diez.

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Capítulo X: “Novia”

Nahuel estaba dispuesto a admitir que dormir con Lisandro y Cuti se había vuelto de sus mejores tradiciones. Descansaba mejor, tenía algo para abrazar constantemente y ambos olían bien.

Un plus era que siempre conseguía mate de arriba porque Licha se levantaba antes y les traía. ¿Como no amar esas mañanas? Imposible. 

El único punto bajo… o bueno, ¿podría llamarse bajo? No sabía. No sabía, y estaba empezando a asustarlo.

Fue en el segundo día de entrenamiento pre partido con México. Licha no estaba, y Cuti estaba durmiendo encima de su brazo, pero hasta ahí no era nada raro, eso había estado pasando mucho.

El… El problema era que sentía las manos calientes del cordobés en su cintura y espalda, en algún punto de la noche su remera se había levantado y había dado espacio al tacto piel a piel.

Y Nahuel se sentía cálido, no en el sentido de hacía-mucho-calor, sino a un nivel sus-manos-me-están-provocando-algo. 

Se debería haber levantado y salido de los brazos de Cuti, pero no podía, sus piernas no se movían y ni él mismo sabía si quería irse. No entendía como es que no quería salir de entre los brazos de un hombre.

¿En qué se había convertido su vida? Su padre lo mataría si se enterara.

Le asustaba un poco esa certeza en la voz de su cabeza. (Momento esquizo)

Sentía la cálida respiración en su cuello, y de vez en cuando el movimiento sutil de sus ásperos dedos contra la carne de su espalda. Era tortuoso, y no debería estar ahí, pero la puta madre, si no se sentía como-

Lisandro entró y lo hizo saltar, cayéndose de culo de la cama. El Cuti levantó la cabeza, con los ojos aún medio cerrados, pero alerta por el ruido y el movimiento brusco.

—¿Qué pingo te pasa, marmota? —escupió Nahuel, mirando mal al central.

Licha levantó las manos, luciendo sorprendido.

No hizo nada raro y ya lo bardean, que onda amigo.

Miró a Cuti, quien se restregaba los ojos, y se preguntó qué bicho había picado al lateral, pero no le dio bola.

—Eu, ¿vieron lo que mandó Dybala al grupo? 

Romero se estiró, cual gato, antes de volver a dejarse caer en la cama, enterrándose entre las almohadas. Se tomó su tiempo para dejar salir un soñoliento "no".

Lisandro lo quería besar.

Sacudió la cabeza.

—Se picó, feísimo. —contó, sacando su Iphone—. Se encontró un video en tiktok de hinchas uruguayos y mexicanos bardeando a la sele. O bueno, a Argentina. 

Nahuel se levantó con cuidado, estirando su remera para que cubriera… todo. Cof.

Compliqueti la situación del veintiséis argentino.

Se cubrió el regazo con una almohada. Cuti estaba muy dormido para decir nada sobre eso, y Lisandro lo pasó por alto, con cosas más importantes que comentar.

Les mostró dicho video, y repentinamente Cristián estaba más que despierto, mirando como un depredador el celular. Si se concentraba, Licha podría oler la sed de sangre emanando del central titular de la albiceleste.

Y eso no debería de ser algo atractivo. Debería estar preocupado.

Mierda.

Se retorció, acomodándose sutilmente el short.

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