CAPÍTULO VEINTIUNO

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Bestia.
Artemisa Walker.

Me acomodo el vestido blanco que se encuentra envolviendo mi cuerpo, miro el espejo luciendo provocadora. Es corto y pegado con un escote V que da una vista perfecta a mis pechos. Llevo dos días haciendo mi vida como solía hacerla antes de venir a Londres, ignorando a la bestia que se hace llamar coronel, los informes que me tocan por darle lo hago por teléfono, ya que se encuentra haciendo trabajo de inteligencia fuera de la ciudad y llega a altas horas de la noche por lo que sé.

El que me trate como su puta personal cada que quiere me tiene al borde, porque es un bofetón para mi ego. Me suelto el cabello y mis hebras doradas caen por mi espalda, cubriéndola.

Las ganas de follar con él me tiene mal, ya que nadie me satisface de la misma manera. He tenido acostones desde que nos alejamos, pero no es lo mismo y es como si fuera una droga que solo él me puede dar.

Me dirijo a la oficina de Parker y siento una mirada en mi nuca, pero voy a paso firme de igual forma y entro sin tocar. Extrañe a mi señor Alemán, tiene sus ojos concentrados en la tarea, que ni siquiera se ha dado cuenta que entré, una sonrisa tranquila le pone en mi rostro y entró con los bocaditos que compre antes de todo.

— Buenas tardes, capitán — cierro la puerta.

Levanta la vista con una sonrisa, por lo que la mía se hace más grande mientras me acerco.

— ¿Qué haces aquí? — enarco la ceja ante su pregunta —. No es que me queje.

— Lo se, solo que traje una ofrenda de paz — pongo los bocaditos en el escritorio —, quiero que nos quitemos esa mala racha que pasamos.

— Es algo a lo que no me negaré — señala.

Empieza a guardar algunos papeles que tenía encima del escritorio y agarra uno de los bocaditos.

— Provecho entonces — me guiña un ojo y sigue comiendo.

Asiento ante lo que dijo y dirijo uno de esos a mi boca, disfrutando del manjar. Siento su mirada en mí y sé la pregunta que quiere hacer.

— Habla.

— ¿Estás en salidas con el coronel? — va directo al grano.

Suelto un suspiro con tranquilidad, porque sé que puedo ser franca con él sin ningún problema.

— ¿Salidas? No — contesto —, pero acostones, sí.

— Algo que era evidente para toda la central — rueda los ojos acomodándose en su silla.

— No es que tenga pánico escénico a decir verdad — me encojo de hombros.

Niega divertido ante lo que digo que me levanto soltando un suspiro de alivio.

— ¿Estamos bien, capitán? — cuestiona.

— Siempre logramos estar bien, capitana.

Asiento y veo que se levanta con unos informes en la mano.

— ¿Coronel? — señalo los papeles.

— Si — asiente —, de las misiones.

— Yo lo llevo — le quito los papeles de la mano —, de paso que me informo más.

— Claro, claro — me empuja hacia la salida —. Asegúrate de no hacer el ridículo, nomas.

Le sacó el dedo medio cuando cerró la puerta y caminó tranquilamente hacia la oficina del coronel. Entro sin tocar al ver que Laurens no se encuentra, pero hice mal.

Rachel James, está presente.

— Coronel, buenas tardes — cierro la puerta —, igual a usted, teniente.

Entre Demonios [+18]Where stories live. Discover now