eiti-leda

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leo estaba mirando a un punto fijo en el banco del entrenamiento, su amigo no había llegado.

a pesar de que no se vieron o hablaron los últimos dos días que tenían para llegar al reclutamiento de la selección, messi estaba realmente preocupado por el, después de todo era su amigo.

- ¿su compañero? - el director actual lo llamó, el no salió de sus pensamientos sobre su dibu, ya que la pregunta sólo recalcaba más sus preocupaciones. messi sólo se limitó a encogerse de hombros.

el dt suspiró y movió la cabeza.

- ya empezamos mal, lo vamos a esperar un rato más, usted quedese un rato en el banco por mientras y mire a los chicos jugar, así va cazando la dinámica.-

el técnico no era malo, de hecho, luego de eso le dedicó a leo una sonrisa para hacerlo sentir seguro, se veía tenso, no tanto por los nervios, era porque emiliano no llegaba.

se restregó la cara con las manos, y en la misma banca, subió sus rodillas para recostar la cabeza, quería olvidarse un poco del estrés.

no pasó mucho tiempo hasta que escuchó un "eu, enano" detrás de él. la voz la reconoció de inmediato, un cosquilleo recorrió todo su cuerpo rápidamente.

dio vuelta la cabeza lentamente para mirarlo, se veía bien, se notaba sobrio y limpio a simple vista. leo le levantó las cejas para saludarlo, sin moverse de la posición en la que se había quedado.

- ¿llegué tarde? - susurró confundido por la mirada que el dt le clavó, messi negó con la cabeza rendido, confirmado su pregunta. - pero la puta.. - rodó los ojos y apoyó la espalda contra la pared.

ninguno de los dos hablaba, mejor dicho, leo no hablaba, el ambiente se volvía un poco incómodo.

- ¿porque no fuiste a verme estos días? normalmente siempre nos vemos. - tiró la pregunta de lleno, sin ningún filtro, al contrario se le llenó el pecho con un hormigueo molesto.

- que se yo, no hace falta que nos veamo' todo' lo' días tampoco. - la incomodidad volvía a envolver el ambiente.

- si estás enojado. - afirmó esta vez, haciendo alusión a la mentira que le dijo hace unos días.

- obviamente estoy enojado, emiliano. - lo miró directamente, pero no con enojo, con pena, con cansancio de aguantar sus cosas, porque realmente ni el mismo sabía porque seguía tratando de ayudarlo, seguía ahí, seguía a su lado sin importar cuántas veces el rompiera las promesas, no se podía ir.

por cada contestación de leo había un momento de silencio, un momento tenso por los comentarios pasivoagresivos.

nadie dijo nada, messi no esperaba una disculpa porque sabía que no pasaría, así que sólo bajó sus rodillas y acomodó sus manos sobre la banca, tirando el cuerpo hacia delante con los brazos por detrás.

emiliano, imitó su posición, poniendo su mano al roce de leo, provocando que este abriera un poco los ojos, nadie hablaba aún, pero el más bajo sentía la mano de su amigo rozar con la de el, básicamente estaban pegadas.

otra vez el nudo en la panza, otra vez ese cosquilleo horrible que le daba cada vez que emi hacía el más mínimo acercamiento hacia él, una mirada, un roce, una sonrisa, una caricia bastaba.

ambos quedaron en paz por un rato, mirando entrenar a los jugadores de la selección actual.

- perdón - susurró, muy por lo bajo, casi como un soplo débil, pero bastó para que leo lo escuchara.

dio vuelta la cabeza rápidamente con los ojos brillosos y fogosos para mirarlo y comprobar si realmente no había escuchado mal.

la brisa movía algunos de sus mechones, sus manos seguían juntas.

𝟙𝟡𝟟𝟠 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora