Capítulo 8

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Dedicado a AliceLockser1
Quien me ayudó a crecer y me inspiró a continuar escribiendo.

—Lady Rosset— dijo una voz entre la sombra.

Yo me apoyaba en la ventana de la vieja biblioteca de la mansión; esa noche no logré conciliar el sueño. Después de todo lo que escuche, había muchas preguntas que merecían una respuesta.

Lord Lilian estaba en camisón, lo vi de reojo y giré nuevamente hacia la pradera. Las manos se me pusieron heladas y empecé a temblar, su presencia me quito todo el calor que tenía en el cuerpo de los nervios.

—Puedes mirarme Rosset— permitió acercándose atrás de mí.

—Lord Lilian... Pare de una vez con estos juegos— impuse seca. No quería seguirme hiriendo de esta manera haciéndome fantasías en la cabeza con que el Lord me hará su esposa algún día, si sé muy bien que por más que me duela, quizás solo quiere llevarme a la cama.

Tenía que ser fuerte, porque si no, iba a caer en los brazos del Vizconde y el dolor se agravaría al darme cuenta de que solo fui un pasatiempo.

Siempre me había hecho la idea de que me quedaría sola, eso pensé cada temporada en búsqueda de marido, y sin suerte alguna con tantos hombres aburridos, me resigne a darme un tiempo para mí misma y disfrutar de la soledad, hasta que apareció Lord Lilian, con sus ojos hermosos, inteligente, aventurero y... Cambio mis planes, ya no quería estar sola, pero lamentablemente el sentimiento no era totalmente mutuo.

—Y no soy "Rosset", para usted soy Lady Rosset— giré sobre mis talones para encararlo.

Su aliento colisionó contra mis labios y me veía directamente a los ojos, como si quisiera leer mis pensamientos.

El corazón me latía a millón.

¡Oh, Dios mío!

Cuánto quería besarlo, cuánto quería que me tomara con sus brazos y me hiciera suya... Pero no podía darle mi primer beso y darle mi corazón a un hombre que no desea pertenecerme más que una sola noche.

—No son juegos... de verdad usted es la culpable de mis noches en vela, mis desapariciones, mis prohibiciones y todos los colores en mi vida— confesó tomando mis brazos. —Usted es mi hermanastra Lady Rosset y vivimos en la misma casa, lo que nos convierte en algo tan prohibido que me vuelve loco— desató.

—Lord... —dije incrédula a sus palabras. Lo miraba directamente, con mucha atención y mucho anhelo, porque si era verdad lo que decía, había esperanza de un "nosotros". —, se han desposado primos, usted y yo ni siquiera tenemos la misma sangre. Es solo una excusa para no desposarme, ya sé que pase la edad adecuada para casarme, pero no por eso me entregaré a cualquier hombre que me jure amor, tal y como usted lo está haciendo aquí, semidesnudo, pensando en que voy a caer frágilmente entre sus palabras.

Retiré sus manos de mis brazos y di un paso hacia atrás, bajando la mirada hasta sus pies.

—Lady Rosset, haría lo que sea porque las cosas fueran diferentes— contestó apretando los ojos y acomodando su postura. — No sé cómo me he metido entre un problema y otro, y alejarme más de usted. Estar tan cerca de él y no poder tocar ni un pelo de su cabeza, ha significado una muerte lenta desde que la conozco. No obstante, hay cosas que aún tengo que resolver para poder amarla como usted se merece y como yo quiero hacerlo— agregó apoyando la espalda de la librera.

—Lord Lilian, he de confesarle que tengo sentimientos encontrados por usted, y que en esta sociedad todo asunto amoroso, es un tema muy serio. Por esa misma razón, le recuerdo que no puede ir y venir de mi vida cuando le plazca por sus problemas. Aclare sus ideas, y si aún siente amor por mí, entonces estaré esperándole, hasta entonces, leeré todos los libros de esta biblioteca— cerré un libro abierto sobre la mesa. —Le deseo buenas noches— me despedí sin permitir que dijera otra palabra yéndome rápidamente hacia mi recámara.

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Remojé mi rostro con agua del jarrón, y luego me sumergí entre la bañera. Volví a pedirles a las doncellas que me dejarán sola, se reusaron al principio porque creyeron que volvería a "caerme", pero luego se retiraron dejándome en completa soledad.

—Rosset, ¿Vendrás a cenar? — preguntó la pequeña Anette entrando cuidadosamente, pero al no obtener ninguna respuesta de mi parte, se sentó en una silla junto a la bañera y tallo mi cabello con sus manos. —Podrás engañar a todos, menos a mí. Sé que te sucede algo con Lord Lilian— interpelo.

La miré y pensé que estaba alucinando, creí haber escondido bien mi enamoramiento por el Lord, es decir, ni siquiera había tenido la oportunidad de contarle. Me daba mucha vergüenza con Anette, nunca me había pasado esto con nadie y el solo hecho de contarle que he sido solo un juego para Lord Lilian, me daba solo ganas de enterrarme bajo la tierra.

—Anette... Por favor, te pido que no le digas a nadie sobre esto— me levanté de la bañera y tome un camisón para secarme.

—Pero si ustedes se aman, ¿Por qué no están juntos? —pregunto poniéndose de pie.

Tragué grueso y un sentimiento de agobio se apoderó de mi cuerpo. Ni siquiera yo misma sabía por qué no estábamos juntos, más que las simples y erradas excusas que Lord Lilian me decía para jugar con mi mente.

—Lord Lilian ha intentado jugar con mi vulnerabilidad, Anette— confesé tomando sus manos. —No parece amarme, solo desearme y sabes que no he esperado tanto tiempo para terminar con alguien, así— una lágrima bajó por mi mejilla y tome el camisón para secármela, mi mente estaba muy confundida.

—No puede ser... Rosset nunca creí que estuvieras pasado por esto. Lord Lilian es un bárbaro, ¿Cómo te ha hecho esto? — dijo indignada.

Escuchamos el rechinido de la puerta principal, que hacía eco en toda la casa por las hebillas de hierro que tenía y lo pesada que era.

—¡Bienvenida su majestad, Elizabeth Princesa de Borbón! — anunciaron.

Mi hermana y yo nos miramos atónitas.

¿Qué hacía una princesa en la mansión?


Canción para escuchar hasta el próximo capítulo:

-'Flowers"- Miley Cyrus.




En los brazos del Vizconde De BirminghamWhere stories live. Discover now