CAPÍTULO II

23 5 24
                                    

CAPÍTULO II

GRACE

Martes 22 de agosto, 2028.

Cumplía diez años, había crecido unos cuantos centímetros Grace, lo que la hacía sentir de maravilla. Miró por la ventanilla de la casa, para ver si su madre aparecía hoy temprano por su cumpleaños, aunque eso para ella era algo imposible. Vislumbró el pastel que había hecho junto con la mamá de su amiga Jinny, era de fresas con crema y un poco de glaseado de chocolate; era pequeño, pero suficiente para ellas dos, Jinny y ella.

—No te pongas triste, Grace —susurró Jinny, sobando su espalda.

Grace apartó la vista de la ventana para dirigirla en su mejor amiga desde jardín de infancia.

—No sé qué le sucede, Jinny —murmuró, encogiéndose de hombros—. Parece que odia mi cumpleaños, porque he notado que en esta fecha bebe más alcohol... Está más despreocupada por todo.

Jinny rodeó en un abrazo a la rubia, apretándola con fuerza y demostrándole que no estaba sola en esto. Ambas a su corta edad, mantenían en secreto la actitud de Margaret Wright hacia Grace y como actuaba, para que nadie sospechara ni se metiera en sus vidas.

—¿Cantamos el cumpleaños? —propuso Jinny.

Grace asintió, apartándose del abrazo de oso que Jinny le daba. Notaba que su mejor amiga crecía más rápido que ella, le llevaba unos 10 centímetros más ahora; su cabello cobrizo estaba más largo y ondulado, las pequeñas pecas en sus pómulos desaparecían cada vez.

»—¿Me están saliendo arrugas como mi madre? —Enarcó una ceja Jinny.

Grace rió y negó con la cabeza, dándole un sorpresivo y rápido abrazo, no sabía que fuese de ella si nunca hubiera conocido a Jinny Hill. La niña que la jaló de las coletas altas que llevaba aquel día en el jardín de infancia y fingió no haberle hecho nada.

—No, pero creo que unas cuantas canas —añadió Grace, haciendo el amago de arrancarle una.

Jinny espantada amplió sus ojos para después reír, y así iniciar con el mismo canto de cada cumpleaños, animándola con palabras graciosas y rimas, solo para hacerla reír y llorar de felicidad.

[...]

Viernes 20 de octubre, 2028.

Por primera vez, Grace asistía a algún evento junto a su madre y que fuese de trabajo, al parecer el dueño del lujoso hotel donde era secretaria, hizo una fiesta en honor a sus trabajadores e invitando a sus familias. La única familiar que tenía su madre era ella, por lo que no le tocó otra opción que llevarla, para la ocasión su madre se soltó su cabello rubio más oscuro que el de ella misma, y se pintó con la lápiz labial rojo sus labios; usaba un sencillo vestido un poco elegante y largo, encima de un abrigo. Por su parte, Grace también tenía su cabello suelto, pero estaba recién cortado, llegándole a la barbilla y llevaba un vestido color azul, resaltando más su piel blanca.

—Trata de no hablar mucho y no arruinar nada, Grace —amenazó su madre.

Grace rodó los ojos, se notaba que su madre no la conocía, para saber que ya era una niña grande y lo suficientemente madura para estar jugando, haciendo desastre en lugares ajenos. Agarró una botella de gaseosa de limón, dio un sorbo para presentir a alguien a su lado; era un hombre alto, de piel bronceada y expresión amigable, quien a su lado estaba un niño como del tamaño de Jinny.

—Hola, debes ser Grace, la hija de Margaret —dijo el hombre, sonriéndole con afecto—. Soy Eric, y él es mi hijo Edgar.

—Hola —susurró avergonzada Grace, sintiendo sus mejillas arder.

Edgar, el niño, le sonrió con sinceridad, tenía una sonrisa tímida. Su cabello parecía un erizo de mar, apuntando hacia todos lados, un poco largo y sus ojos marrones claros, eran adorables, su piel era más oscura que la de su padre.

—Debo atender unas cosas, muchachos. Se quedan solos para que se conozcan —se despidió Eric.

Grace no sabía que decir, no estaba acostumbrada a hablar con desconocidos y menos que fueran niños, solo tenía una amiga y esa era Jinny.

—Tienes un lindo cabello —señaló Edgar, metiendo las manos en los bolsillos de su abrigo.

—Tú también.

Edgar rió, negando con su cabeza, por lo que Grace no comprendió.

—Mamá dice que parezco un tuki* —manifestó Edgar, entonando la última palabra con acento extraño, para después hacer una mueca y al ver la expresión confundida de Grace, explicó—: mi mamá es latina, es una forma de decir que parezco un delincuente con los cabellos así.

—¡Oh! —expresó Grace, sonriendo por el comentario—. Bueno, es una mamá preocupada.

—Sí y exagerada —bufó Edgar—. En fin, así son todas las madres, ¿no?

—Sí, así son —mintió Grace.

A la lejanía logró visualizar a su madre, tranquila en una conversación, como si presintiese su mirada, clavó sus ojos azules en ella y trasmitió su mensaje: «compórtate, Grace».

*Tuki=Marginal, malandro.

Para los lectores de Sin Salida, aquí les dejo como luce Eric después de tantos años.

Para los lectores de Sin Salida, aquí les dejo como luce Eric después de tantos años

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Daños Inolvidables 2: Mundos Paralelos (Libro #0.5 Saga Daños)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora