Bendita curiosidad

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Una cafetería cerca de la oficina se ha convertido en mi refugio diario. Busco un momento para escapar de la realidad. Las jornadas estresantes de mi trabajo de mierda no dan tregua. Me acompaña un café y mi celular. El lugar está lleno de gente que evidentemente son oficinistas como yo. Quiero pensar que la mayoría huye también de sus lugares de trabajo. Quizás lo quiero pensar para sentirme menos miserable. Scrollear en las redes sociales es una droga que funciona muy bien para salir de la realidad y entrar a un mundo virtual lleno de vidas creadas en la mente de cada observador. Me detengo en un post que tiene escrita en una servilleta una frase sensual y la firma el nombre del usuario de la cuenta de instagram @elbohemio. Entro a la cuenta y veo memes, poesía sensual y humor inteligente. Investigo más sobre el administrador de la cuenta . Por lo que puedo ver es de un escritor aficionado con un toque muy bohemio. Sigo la cuenta. Conecté con su pasión por el erotismo. Él sabe usar muy bien sus palabras, sus escritos logran mover mis instintos más ocultos. En medio de tantas publicaciones veo su foto. Un hombre de aproximadamente cuarenta y tantos, moreno, alto, fornido, ojos sensuales, boca provocativa, brazos tatuados, muy atractivo y con un aire sensual. Muchos atributos que me seducen. Me hace sentir sensual. Deseo ser la mujer que inspira el escrito de esas servilletas. Estimula mi imaginación y mi curiosidad. En eso soy experta.

Desde muy niña he sentido curiosidad por el sexo. Recuerdo la biblioteca en casa de mis abuelos, en medio de tantos libros, mis ojos se enfocaron en uno solo titulado: ¿Cómo hacer el amor a una mujer? Sacó el libro, la curiosidad era más grande que el miedo a ser descubierta por un adulto. No tengo ni la más remota idea de como sabía que era hacer el amor, pero lo sabía o al menos lo intuía. Sigue intacto en mi mente el recuerdo de su portada. Cálida, en color marrón. Me recuerda a la luz tenue y amarilla que en la actualidad me gusta cuando tengo encuentros sexuales. Hay una mujer tendida en la cama con sus brazos a la altura de su cabeza, como señal de rendición, sus ojos están cerrados, su boca entreabierta tiene un sutil gesto de excitación. Arriba, el hombre. Acercando su boca a la de ella. En su rostro se nota el fuego de su excitación. Abro el libro. La curiosidad gana, siempre gana. Lo único que recuerdo hoy es la pregunta ¿Qué quieren las mujeres? Hoy, después de tantos años y varias experiencias me pregunto: "¿Qué quieres Myranda?" Lo quiero todo. Quiero sentirme libre de vivir el sexo con los sentidos. Libre de gemir, libre de moverme a mi antojo, libre de ver a los ojos, libre de amar el instante de placer, sentirme segura y sin nada que me cohiba. Desatar a esa mujer salvaje e instintiva que habita en mi interior.

Fantasear con el Bohemio me resulta muy fácil. Él me provee todo el material para darle vida, en mi mente, a experiencias sexuales llenas de pasión. Deseo tener a este hombre en mi cama. Hacer realidad las fantasías que mi mente crea. ¿Será posible? Lo veo lejano. Mi ego me susurra: Miranda has tenido a los hombres que has querido en tu cama. El momento se dará.

Miro la hora, llegó el momento de bajarme del viaje de fantasía y volver a la realidad de mi oficina. 

Día de GemirWhere stories live. Discover now