~Especulaciones de aproximación en el sistema Ishigami-Weinberg.~

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Dr. Stone no me pertenece es propiedad de Inagaki y Boichi, yo solo tomo prestado a los personajes para fines de esta historia.

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—Piensen en los beneficios que esto nos va a traer. —Misato (uno de los miembros del club de ciencias) prácticamente bramó a los presentes mientras señalaba insistentemente hacia lo escrito en la pizarra.  

Los demás miembros simplemente se limitaron a mirarlo con desconcierto y confusión, sin poder creer lo que él estaba sugiriendo como siguiente proyecto. De cierta manera agradecieron que su presidente no se encontrara en ese momento en el laboratorio escuchando esta absurda propuesta.

—Será mejor que borres eso antes de que Senku Sempai regrese. —Arata Maeda le lanzó el borrador para hacer énfasis en sus palabras, sin exagerar, esperaba que su compañero desistiera de esa tontería antes de que Ishigami regresara, a no ser que deseara cambiar de club y dejar un puesto vacante.

—Por favor… como si el Sempai fuese a rechazar una oportunidad como esta —Misato se negó a borrar su ecuación de la pizarra y en cambio, el joven de cabellera oscura asumió una pose mucho más confiada antes de seguir—. Recordemos esa vez en la que hizo una especie de loción con feromonas para que Taiju consiguiera a Yuzuriha… es absurdo que se niegue a un proyecto como este.

Los chicos miraron a Misato con generalizado escepticismo, sin embargo Kohaku (quien se encontraba a un par de mesas, totalmente hundida en los ejercicios que Senku le había encomendado en tanto regresaba de la oficina del director) levantó ligeramente la ceja y miró hacia el grupo. ¿Qué rayos fue lo que Misato dijo? La curiosidad entonces superó los límites y ella dejó a un lado el lápiz y el papel para prestar mayor atención al debate, pero sin llegar a intervenir.

Después de todo, la presencia de Kohaku en el laboratorio ya era una constante, dejando de lado la impresión y las especulaciones de que estuviera ahí debido a algún tipo de relación con el tirano presidente.

O al menos eso esperaba.

— ¡Eso fue una jodida broma para Taiju, era gasolina que obtuvo refinando botellas! —Gritó Chrome con una mueca épica en su semblante ante la ingenuidad de Misato, su escepticismo no disminuyó en ningún momento—. Él estaba siendo sarcástico en ese entonces y apoyo a Maeda, borra eso antes de que Senku entre por esa puerta porque no debe tardar en llegar.

¿Cómo Misato no podía distinguir los lapsus sarcásticos de Ishigami? Se preguntó Chrome, ni siquiera él pudo tomarse en serio esa treta hacia Taiju para aumentar su confianza y hacerle confesarse de una vez a Ogawa. Un método por demás extraño pero efectivo.

—Broma o no, no pueden negarme que esta es una buena idea —replicó el chico—. Kenta y yo ya hemos modificado las variantes de la ecuación para que sea funcional. —Misato miró hacia el mencionado, dándole a entender que se uniera junto a él para comenzar a explicar su propuesta.

Sin embargo el susodicho no se movió de su lugar.

— ¿Estás loco? Senku nos echaría si le presentamos esto —Yasagawa negó una y otra vez con la cabeza en desaprobación, sin querer acudir al silencioso llamado de su amigo—. Es verdad que modificamos la ecuación de Drake con ciertas variables, pero… idiota, eso fue en un momento de ocio ¡No para que pensaras sacar una tonta aplicación de citas! Y menos para que la presentaras como una propuesta de proyecto a Ishigami, no quiero ni imaginar lo que diría si viera esto…

Seguramente las cosas no terminarían del todo bien. Se dijo Kenta, la mayoría de los del club de ciencias ya sabían sobre la postura y genio de su presidente con respecto a este tipo de “temas”. Quizá seguirle la corriente a su amigo no fue la mejor idea después de todo.

La Paradoja del afecto involuntario.Where stories live. Discover now