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Yoongi llegó después de unos minutos con una bandeja, la cual tenía dos vasos con refresco y unos cuantos snacks que había logrado conseguir con Krystal. La acomodó bien sobre la mesita de noche, a un lado de la cama tamaño matrimonial, era una suerte haber comprado una bien grande, pues dudaba que él y su alfa estuvieran cómodos en una más pequeña. Teniendo en cuenta que el mayor era bastante alto y grande.

El alfa ya había puesto la película, la mantenía pausada, esperando por su acompañante. Pensaban ver una película animada simple, Namjoon no era un gran fan de ellas, pero cuando vio los ojitos brillosos del omega no pudo evitar decir que sí. El pequeño tenía una ligera obsesión con las películas de Disney, o con cualquiera que tuviera una buena animación. El menor se encargó de hacer a un lado las mantas y subirse a la cama, esperando a que el contrario hiciera lo mismo pero apagara la luz antes.

— Aún no sé cómo me convenciste de esto. —dijo el mayor, subiéndose a la cama y mirando el rostro del omega siendo iluminado débilmente por la televisión.

— Es porque no te puedes resistir a mis encantos, Namjoon. —río suavemente, apegandose al mayor en cuando este se recostó en la cama.

— Creo que en eso tienes razón. —murmuró cubriendo bien la espalda del menor, el cuál se encontraba con la cabeza recostada en su pecho y su mirada dirigida a la televisión— ¿De qué dices que trata la película?

— Se llama Pocahontas, es de una chica de pueblo indígena que se enamora de un extranjero. Y ya no te cuento más porque si no, no va a valer la pena verla.

Namjoon río y asintió un par de veces, la película ya había comenzado, llevaba un par de minutos y él se encontraba mimando el cabello de su omega. Encontraba mucho más entretenido ver al menor que la película, además ver sus ojitos entrecerrarse por las caricias le resultaba totalmente adorable. Cuando al menor se le escapó un ronroneo, Namjoon bajó su mano a su mejilla, su pulgar acaricio la tersa piel de su moflete con suavidad, bajando hasta tomar su mentón y elevar su rostro.

Se inclinó, viendo los ojitos del omega cerrarse por completo. Sonrió antes de unir sus labios, y moverlos suavemente contra los ajenos. Nunca se podría cansar de besar los dulces labios del pelirosa, eran tan carnosos y suaves. 

Roces constantes fueron creados con los movimientos de sus labios, tanto del omega como del alfa. La mano derecha del menor fue a su nuca y poco a poco, en a penas cortos minutos ya se encontraba a horcajadas del alfa. Sus manos enredadas en el cabello del recién nombrado, mientras que las del ajeno se ajustaban en su estrecha cintura.

Mi omega⁓ —murmuró el mayor cuando ambos se separaron, con sus respiraciones agitadas, las mejillas del menor rojas y los corazones de ambos latiendo a un ritmo más rápido del normal.

M-mi alfa⁓ —dijo por igual Yoongi, con voz suave y bajita.

La timidez había aparecido en él luego de darse cuenta en la posición que se encontraban. A pesar de que las manos del alfa le tocaban con cariño, de que sus besos eran suaves y relajados. No había nada de doble intención en sus acciones. Y por más que el alfa se muriera por tocarle de otra forma, esperaría para el momento indicado. Donde ambos estuvieran totalmente listos para dar el siguiente paso.

Mientras tanto sus brazos rodearon el cuerpo del menor y lo hicieron recostarse sobre su pecho, acercandolo otra vez. Su mano derecha acarició su espalda tranquilamente, de arriba a bajo por sobre la prenda que él mismo le había prestado. La otra estaba en su cabello, peinando delicadamente sus hebras rosáceas.

— Como que la película pasó a segundo plano, ¿no?

Yoongi sonrió y golpeó su hombro con suavidad luego de que Namjoon hablara.

— Bobo, hiciste que me diera sueño. —usó como justificación el menor, manteniendo sus ojitos cerrados.

— Puedes dormir, bebé. Déjame apagar la televisión. — alcanzó el control remoto a un lado y apagó la misma, haciendo que la habitación se mantuviera en un especial silencio.

El amigo alfa de Krystal debió haberse ido hace unos cuantos minutos, pues la luz que se colaba por la puerta se había apagado hace ya bastante rato. Las risas habían cesado y el sonido de la televisión de la sala también. Al alfa envolvió bien en sus brazos al menor, mantenido un calorcito agradable entre sus cuerpos, el cual ayudaba mucho a que el menor pudiera dormirse. Sin contar las caricias que no había dejado de recibir en su cabello y el rico aroma del alfa colarse en su respiración.

Suspiró con suavidad antes de finalmente quedarse dormido, entre los fuertes brazos de su alfa. La comodidad que sentía junto a él era algo maravilloso. Se sentía protegido, querido y a gusto.

El mayor sonrió al escuchar la respiración más calmada de su omega, sabía que se había dormido. Los pequeños y tiernos ronquiditos un rato después se lo confirmaron. Él no pudo sentirse más afortunado con el cuerpo de su cachorro entre sus brazos, mientras se hundía en un sueño totalmente relajado y calmado.

A la mañana siguiente, con el sol filtrándose por las cortinas y un silencio acogedor, el omega se fue despertando

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A la mañana siguiente, con el sol filtrándose por las cortinas y un silencio acogedor, el omega se fue despertando. Sonrió por un instante al sentir el brazo del mayor en su cintura y su cercanía. Pero un sonrojo adornó su rostro luego de escuchar los ligeros gruñidos que eran soltados por el alfa. Al removerse un poco, confirmó que había un bulto pegado a su parte inferior. Las feromonas excitadas inundaron su nariz y tuvo que aplicar un poco —demiasdo— de fuerza para lograr salir de la cama. No despertó al mayor por vergüenza, pues no podría ver su rostro sabiendo que había una erección en sus pantalones.

Pudo escuchar su nombre entre gruñidos antes de escapar al baño. Pensaba darse una ducha, su cuerpo se sentía hormigueante y caluroso después de haber despertado en aquella situación. Se vistió en el baño, después de secar bien su cuerpo y aplicar crema en sus piernas y abdomen. Un lindo buzo color burdeo, una camiseta blanca y un suéter del mismo color. Aunque le hubiera encantado quedarse con el del alfa, tendría que devolvérselo.

Al ingresar nuevamente en la habitación, pudo ver al alfa sentado en la cama. Frotando su rostro con una cara de pocos amigos. Seguro es por el problema entre sus piernas, el omega se sonrojó después de la imagen mental que había aparecido en su cabeza.

— Namjoonie, puedes darte una ducha en lo que yo ordeno estas cosas. —fingió no saber lo que pasaba con el alfa y tomó la bandeja que la noche anterior había llevado a la habitación.

Sin decir una palabra más, se encaminó a la cocina. Dejando que el alfa usará su baño para ducharse con agua fría y bajar el problema que aún sin saber, él mismo había causado entre los sueños de Namjoon.

PINK :: NamGi ᵕ̈ ೫˚Where stories live. Discover now