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Buenos Aires, Argentina - Nordelta 16:07

ENZO

Sofía está sentada en el copiloto del auto poniendo temas y mirando el gps indicándome el lugar al que estábamos yendo. Le propuse salir de su casa, la notaba triste por lo de Julian y quería que se despabilara un toque. Estábamos yendo a un lago lejos del country de Nordelta, algún lugar donde no hubiese nadie que nos pudiera molestar. Volteo a verla y sonrío al ver que esta tatareando contenta la canción que suena, es en inglés así que no entiendo un carajo, pero disfruto verla así. Vuelvo rápidamente mi vista al camino para que no se de cuenta que la estaba mirando mucho y niego con la cabeza.

Me di cuenta que me gusta mucho. Va, siempre me gustó demasiado, pero ahora todavía más.

Le veía cosas que antes no. Como esa manía de morderse el labio inferior que tenía, o cuando fruncía mucho las cejas cuando no sabía mentir. Esas pequeñas cositas que la caracterizan mucho y me encantan, y que por lo menos parece genuina cuando está conmigo.

Basta. Ya parezco un pelotudo pensando esas cosas. La miro. Es tan linda la hija de puta. Ella se rescata de que la estoy mirando y rápidamente aparto mi mirada. Se me acelera el corazón inmediatamente.

— ¿Vamos bien? —disimulo refiriéndome al camino.

— En un toque estamos —me muestra la pantalla que indica que estamos a diez minutos. Baja la música y esta vez si giro para mirarla—, Gracias por esto, me iba a quedar todo el día llorando en casa —se ríe.

Es tan dramática a veces.

— Tampoco es el fin del mundo —apoyo mi brazo en la ventanilla. —, Aparte te quería ver —admito después de pensar un rato si decirlo o no.

Se muerde el labio inferior y deja el celular en el tablero del auto. El día pinta hermoso, hay sol y como estamos en el medio del campo prácticamente corre mucho viento. La ruta está vacía por donde vamos.

— Yo también te quería ver.

Ladeo una sonrisa. Me alegraba escuchar eso. Miro por el camino y a lo lejos al costado veo el rio que le había mencionado. Salgo de la ruta y voy por el camino de tierra que lleva directo al lugar. Ella mira curiosa y con se le nota por el brillo que tiene en los ojos que está emocionada. Eso me pone contento. Estaciono cerca del lago. Saco la llave del auto apagándolo y me saco la remera.  Sofia me mira confundida.

— ¿No te queres meter? —pregunto tirando la prenda para la parte de atrás del auto.

—¿Eh?, estás loco —niega.

— Dale, ¿para qué vinimos entonces? —volteo los ojos y abro la puerta para salir del auto. Una vez afuera me inclino un poco para mirar para adentro. —, No seas maricona.

— Bueno, bueno —esta vez es ella la que voltea los ojos y sale del auto regañadientes. Sonrío  satisfecho y me agacho para sacarme las zapatillas y después el pantalón, quedando en bóxer únicamente. Le echo una ojeada al lugar, era divino.

Vuelvo para mirar a Sofia que rodea el auto hasta donde estoy yo después de desvestirse. Se había quedado con la blusa de tirantes y en tanga.

— A ver una vueltita —murmuro agarrándole el brazo para que de una vuelta y yo aprovecho para ficharle todo el orto. Me muerdo el labio inferior levemente y sonrío. Que buena que está. —, ¿La remera no te la sacas?

SEX | Enzo FernándezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora