04 - Frustrado

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Bien, Scaloni le ganó está vez.

El sueño, cansancio y diferentes cosas estaban atacando su cuerpo sumados aquellos alfas árabes jodiendo también le estaba dando más enojo del que su cuerpo podía soportar.

¿De verdad eres un omega? Parece que no sirvas para eso — Trató de ignorarlo, quería hacerse el que no entendía nada de inglés y que no tenía ganas de meterle un puñetazo. — Deberías estar teniendo hijos en vez de creerte superior.

— Escucháme bien, maldita puta de cua-- — Y ahí fue cuando vió a un balón acercándose a toda velocidad y cuando intentó atraparlo, era muy tarde.

Los gritos de la hinchada árabe se escuchó con fuerza.

Sentía que iba a desfallecer en cualquier momento. Se quedó sentado en el suelo un pequeño rato, las ganas de llorar y pegarle a ese imbécil lo estaban carcomiendo vivo.

Esperó, esperó y esperó con la fe de que iban a remontar pero eso no pasó. Salió de la cancha sin querer decirle nada a nadie.

— Maldita sea... — fue lo primero en decir cuando llegó a los vestuarios. Se adentró al baño y cerró la puerta con seguro para minutos luego, un aroma melancólico y agrio se oliera por toda la pequeña habitación. Se arrepentía de olvidarse sus desodorantes o supresores.

Quería salir a ahorcar a ese estúpido y tirarlo del doceavo piso, era una buena idea ahora que lo pensaba. Siguió dejando las lágrimas caer hasta que escuchó la puerta ser tocada seguida de un "Dibu, salí".

Emiliano se sentía mal por no poder dar todo de él, se arrepintió en el momento que no le hizo caso a Scaloni y no tomar esas pastillas porque un día antes del partido apenas pudo dormir, llegando el sueño recién a las 3 AM, pero a un árabe idiota si le hacía caso. ¿Quien lo entendía?

Abrió la puerta y vio a Messi, su máximo ídolo afuera de este — ¿Que pasó? ¿Por qué te fuiste?

Quiso responderle pero no pudo.

Lio no era tonto, el olor que salió del baño fue fuerte, pero al estar casado con aquel alfa dominante de nacionalidad portuguesa con fuerte aroma no le afectó tanto; sin embargo, seguía siendo feromonas melancólicas y ponían triste a su lobo.

— Lío, disculpáme... — posó sus manos en los hombros de su capitán — La cagué

— Solo fue un error, no te culpé' — Sonrió evitando decirle que él también se sentía con miedo. Era su último mundial y estaba en todo su derecho de sentirse preocupado, pero aún así, no podía decaer él porque él era el tronco en ese equipo.

— No, boludo, no fue un error — Respondió — No le hice caso a Scaloni y no tomé las pastillas, estuve boludeando toda la noche como pajero porque no pude dormir, y luego que le hago caso a ese estúpido alfa mohamud

— Ya, relajate — Le dijo algo molesto de sus propios ataques — Tomá las pastillas y demostrame que eres el Dibu divertido y arrollador de siempre.

Asintió para luego darle un abrazo, alzandolo porque Lío era muy pequeño para él.

Iba a cogerse a México.

— ¡Bota bombas de mierdas! — Se escuchó desde afuera la voz de Cuti mientras un sonido de puerta chocando contra algo resonó hasta el baño.

De algo tenían que servir los chistes racistas ¿No?

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Argentina perdió — Comentó Perisić — Sorprendente ¿No?

Si, totalmente ¿Quien diría que perderían de esa forma? — Dijo Gvardiol — Tres goles anulados, mama mía.

Mientras el plantel croata conversaba, Livakóvic estaba mirando por la ventana del hotel. Se sentía alegre en cierta parte de escuchar de lo defraudante que fue el arquero argentino. No obstante, también se sentía una mala persona por sentirse alegre de alguien que ni conocía.

El trance en que lo dejó aquel omega lo hizo pensar en él, queriendo olerlo nuevamente como sí ese asfixiante aroma no le hubiera dejado excitado en una habitación, solo y sin ayuda.

Liva ¿Me estás escuchando? — Se sobresaltó cuando alguien explotó su burbuja

Uh... Sí, dime

¿Ya resolviste el trance? — Preguntó curioso Kovačić — Ese día estuviste muy mal, eh.

— Y aún no ha querido decirnos quién lo dejó así. — No quería y no iba a decirle. No quería escuchar a sus compañeros deseantes de oler a ese omega de altanera y horrible actitud, con jugadas sucias y gestos despectivos pero con un cuerpo llamativo, fuerte e independiente con un aroma riquísimo. Espera ¿Por qué pensaba eso?

— Ya lo resolví.

Se alejó de la ventana para caminar hacia la puerta. No tenía ganas de escucharlos hablar de aquel hombre que lo humilló. Nadie le dijo algo porque supusieron que estaba enojado, su ángel a veces tenía sus berrinches y en vez de parecerles molesto, les daba ternura.

Bajó del hotel y caminó buscando que hacer o que mirar. Qatar tenía lugares excéntricos y pasear por la ciudad era caminar en una ciudad de oligarcas. Cuando cruzó la puerta, vió a aquella figura que tanto decía odiar caminando tranquilo al lado de un chico más pequeño que él.

¿Por qué siempre tengo que verte desde que llegué acá? — Dijo en voz baja.

Caminó hacia el lado contrario evitando cualquier vista o contacto pero cuando miró un poco hacia atrás —solo para curiosear— observó cómo ese chico lo abrazaba por la cintura y el más grande miraba a aquel chico, sonriente.

Sintió algo que no sabría explicar, prefirió ignorarlo y seguir caminando.

Lo que no sabía, es que el odio naciente se estaba volviendo un deseo extraño y fantasioso.

¿Quién no soñaba con someter a aquella persona? Escuchó muchas veces que ser tan dominante y burlón en muchas ocasiones hacían que muchos codiciaran aquel hombre de ancho cuerpo pero a la vez, con un cintura formada y una linda nuca donde la zona de la marca sería tan... Visible.

Se dió otro golpe mental diciéndose a sí mismo estúpido y asqueroso por andar pensando en esas cosas tan fuera de contexto. Su lobo apenas lo conocía y ya estaba fantaseando de esa manera, se sentía un maldito acosador.

Ya pronto, le gustara o no, iba a verlo y hablar con él.

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๑ 986 palabras.

๑ Uno pensando en el otro y el otro en otro universo jajaja. Dale Liva, que nadie se da cuenta.

๑ ¡Gracias por leer y recuerda dejar tus comentarios que con eso me das ayuda! Coméntame hasta que comiste y yo seré la persona más feliz.

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