Capítulo 12

331 35 7
                                    

Dedicado a Lady__aster

Lord Lilian cerro sus ojos, y se quedó dormido, tan profundo que no se despertó cuando moví su cabeza a una almohada... Mi brazo se durmió por su peso.

Lo vi directamente a la cara, era un ser tan hermoso.

Tenía las pestañas largas y las cejas pobladas, sus labios estaban rosados al igual que la punta de su nariz. Yo acaricié su melena delicadamente, bajando hasta la suave piel de su rostro. Me atreví a tocar su pecho, nerviosamente claro, nunca había tenido a un hombre así de cerca y menos a uno con él que tuviera una conexión así de fuerte... Es decir, a un hombre que amara.

—Lo amo tanto, Lilian— susurré. Mis mejillas se calentaron al darme cuenta de que solo lo había llamado por su nombre, como si fuese mío.

Me levanté de la cama rápidamente, y le escribí una nota para dejarla sobre la cama.

"Lilian, siempre mi corazón latirá por usted y solo por usted. Ha tomado decisiones, y espero que hayan sido las mejores para ambos. Cuando despierte, olvídese de mí, cómo yo prometo hacerlo de usted".

Él le pertenecía a otra mujer, a otro destino, a otras caricias... Que nunca fueron mías. Estar así con él, fue un regalo de la vida para decirle "Adiós". Tenía que aceptar que esa era la realidad, y yo, pues continuaría con una vida tranquila, enamorándome de hombres de libros, que graciosa e irónicamente han sido escritos por una mujer, quizás solo nosotras sabíamos cómo ser tratadas.

.

.

.

Las doncellas me vistieron y me arreglaron el cabello, lo cual lo habían tomado con mucha extrañeza, ya que el último mes no había querido más que estar totalmente sola.

El funeral del Conde Percy había sido extremadamente triste, toda su familia estaba ahí, rota, destruida, pero platicaron mucho sobre lo que significaba que él y Lady Petunia estuvieran juntos en el más allá. Es increíble ¿No? Que su amor fuera tan fuerte que el Conde quisiera irse de este mundo por una mujer que murió hace más de quince años.

Por lo que había dicho en su lecho de muerte, estar en este mundo significaba para él un enorme dolor y no específicamente físico, al contrario, era su alma quien dolía por haber perdido a quien hacía de sus días felices, quien había puesto en su corazón una felicidad que ni siquiera sabía que existía.

Como toda ocasión sombría, comenzó a lloviznar fuertemente, y tuvimos que entrar a casa. Las sirvientas hicieron chocolate caliente para quitar el fuerte frío que abundaba dentro del Palacio Percy.

Se escuchaban los lamentos de sus hijas dentro de alguna de las habitaciones de arriba, amaban a su padre, era lo único que les quedaba. Al casarse, se fueron muy lejos de Birmingham, quizás por eso no le había visitado tan seguido. Las mujeres casadas, usualmente permanecían casi todo su tiempo dentro de casa, parecía vivir con mil comodidades —que no se lo negaba—, pero igual en algún punto ese encierro era asfixiante.

Lord Lilian atravesó la puerta principal, y todos lo veían directamente, muchos también vinieron por morbosidad a la penuria ajena.

—Lamento su perdida, Lord Lilian— le dije inclinándome hacia él, como si no le hubiera visto, como si no hubiera dormido en mi cama toda la noche.

Mi madre estaba junto a mí, llorosa, ella también había querido mucho al Conde, se casó con alguien a quien le gustaban las mismas cosas que a ella, eran más parecidos a unos mejores amigos que a otra cosa. Iba muy en serio cuando nos dijo que jamás reemplazaría a mi padre con alguien más. Es muy diferente el amor que se tenían ellos a su casamiento por amistad con el Conde.

—Gracias, Lady Rosset— respondió cabizbajo, trago grueso y luego posó su vista sobre mis ojos, desempolvando una sonrisa ladeada, pero sabía que esa sonrisa estaba llena de dolor.

—¿La Princesa no vendrá, mi Lord? — preguntó mi madre de curiosa, fue una inminencia para ella tener a la Princesa charlando toda una tarde en el salón y aún más que sé casaría con su hijastro.

—Lamentablemente no, le he dicho que permanezca en el Palacio Real— se acomodó, y respiro profundo. Hablar de ella frente a mí tal parecía incomodarle... Sobre todo, porque quizás recordó luego de despertar en la mañana que había sido toda una fantasía dormir juntos, por qué la realidad era simple... Iba a casarse con alguien que no sería yo.

—No quisiera que estuviera solo... Al menos no el día de hoy. Ha sido difícil para todos... Quizás mi hija Lady Rosset pueda acompañarle hoy al Valle de los girasoles— susurro mi Madre, tan bajo para que nadie fuera de la conversación pudiese escuchar.

Un frío helado recorrió mi espalda. No sabía que sucedía con mi Madre, parecían no estar en sí con el simple hecho de proponer una salida sin supervisión de nosotros dos SOLOS.

—No-no creo que sea buena idea... Lady Harris, es que no creo que-que sería adecuado— murmuró con los labios temblorosos, tartamudeando y mirándome rápidamente de reojo.

Yo solo podía apreciar su conversación, con los ojos abiertos como platos... ¿Qué pretendía mi Madre? El corazón me latía a millón. Teníamos a muchas personas alrededor, que si escuchaban esa conversación nos señalarían cómo impropios.

—Ese Valle era el favorito del Conde... confío en usted, Lord Lilian, así que confíe en mí. Su padre no está en ese ataúd, si quiere buscarlo, búsquelo en ese Valle... estoy muy segura que de una forma u otra lo va a encontrar— comentó amena.

—Un carruaje afuera lo espera, Lord Lilian... Y el siguiente espera a Lady Rosset. Ustedes tienen una conexión fuerte... ¿Cómo hermanastros no? Así que espero no rechacen mi bendición de que lo acompañe en una manera de reconfortar su alma por la muerte de su padre— agregó.

El rostro de mi Madre... tan lleno de paz, como si supiera el trasfondo de esa "conexión".

Gracias a los fieles lectores que me han seguido hasta aquí 🥺💗

—"Norman fucking Rockwell"— Lana del Rey.

En los brazos del Vizconde De BirminghamWhere stories live. Discover now