF-060.

840 55 2
                                    

Tres días después.

—¿Te dejaron bajar al inframundo?

—No soy Perséfone, a diferencia de ella yo sí nací y me curtí aquí.—enarcó una ceja.—Me pregunto si alguna vez le fuiste leal a Luar.

—Lo fui pero la traición me llegó vestida de Prada con tacos altos y oliendo al amor de mi vida, tonces' viré.—sonreí.—Estaba enfocado en todo, ser hermano para Armando, asesino para Luar.

—¿Asesino?.—fruncí el ceño.—¿Cómo para que necesitaría eso?

—Para acabar con la panda de cobardes que te golpearon.

—Llevas tres días aquí, para mí fueron casi dos meses allá afuera.—me apoyé en la pared.—No duermo, apenas como, no hablemos de salir, Santos.—desaté las cuerdas.—Me estás convirtiendo en una Paris que no es esa traición que apareció en tacos aquel día.

—¿No me vas a ser leal como a él?.—me quedé callada observándolo, sus labios formaron una mueca de molestia que no logró disimular.—Puedo ser mejor jevo que él.

—No estás jugando limpio, pareciera que no eres capaz de serlo si es que él anda cerca.

—En mi defensa diré que paso completamente desapercibido cuando él está, deje de hacerte falta cuando lo soltaron , por eso pensé que quizá devolverlo al lugar en el que estaba podría refrescar tu memoria y avivar la llama que crecía entre nosotros.

—¿Tú crees?—sus manos se colocaron en mi cintura.—¿Te gusto en serio o solo tienes celos de tu hermano mayor, agarró el juguete que más te gustaba?

—No.—me miró directamente a los ojos.—Aunque no lo creas yo siempre estaré para ese cabrón pero igual que hiciste sacrificios aquel día por aquello que amabas, los estoy haciendo yo ahora.

—No me amas, Santos.

—¿Y como sabes?

—Apenas me conoces.

—Lo hago.

—Saber de mi a través de la ventana que te ofrecía la confianza de Luar no significa que me conozcas, no sabes nada de mi.

—¿Que necesito saber?

—Que me voy a fuego por los míos, Santos.—se cruzó de brazos.—Por eso estoy aquí, quiero que te deshagas de todo lo que vincule a tus panas, cualquier cosa delictiva.

—¿Y qué gano?

—El premio mayor, era lo que querías.¿Verdad?

—¿Como sé que no van a verme la cara e irás a sus brazos corriendo?

—Tendrás que confiar en mi.—se quedó pensativo , como si tuviera que pensar detenidamente si debía confiar en mi, no debía hacerlo, pronto se daría cuenta.

—Ta' bien.—caminamos juntos al exterior del cuarto, mi padre miraba agónico la escena y no sabía si era por si huele la vigilancia de los cinco tipos que me puso o porque venía muy pegada a Santos, en cualquier caso, no me gustó lo que tenía ante sus ojos.

—Señor Debois.—sonrió.—Puede mandar a alguno de sus hombres a la novena , hay una nave con par de cosas interesantes si es que quiere recuperar a su yernito.—mi progenitor solo me miraba a mi.—En cuanto a su hija...Nos iremos un par de días.

—¿Qué has hecho?

—Nada, papá.

—Paris, ¿qué diablos has hecho?.—no le respondí.—¿Has perdido la cabeza? Te he enseñado a actuar con cabeza y esto no te era el resultado que crees que tendrá.—alejó a Santos.—Va a odiarte...—fingí que no me importaba.—Va a odiarte y no va a querer volver a verte nunca.

—Sobrevivirá.

—No lo hará.—tragó duro.—Este idiota me cae incluso peor que Armando, piensa con cabeza, tu bebé necesita un papá.—miré a Santos.—No.—me tomó del mentón y me obligó a mirarlo de nuevo.—Sabes bien a quien me refiero.

—No va a dejarnos en paz, nunca lo hará.

—Paz es lo que menos vas a tener como vayas con él.—aseguró.—Sales por esa puerta y te olvidas de tu gran amor.

—Papá, tengo que irme.

—No dejes que gane.

—¿Cuándo viste a un Debois perder?

Frunció el ceño sin poder ocultar su confusión, pasé por su lado y caminé hasta mi coche, decidí conducir ya que Santos no se encontraba en su momento más lúcido para agarrar el volante y conduje hasta su hotel.

—Voy a bañarme, ¿vienes?

—Tengo sueño, mejor me acuesto un rato y después voy.

—Dale.

Agarré mi teléfono y comencé a borrar mis redes, era una figura pública sí, no quería serlo si mi fanático favorito no iba a prestarme atención.

Sonreí cuando vi la foto que tenía de fondo de pantalla.—Cabrón, te voy a extrañar.—sentí mis ojos aguándose.—A ver...—coloqué el teléfono como pude.—Hola, Armando.—tragué duro.—Estoy cometiendo la peor cagada , después de aparecerme en PR cuando más caliente estaba la calle esta debe ser sin duda, la que ocupe el segundo lugar. Tanto llorar tu atención pa perderla de una ah, ¿eso como va a ser?.—me reí.—Chérri, eres el hombre de mi vida y eso nunca va a cambiar, primero no tenía que ver contigo y ahora no puedo estar sin ti, que cosas...Te mando este vídeo para pedirte que no me odies, no podía dejarte allá dentro, no después de lo que eso nos hizo.—limpié las lágrimas.—Te amo, Armando.—miré directamente a la cámara.—Volvería a elegirte de nuevo incluso conociendo el final de nuestra historia.—bajé la mirada.—Perdón.—limpié torpemente mis mejillas.—No quiero que te vuelvas loco con todo esto solo...—me encogí de hombros.—No sé.—forcé una sonrisa.—Volveré a ti, como sea, promesa de tu muñequita, ¿sí?.—le lancé un beso.—Te amo.—finalicé el vídeo y se lo mandé.

—Paris, ven acá, nena.

—Dame un break.

—No , ya . Ven.

—Las cosas no son cuando tú quieras.

—Ja, ahí está, esa altanería tuya.—apareció en el cuarto con una toalla atada tapando su desnudez.—¿Qué pasó?

—No es n...—estampó sus labios contra los míos, forcejeé para alejarlo pero solo me gané un apretón en el cuello que casi me deja sin respiración, todo mi cuerpo se tensó cuando bajó la cremallera de mi top.—Santos, no quiero ahora.

—¿Demasiado pronto?

—Sí, además...—señalé mi vientre.—Tengo malestar, necesito dormir, no sé.

••••••••
Bueno, Paris haciendo lo contrario a lo que le dicen😭😭







Soy esa.

Public Figure | Luar la L Donde viven las historias. Descúbrelo ahora