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Tu sangre y la mía, una sola... una eternidad.

La tibieza que le brindaba el abrigo cauterizaba el frío de la noche, pero ni eso pudo menguar el frío de su corazón. Las semanas pasaron en el mismo lugar y solo fue esa ventana con una vista de árboles pintados de blancos que le hacía caer en cuenta que aún seguía con vida, y que no era solo su alma cansada vagando por ahí.


Cerro los ojos y pretendió dormir al escuchar pasos y el sonido de la puerta abriéndose.

Relajo la respiración, buscando que el intruso se fuera. Solo bastaron minutos antes de oír la puerta cerrarse. Y solo dejo en la habitación un atisbo de olor que hizo a su omega pelear como sigo mismo.

El dolor que sintió fue superior al corte de su brazo. Le había prometido a su abuelo no hacerlo más, pero el impulso de romper su piel hacia hormiguear sus dedos.

Sus ojos pesaron a pesar de haber dormido todo el día, y le fue imposible no cerrar sus ojos ante el silencio. Pero su Omega se inquieto y despertó al escuchar muchas voces detrás de la puerta. No fue necesario escuchar más cuando fueron los mismos reproches que oyó varias veces.

"Esta empeorando, su condición cada vez es más inestable. Tienes que hacer algo. Si ese joven continúa debilitándose podría perder la vida"

"Lo estoy intentando"

"No, no lo están haciendo"

"...."
"Su Omega lo está matando"

"No tiene alfa, no se porque su Omega lo está debilitando"

"Pues su Omega reconoció a alguien como su alfa. Mantenerlos alejados solo generan daño a sus lobos al punto de afectar su condición y razón humana. Su pulso es más débil que la última vez que vine"

"Lo tendré presente"

"Se que es mi trabajo hacer esto, pero aún así siento lastima por el joven. Tendré que dar mi reporté. Sigan intentando que coma algo, denle líquidos en abundancia."

Jigoro asintió y lo acompaño a la salida, despidiéndose del médico que constantemente era enviado para supervisar la salud de Zenitsu. Agradecía que Uzui se tomará la molestia de seguir apoyándolos, pero lo vía de otra forma, siendo vigilados por el alfa. Y aquello lo molesto, porque le fue imposible no percibir el aroma del albino en las ropas del doctor. Como si quisiera hacerle recordar a Zenitsu quien era él. Talvez solo estaba pensándolo demasiado, malentendiendo las intenciones de Uzui o quizá no.

Jigoro cayó en el sillón cansando, suspirando hondo. Ya no sabía que más hacer para ayudar a Zenitsu.
Desde que llegaron a esa casa la condición del menor empeoró, cosa que el creyó no pasaría. Si antes Zenitsu permitía a Kaigaku acercarse, ahora no eran bienvenidos ni uno de los dos. Notando el claro desagradó que sentía el menor con sus presencias. Hasta las súplicas para que comiera algo no quedaron más que en súplicas. Kaigaku intento inyectarle un suero para mejorar su deshidratación, pero el menor no se dejó, su condición empeoraba y no sabía cómo proceder más, pero quizá si había una forma, pero la descartó.

Protegería a Zenitsu, pero aquello lo estaba llevando a una lenta muerte.

"No se que esperas para llamarlo"

Jigoro no tubo necesidad de saber de quién se trataba, pues solo había tres personas en esa casa.

"La idea era romper el lazo, mantenerlos alejados podría dejar que sus lobos sigan reconociéndose. Es un peligro para Zenitsu estar cerca de él"

"Y eso lo esta matando...Ahora es un peligro seguir manteniéndolo alejado de ese alfa." La idea le desagrada, pero no pondría su codiciada por encima de la vida de Zenitsu.

Ellos ya habían pasado una situación similar antes, sin embargo, lo que sucedía en ese momento pasaba de su control. Odiaba admitirlo, pero el pudo notar una mejoría en Zenitsu cuando estuvo internado en el hospital, las sonrisas que apenas le daba y esos ojos brillantes regocijaban su corazón, más ahora lo que ve en sus ojos en sufriendo, aquellas pupilas siendo apagadas con el transcurrir de los días.

Kaigaku se puso alerta al igual que el anciano al ver la puerta abrirse violentamente.

"No deben salir de aquí" ordenó el guardia, mientras cargaba el arma con municiones.

"No vendrás a decirnos que hacer maldito" Kaigaku exclamó cabreado ya cansado de órdenes. Pero Jigoro le pido silencio al querer saber la razón tras ello, pero de todo lo que se imagino no se le cruzó por la mente lo que el hombre les dijo.

"Están usurpando el trono del clan"




Psychiatrist / UZUZENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora