Autoplacer

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Con el tiempo, el bohemio y yo nos hemos puesto a tontear intercambiando likes y reaccionando a nuestras historias en Instagram. ¿Eso es el inicio de un coqueteo? no lo sé y la verdad en el momento no me interesa. Mi mente, mi cuerpo y mi cama están ocupados recibiendo visitantes habituales y uno que otro foráneo. El poder que siente una mujer que vive en su propio espacio bajo su propias reglas es increíble. Le doy rienda suelta a mis emociones, mis sensaciones y a mi erotismo. Una mañana cualquiera llega una notificación en el celular. Aún estoy en mi cama. Llevo puesta una camiseta roja y una tanga negra. Odio las pijamas. Desbloqueo el celular y veo la notificación en Instagram. Para mi sorpresa es un audio del Bohemio. Lo reproduzco. Son sus gemidos, su respiración fuerte y con cadencia me hace pensar que está en medio de una faena de auto-placer. En el fondo escucho que está estimulando su pene con su mano. Puedo escuchar también su lubricación y la rapidez de sus movimientos. No se que responderle. Mi curiosidad se muere de ganas de ver esa escena. Le respondo: "quiero ver" acompañado de un emoji sensual y otro apenado. Se ríe. Me responde con un video de sus dedos índices y pulgar jugando con sus fluidos mostrándome lo excitado que está. Le respondo con la misma frase "quiero ver". Estoy nerviosa y excitada. Mi corazón late muy fuerte, mi respiración es profunda. Espero su respuesta sin separar por un segundo mis ojos del celular. Recibo una foto. Es su pene siendo agarrado por su mano. Me recreo viendo. su pubis completamente depilado, deja ver toda su extensión Me sorprende gratamente su tamaño. Está circuncidado. Me gustan los circuncidados. Mi curiosidad me quiere llevar al límite, quiero ver más. No cedo esta vez a ella. Le envió una respuesta un tanto parca a su foto, no quiero mostrar mi excitación. Dejo el chat y me auto-complazco reproduciendo como un loop interminable las imágenes que acabo de ver. Imaginándolo en mi cama.

El juego de excitarme por las mañanas con una foto o un video se ha vuelto algo habitual. Me encanta verlo gemir, me encanta verlo desnudo estimulándose, regalándose placer. Ver sus caras de excitación hacen que me moje. Siento el palpitar de mi clítoris deseando sentir su dureza. El me provee todo para darme una función de auto-placer amateur digna de una página de porno para mujeres.

En el video del día, lo veo sentado en el sofá de su habitación, apenas lo cubre una toalla. Noto su cara de excitación, recorre su cuello con sus manos, lleva su cabeza hacia atrás, cierra los ojos mientras gime con libertad. Recorre su cuerpo como si tuviera un mapa y hace las paradas justo en los puntos que elevan su placer sensorial. Sigue moviendo su mano, bajando poco a poco a su pene. Me excita verlo dejando de lado el falocentrismo y atendiendo al llamado de las sensaciones de todo su cuerpo, se explora, se erotiza, se deja llevar sin juzgarse, sintiéndose libre. Habitando su propio placer. Tomo una captura de pantalla, quiero revivir para guardarlo en mis archivos ocultos. Sigue estimulando toda su extensión, juega por unos segundos con sus fluidos. Vuelve a gemir. Llega a su glande, su mano lubricada facilita la acción. Inicia con suavidad, luego va aumentando la velocidad de sus movimientos. Gime, se mueve con fuerza, el éxtasis está a la puerta y él quiere llegar y explotar de placer, de auto-placer. El video termina, quedando inconclusa la escena. El sabe jugar conmigo y con mi bendita curiosidad. ¡Deseo un encuentro físico ya!

Día de GemirWhere stories live. Discover now