Capítulo 17

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Capítulo 17

Pablo estaba demasiado cómodo como para moverse.

Afuera hacía frío y la lluvia seguía cayendo con fuerza.

Estaba demasiado cómodo. Su cuerpo y el de Lionel encajaban a la perfección. 

La mano grande y áspera de Lionel le recorrían la espalda de arriba hacia abajo. Le depositó un beso en la frente. 

–¿Qué pasa? ¿En qué estás pensando? – le preguntó a Pablo. 

–En todo esto… – Pablo le dio un pequeño beso en el pecho – ¿Que vamos a hacer con Paulo? 

Lionel suspiró con pesadez; no tenía ni la menor idea de cómo manejar la situación. 

–No se, no pensemos en eso ahora…mejor disfrutemos de esto, de estar así – lo abrazó tiernamente. 

Pablo tenía una sonrisa que no podía borrar de su rostro. Tenía miedo de soltar a Lionel y que este desapareciera.

–¿Querés comer algo? – le preguntó Lionel – tengo hambre.

–Me podés comer a mi si tenés hambre – le contestó con un tono pícaro Pablo. 

Lionel se rió.

Pablo se subió sobre su cuerpo, colocó ambas manos en la cara de Lionel y le dio un beso.

–Te amo- dijo en un susurro.

–¿Sabías que estoy obsesionado con este lunar hermoso que tenés acá? – le tocó el lunar de la cara con el dedo índice – cada vez que lo veo se me derrite el corazón.

–Que cursi… – Pablo le dio otro beso.

–Vos me haces decir estás cosas cursis – le dio un beso en el lunar – te amo.

No podían dejar de repetir esa frase. Dos palabras, cinco letras…era todo lo que necesitaban escuchar en ese momento.

–Pablo, en serio, tengo hambre… 

Pablo lo abrazó con fuerza, no quería soltarlo.

–No te dejo ir, te tenés que quedar acá conmigo – se aferró con fuerza a su novio.

Lionel lo tomó de la cintura.

–Pero quiero comer – se quejó mientras se reía.

–No, no, no – Lionel noto que Pablo y Enzo compartían la misma actitud; de tal palo…– no quiero – Pablo le llenó de besos la cara.

–No me voy a ir a ningún lado, quiero comer nomás.

Después de tanta insistencia, Pablo, accedió a soltar a su novio. 

Lionel se puso ropa interior y se dispuso a ir a la cocina. Mientras preparaba café juro oír el tono de llamada de su teléfono desde el living.

Suspiró con pesadez, su momento de romance con Pablo había llegado a su fin. 

De mala gana, camino hasta donde estaba el teléfono; había quedado debajo de los almohadones del sillón. 

Cuando la pantalla se iluminó Lionel sintió que su corazón se detenía.

Más de veinte llamadas de Paulo, quince de Alejandro y diez de Nicolás. Temió lo peor.

Por su mente pasaron las tragedias más monstruosas. 

Con las manos temblorosas y los ojos húmedos llamó a su hijo.

–Papá – Paulo tenía la voz quebrada – ¿Me podés venir a buscar? – el joven se oía agitado. 

corazón frágil (Scaloni x Aimar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora