La Coccinelle

2.1K 109 12
                                    


Los akumatizados habían disminuido considerablemente, casi al punto que parecía que a ningún parisino le preocupaba. Aunque parte de esa tranquilidad se le podía adjudicar a que cada vez más héroes se integraban al equipo de Ladybug y Chat Noir, por lo tanto, los ciudadanos se sentían más cuidados y protegidos.

Y ellos no eran los únicos que habían empezado disfrutar de aquella paz.

Con el paso del tiempo, y conforme más pasaban tiempo a solas Ladybug y Chat Noir mientras patrullaban, este último podía notar cierto cambio en la actitud de la joven hacia él. Se ponía un poco más nerviosa, ya no parecía fastidiarle sus continuos coqueteos, e incluso parecía responderle de una manera juguetona.

Esto le había dado esperanzas al joven rubio, pero con la esperanza, también llegó el miedo.

No quería ser el juguete de la persona la cual estaba enamorado, quería que lo tomara en serio y si solo estaba correspondiendo a los coqueteos por diversión, entonces mejor que ya no lo hiciera.

Una noche, después del patrullaje, la confrontó. Se comportó tan serio que hasta la misma Ladybug estaba sorprendida -y sonrojada- por la determinación que había mostrado el muchacho para marcar sus límites:

— O me dices lo que sientes, o dejamos de coquetearnos como si no supieras que llevo años detrás de ti como un minino locamente enamorado.— Soltó sin mostrar sus blanquecinos dientes en una sonrisa, con los brazos cruzados alzando ligeramente el pecho queriendo que por una vez Ladybug no lo viera como menos.

Ante aquello, Ladybug con las mejillas sonrojadas, un revoloteo en su estómago -y en su parte íntima- y su corazón palpitando a mil por minuto, se abalanzó al gato para besarlo, con un toque de rudeza.

Lo sintió corresponderle con duda, confundido y aturdido porque, suponía, era algo que Chat Noir no se esperaba para nada.

— Eres mi minino locamente enamorado. — Le sonrió, aun colgándose de su cuello y con una de sus manos, acariciando una de sus suaves orejitas.— Y yo soy tu mariquita que te corresponde.— Le guiño el ojo, coqueta.

Lo vio sonreír con esa confianza característica de él, sintió aquellas manos con garras, sostener su fina cintura, abrazarla, concluyendo aquel memorable momento con un beso cargado de amor y pasión, justo a la luz de la luna.





Y así pasaron los meses.

Todo Paris término por enterarse de la relación que mantenían ambos héroes y parecía que la mayoría los apoyaba en esa decisión -aunque no es como que era necesario preguntarle a media ciudad sobre si les daban permiso de hacerse novios-.

Siempre publicaban fotos de ellos en el Ladyblog y escuchaban toda clase de comentarios, desde positivos hasta negativos y llenos de celos.

Lo cual tal vez fue causa de uno que otro akuma.

Pero bueno, nada que los héroes de París, con un poco de ayuda, no pudiesen combatir.





Y conforme avanzaba el tiempo, también avanzaba su relación. Era un tanto frustrante porque solo podían salir y verse con sus trajes, ya que seguía siendo peligroso revelar sus identidades mientras Shadow Moth aún estuviera sin ser atrapado. Además, si salían de día como una pareja normal, no había ciudadano que no les pidiese fotos, autógrafos, saludos, por lo cual sus citas dejaban de ser íntimas.

Como los Animales  [MLB  +18]Место, где живут истории. Откройте их для себя