El Encuentro

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La cita con el placer y este hombre desconocido ya está planeada en mi cabeza, no se cuando va a pasar, pero estoy segura que se hará realidad. Bohemio, estoy lista para nuestro encuentro, estoy lista para que nuestra energía sexual cree una experiencia extraordinariamente hedonista, carnal, erótica, llena de lujuria y placer.

La vida me tentó un par de veces cuando aún el miedo me paralizaba. Coincidí con él un par de veces en algunos cafés de la ciudad, nos saludamos como simples conocidos, eso somos, conocidos. Aunque en secreto somos otros, compartiendo momentos de placer por medio de una pantalla. ¿Serán estos encuentros casuales una señal? Quizás, no lo sé. Mi mente vuela, recrea una y otra vez la escena de su cara de placer, sus gemidos y su gran miembro erecto. Esos encuentros sirvieron para retomar contacto. Yo, más libre y decidida a vivir la experiencia, tanteo el terreno. Me atrevo a enviarle mi primera foto sensual. Los emojis calientes no se hacen esperar. ¡Ya está! Ahora soy yo la que tiene el mando del juego, la que seduce, la que provoca. El no demora en escribirme:

-Te quiero probar.

- Yo también - Le respondo.

- ¿Dónde estás?

- Camino a una reunión. - ¡Maldita Sea! Ese era el día perfecto para nuestro encuentro, pero estoy ocupada con cosas de trabajo.

- Quiero verte. Bueno será otro día.

- Ok ¡bye!

Sigo mi rutina y dejo pasar la situación. El encuentro es inminente solo hay que propiciar el momento perfecto. Aunque tomó más tiempo de lo que pensaba.

Después de 1 año de caos, el miedo y la zozobra de una pandemia mundial, nuestro momento llegó.

Suena una notificación en el celular. Es él. No puedo evitar emocionarme. Soy cuidadosa al abrir sus mensajes, no quiero que todo el mundo vea que estoy teniendo un sexting con imágenes y videos incluidos.

-Ya llegó el momento de vernos.

- ¡Así es! Le respondo.

- ¿Cuándo nos vemos?

- El miércoles de esta semana. Yo realmente amo los miércoles.

- Listo. Por fin llegó nuestro día de gemir. Me responde.

Mi corazón late fuerte. Siento miedo y emoción al mismo tiempo. Todo dejará de ser virtual para ser real y palpable. Nuestro encuentro será en su casa. Sonrío sonrojada, desde ya hago planes para tener todo perfectamente controlado.

Patricia y Any son mis cómplices. Ambas saben sobre este hombre y cuánto lo deseo

-¡Any, Imagínate! ya tengo programado mi encuentro con el bohemio. Necesito tu ayuda

-Ay loca ¿y ahora que se te ocurrió? tú siempre te sales con la tuya.

- El miércoles me veré con él y necesito que estés pendiente de mi ubicación de Instagram. Iré a su casa a follar.

Any es mi amiga confidente, a ella le cuento con detalle mis encuentros con algunos hombres, ella sacia sus deseos reprimidos con mis historias. Los recrea en su mente. Me pide detalles quizás para quitarme de la escena y ser ella la protagonista de esas historias. Somos tan opuestas, vemos y vivimos la sexualidad de distinta forma. Ella no concibe el sexo sin amor. Tiene expectativas de una relación que solo existe en las novelas. Esa que leía su abuela cuando ella era una niña. Nuestras abuelas nos jodieron la mente con esos cuentos y Any no se atreve a cuestionarlos.

- Yo prefiero que repitas con el colágeno.

Habla de un hombre en sus 20's con el que tuve un encuentro un tanto insípido y aburrido hace algunas semanas. ¡Dios! el confinamiento logró que me desatara y volviera a las andanzas de estar con varios hombres en el mismo día. Sé que es una etapa. siempre es una etapa.

- Eso no volverá a suceder, ya lo probé y no me gustó. - Le respondo-

- Bueno, me explicas como se usa eso de la ubicación y estoy pendiente.

- Gracias amiga ¡te debo una!

Ya está lista una parte. llamo a Patricia.

- Patricia, este miércoles me voy a comer al bohemio.

- ¡Qué bien! Responde.

- Necesito que me acompañes al lugar de nuestro encuentro. El me recogerá en un centro comercial. No se a que hora saldré de su casa, así que, después de terminemos me iré a tu casa a pasar el resto de la noche.

Patricia y yo tenemos más cosas en común. No tenemos rollos con el sexo y nos comemos a quienes nos gustan. A ella no le cuento detalles, ella tiene su propia vida para satisfacer sus fantasías.

- Ok, no hay problema yo te acompaño al lugar donde se encontraran y te quedas en mi casa.

- Gracias, sabía que podía contar contigo.

Ahora sí, está todo listo para el ansiado miércoles.

Día de GemirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora