26.

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—Dijeron que llegarían mañana por la mañana. Mi madre está ansiosa por hacer algunas compras en la ciudad, así que probablemente demoremos buen rato dando vueltas en los centros comerciales. Y para la hora de la comida —el castañito pulsó el botón correspondiente al piso en el que se encontraba su apartamento mientras Yesung seguía hablando y hablando sin agotarse ni un segundo. La emoción se le desbordaba por todos lados—. Te estaremos esperando en el restaurante. También irán KyuHyun y Heechul. Pudieron hacerse espacio en el trabajo —.

Las puertas se abrieron.

Ingresó todavía en silencio sin querer interrumpir a su amigo que aún se encontraba en el trabajo para terminar sus ocupaciones y así tener todo el día siguiente en completa libertad. Misma que dedicaría exclusivamente a sus invitados de honor.

DongHae despegó la mirada del suelo; sitio al que caía su atención dado el cansancio con el que lidiaba.

Últimamente andaba muy perjudicado por la somnolencia.

Sus ojos se cerraban en cualquier lugar donde hubieran para él unos cuantos minutos de reposo. Lo curioso es que, justo cuando llegaba a la cama por las noches, su agotamiento se deshacía. Y el insomnio tomaba lugar sin permiso alguno.

—No te preocupes por lo que usarás mañana para la cena —escuchó decir a su Tugui a través del teléfono—. Con cualquier cosa te verás tan lindo como sólo tú sabes —.

Una sonrisa agotada escapó de los labios delgados del chiquillo.

Pálidos labios.

Resecos.

Como de quien ansía probar un traguito de agua en medio del desierto.

En términos de condiciones ese ambiente era lo que más se asimilaba con su entorno mental. Había resequedad en su sistema. Yagas que arrasaban con la ternura de su ser. Y pequeños cactus en el fondo que, a medida que pasaban los días, empezaban a crecer más y más para espinar y sangrar a su no tan esponjoso corazón.

Sin embargo, Lee DongHae continuaba en silencio. Hablar le costaba demasiado cuando no tenía nada por decir. Y es que, la verdad, aunque estuviese prestando atención a su mejor amigo la mente se le dispersaba más rápido de lo normal.

No había un punto en específico.

Sólo andaba por la vida más distraído que de costumbre.

Los pasos retumbaban en su cabeza al avanzar por el pasillo. Sistemáticamente y con risitas fingidas respondía a las palabras del otro que por todos lados rebosaba un entusiasmo tremendo ante los hechos futuros.

Hae recién volvía de dar un paseo.

De deambular por la ciudad meditando en qué momento falló tanto.

No obstante, al elevar la barbilla no fue la soledad del corredor lo que se encontró en aquella noche helada. Sino un borde floreado que comenzó a revelarse ante sus ojos como una invitación a cierta colorimetría que se ausentaba en ese espacio sombrío y reservado de su hogar.

El gran ramo de flores hizo que se detuviera en seco mucho antes de llegar a su puerta. Tragó con fuerza experimentando una mezcla rara de emociones en el fondo justo cuando sus ojos se encontraron con los de Son HyunWoo.

Quería correr a sus brazos.

Quería huir y no verlo más.

Pero, ¡oh, vaya!, qué monstruoso ese pensamiento.

Qué injusto.

Qué horrible.

¿Por qué debía escapar de la persona que le hacía creer otra vez en el amor?

Lemon [EunHae]Where stories live. Discover now