1. Perdido en el hielo

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UNO | PERDIDO EN EL HIELO
(El niño en el iceberg pt. 1)
❛ ¡Eres un maestro aire! ❜


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Pasaría el tiempo y Taoran jamás llegaría a acostumbrarse a mirar todo el azul que envolvía al Polo Sur.

Toda su vida había visto el rojo. El rojo en los estandartes de la Nación del Fuego, el rojo en su ropa, el rojo en sus armas y el rojo de las llamas. Al cerrar los ojos todavía sería capaz de ver cómo ese color iba sobreponiéndose sobre los otros, incluso sobre él, para devorarlo por completo.

Sin embargo, cuando abría los ojos, no vería rojo, sino azul. Un azul tan intenso y calmo, una cualidad que el rojo jamás tendría. Se sentía más a gusto ahí, en medio del extenso mar cuyas aguas eran tan azules que rozaban el negro, meciéndose en la pequeña canoa mientras escuchaba las voces de los dos hermanos discutir. Estaba sentado en el medio con una lanza hecha de madera y de hueso de ballena en una mano, pero descansaba su espalda contra el borde de la canoa. No estaba interesado en la pesca, sino más bien toda su atención se la habían llevado los icebergs que flotaban en medio de las aguas oscuras. No por primera vez fantaseó con lanzarse a sus profundidades y quedarse ahí, lejos del rojo que lo consumía todo y que no dejaba nada más que cenizas a su paso.

—No se me va a escapar esta vez —murmuró Sokka, que estaba sentado delante de Taoran y se reclinaba en el borde de la canoa con su propia lanza en sus manos—. Mira y aprende, Katara. Así es cómo atrapas un pez.

Katara solo le dio una mirada aburrida por encima del hombro antes de regresar su atención al agua. Taoran estaba perdido en sus divagaciones que no notó cómo Katara manipulaba el agua hasta que una burbuja paseó frente a sus ojos verdosos. Se sentó como correspondía en la canoa, observando con asombro al pez que estaba dentro de la burbuja.

—¡Hey, miren! —exclamó Katara. Casi toda su concentración estaba en mantener intacta a la burbuja.

—¡Eso es increíble, Katara! —La felicitó Taoran. Ella sonreía brillantemente.

—¡Chicos, shh! —Se quejó Sokka, sin prestarles ninguna atención—. ¡Van a asustarlo! Mmn, ya puedo olerlo cocinándose.

—¡Pero, Sokka! —insistió Katara—. ¡Atrapé uno!

La burbuja levitó cerca de Sokka para que pudiera verla, pero en el último segundo Taoran levantó su lanza y pinchó la burbuja con el filo de la lanza. Katara chilló y toda el agua cayó sobre Sokka, que también gritó. El pez se resbaló fuera de la canoa para caer en el agua otra vez.

—¡Taoran! —Le recriminó Katara con el ceño fruncido—. ¿Por qué hiciste eso? ¡Hiciste que perdiera al pez!

—Me pediste que te ayude a concentrarte en tu control —replicó Taoran con un encogimiento de hombros—. Eso estaba haciendo. De nada.

—Eso no es...

—¿Por qué siempre que juegas con agua mágica quedo empapado? —espetó Sokka girando para enfrentar a sus otros dos acompañantes.

Katara frunció más el ceño.

—No es magia. Se llama agua control, y es...

—Sí, sí. —la interrumpió Sokka escurriendo su cola de lobo—. Un arte antiguo, único de nuestra cultura, bla, bla, bla...

WILD EMBERS ━ the lost children¹Where stories live. Discover now