I. Regalo

257 30 2
                                    

Hace muchos años atrás cuando el mundo aún era muy joven y los antiguos dioses regían en este, existía una prosperidad eterna, todo el año florecía y había cosechas por millones, aquellos prados más frondosos que se divisaban a lo lejos del horizonte estaban cubiertos por el suelo con interminables flores silvestres, de arboledas verdes con fuertes robles y las frutas más deliciosas que los mortales pudieran probar, era la propiedad privada de la diosa Yu Ziyuan quien lo había creado con la única intención del absoluto disfrute personal para su adorado hijo Jiang Cheng, el joven era la personificación de la primavera misma, su piel brillante en sol, mejillas pintadas de rosa y atuendos estampados en mil colores vibrantes, el joven ya no era más un niño pero a los ojos de su madre siempre seria ese pequeño inocente.

La diosa era firme ante todas esas cosas mal habidas que existían en el mundo por lo que no dejaba que ningún mortal o dios ajeno a ella se acercara a su hijo, sabía que era hermoso y esta belleza siempre acarreaba malos presagios, mantenía alejados a todos esos curiosos pero lo único que no podía alejar era la propia curiosidad de su hijo quien empezaba a madurar y sus preguntas siempre se dirigían a un solo tema, el amor, las parejas, la tristeza y el dolor, un día mientras que el sol se encontraba en el punto más alto la diosa pasaba el momento con el joven dios.

-Madre... ¿Por qué nadie me ama? Pregunto el joven gentilmente estando sentado en el verde pasto mientras su madre cepillaba su cabello.

-Mi niño pero si yo te amo, las flores te amas, el agua clara, el travieso viento y todas las ninfas de este prado te adoran. Contesto deseando que esa respuesta apaciguar la curiosidad de su hijo.

-Lose madre yo también, es solo que quisiera sentir la pasión del cariño, el fuego del deseo y las penas del amor.

-Pero hijo mío... Antes de que pudiera seguir un gran trueno estremeció el cielo, era su esposo quien le llama, enojada la diosa se puso de pie. Tu padre me llama, deberé irme un momento, regresaré antes de que el prado se bañé en el ocaso, quédate cerca de las ninfas.

-Si madre, lo haré pero ¿Puedo ir a recoger flores en tu ausencia?

-Claro mi amado niño, recuerda que este paraíso es para ti.

Yu Ziyuan se transformó en una garza blanca con plumas brillantes lista para volar mientras miraba a Jiang Cheng una vez más, sin saber que sería la última ocasión en que lo vería en un muy largo tiempo, así tomo vuelo hacia el cielo azul con rumbo más allá de las nubes, estando haya Jiang Fengmian dios de todo, vio llegar a su esposa con un rostro cubierto por desagrado.

-¿Por qué llamas con tanta urgencia?

-He escuchado a mi adorado hijo lamentarse así que enviare a Lan Sizhui para que lance una flecha de amor.

-Ni siquiera se te ocurra hacerlo, tal vez tú seas el dios de todo pero yo ¡Soy su madre! Y yo decido como criar a mi hijo.

-No puedes ocultarlo de todo para siempre. Al decir esto Jiang Fengmian ordeno a Lan Sizhui lanzar una de sus flechas.

-Él no se ira a ningún lado. Con gran velocidad la diosa lanzo un golpe de aire a la flecha lo suficientemente fuerte para que su trayectoria se desviara clavando su punta en el prado, al desvanecerse en su lugar una nueva flor broto.

Jiang Cheng recolectaba hermosas flores mientras que las ninfas lo esperaran en la orilla del río del inmenso prado; tomaba gladiolos, lirios amarillos, margaritas y tulipanes, ya encontrándose algo lejos repentinamente encontró una adorable flor blanca que nunca antes había visto, era tan hermosa, su corona miraba directamente al sol tan coquetamente incitándolo a acercarse, se aproximó para tocarlo pero tan pronto sus dedos acariciaban los suaves pétalos blancos, debajo de sus pies el suelo se partió, era un abismo de un negro profundo y hambriento de luz del sol, al mirarlo parecía ser que toda felicidad se había adentrado a esas fauces, de ese obscuro lugar salieron cuatro grandes caballos negros como la noche sin luna, jalando un temible carruaje y encima de él un ser inmortal de piel tan pálida como marfil vistiendo una capucha de sombras que solo se limito a mirarlo.

Tan pronto como el jovencillo poso sus ojos brillantes en esta figura se encontró envuelto en un par de brazos fuertes que sujetando su cuerpo lo levantaron del suelo llevándolo consigo al igual que una flor arrancada de la virgen tierra, todo había sido tan rápido al igual que un parpadeo que Jiang Cheng aún no podía procesar que era lo que sucedía, solo sabía que ya no estaba más en su planicie primaveral, miraba a su alrededor con curiosidad pero lo único que podía apreciar era que aquí abajo, en estas tierras inferiores no había sol ni luna, solo una temible obscuridad en lo alto que se iluminaba en destellos de enormes cristales y gemas haciéndolo tan hermoso para la vista, de pronto aquel dios se posó frente a él para quitarse su casco negro.

Su belleza era peculiarmente extraña, sombría y atrayente, el joven no pudo evitar que su piel se erizara, este personaje lo miro directamente con sus penetrantes ojos fríos tanto como el rio Estigia, temeroso el joven bajo la mirada, este dios atrevidamente intento posar su mano en su rostro a lo que el contrario rechazo de inmediato, este era el señor de las sombras, anfitrión de las almas, el ejecutor invisible, el gobernante de todos y mil nombres más, este era Lan Huan el dios del Hades.

-¿Por qué me has traído acá abajo?

-Para hacer de ti mi dios consorte

-Pero yo nunca acepte esto

-Lo hiciste, tu aceptante mi regalo, el narciso ¿lo recuerdas?, hice esa flor especialmente para ti.

"El narciso... esa flor blanca" Jiang Cheng no supo exactamente que decir sobre esa declaración, solo al mirar sus dedos recordó el suave tacto de aquella flor, de pronto su mente se vio perturbada por el frió que le hizo temblar.

-Ven conmigo amor mío, te llevare a un mejor lugar para que estés cálido

El inerte dios lo llevo de su brazo hasta las rusticas puertas de un castillo, este dios no tenía necesidad alguna de dormir y aun así dentro en la habitación había una cama cubierta de hermosas pieles costosas, el aspecto parecía ser como si este lugar se hubiera congelado en el tiempo, permaneciendo perpetuo hasta la llegada de su único dueño, el joven dios abrumado no pudo evitar pensar "¿Cuánto tiempo ha esperado por el amor? Meses, años, milenios, eones..."

-Debería ir a mi casa, mi madre se enfurecerá.

-Este es tu nuevo hogar a partir de ahora amor mío, yo veré siempre por ti.

-Deja de decirme así, el amor no puede ser forzado, ni siquiera conozco tu nombre... haya arriba nadie lo pronuncia

-Tengo muchos nombres pero para ti mi dulce veneno bastara con que me llames Lan Huan

Jiang Cheng se sintió especial, pues se le había otorgado el nombre del ser al que todo mortal temía, susurrándolo para sí solo, saboreo cada letra en su boca y labios.

-¿No me tienes miedo? Pregunto Lan Huan

-¿Me amas?

-Desde el fondo de mi divino ser

-Entonces no hay nada que temer, nadie puede herir a quien dice amar y si lo hiciera eso sería muchas cosas pero nunca seria amor

Lan Huan se arrodillo dejando que su cabeza descansar en las piernas del joven sentado a la orilla de la cama mirando el fuego arder.

-Quédate conmigo amor mío, gobierna mi corazón y este reino, solo permíteme estar así a tu lado









No olviden dejar un comentario si les gusto y cualquier cosa que gusten decirme.

los votos son mi alimento como escritor, no se olviden de mi por favor.

Compartan a sus amistades para tener mas pronto posible los próximos libros de esta misma temática con otras parejas.

Flechas De Oro.Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang