CAPÍTULO SETENTA Y TRES

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Embarazo real.

Artemisa Walker.

Tres semanas, 21 días, 504 horas.

— ¿Por qué lloras ahora? — escucho a la rubia preguntar.

— Largo.

Prefiero mantenerme callada con respecto a mis motivos antes de admitir que todo este tiempo lo he estado esperando y no ha venido aún.

— Ya déjate de cosas y alístate que iremos a la casa — ordena en vez de avisar <<imbécil>> — Tendremos un almuerzo familiar.

— No jodas — susurro.

— Tienes media hora.

Me limito a asentir y seguir acostada en la cama, puesto que, contradecir será algo peor para mi, porque tanto Ilenko como Vlad no se van a rendir hasta tenerme sentada en la mesa familiar.

Con la pereza llenando mi cuerpo, me logré levantar para irme directamente a la ducha quitando todo el resto de lágrimas de mi rostro. No me demoro mucho tiempo en alistarme, ya que, no me preocupo en vestir tan glamurosamente, solo me visto decente.

Hay una gran diferencia.

Salgo a la puerta principal donde Vlad se encuentra esperándome con el escolta que su padre ha mandado para llevarnos hacia su mansión.

— Te ves fatal — dice.

— Te ves como siempre — me encojo de hombros.

Esta ultimas semanas no han sido las mejores para mí, puesto que, el embarazo me tiene en un estado inestable, donde mis cambios emocionales son consecutivos y que me mantienen en la cuerda floja, todo lo que como lo termino botando menos la fresa, a la cual le estoy agarrando una adicción muy grande.

Suspiró echando un vistazo por la ventana de la camioneta y no pasa mucho cuando el vehículo se para y el chofer nos hace saber que ya hemos llegado. Hago una mueca sin querer bajar, pero escucho como abren la puerta de mi lado, alzó la mirada encontrando los ojos avellana de Ilenko.

— ¿Te sientes bien? — cuestiona y lo único que quiero es tirarle mi zapato.

— Ayúdame.

Me tiende la mano para poder bajar del auto y me dirige hacia la mansión, llevándome directamente al comedor, donde encuentro a toda la organización, entre ellos ya está sentado Vladimir, tomó asiento con su ayuda dejando que el se posicione en su lugar que es a mi lado, solo que él comanda el comedor, poniéndose en la punta.

— Bueno — llama la atención de todos mientras colocan los platos —. Tenemos temas de los cuales hablar, entre ellos se encuentra el nombre de Antoni...

Antes de que él pueda seguir hablando salgo corriendo del comedor, cuando el olor del pescado llega a mi.

El retrete ha sido mi mejor amigo este tiempo..

No se cuanto tiempo me tomó en la misma posición, solo siento la presencia imponente de mi querido Ilenko dándome su apoyo.

— ¿Fresas? — cuestiona

— Es lo único que puedo comer y saborear — hago un pequeño puchero en su dirección.

Asiente y me ayuda a levantarme, corrección: me carga.

— Tengo que cepillarme..

Me dejo hacerlo por uno momentos antes de volver a cargarme para llevarme a la cama, donde abrazo rápidamente la almohada.

Entre Demonios [+18]Where stories live. Discover now