Capítulo 24

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— ¿Verdad o reto? — preguntó Paulo alzando las cejas.

— Reto... — Enzo contestó desconfiado.

— Te reto a... — Paulo se tapó la sonrisa con lata de cerveza — a pintarte la cara cómo un gatito.

— Te odio — Enzo entrecerró los ojos y apretó la boca.

— Vos elegiste reto, ahora tenés que cumplir — el mayor se rió. Iba por la segunda lata de cerveza y tenía la risa fácil.

Paulo casi corrió hasta la habitación de Julián para buscar lápices de acuarela. Era medianoche pero los infantes estaban cargados de energía.

El mayor se sentó frente al niño y comenzó a pintarle la cara. Julián se reía de Enzo sin ningún tipo de filtro.

— Los odio — Enzo tenía cara de enojado mientras Paulo le pintaba unos bigotes. Las risas se hicieron más y más fuertes.

— Listo, quedaste hermoso, ahora sos un oso-gatito — Paulo le tomó una foto entre risas y se la envió a Pablo.

— Me toca a mi — Enzo se cruzó de brazos.

El niño miró a todos por un momento; paseó su vista para elegir a la próxima víctima. Miró a Leandro, a Julián y Paulo con los ojos entrecerrados. Puso una sonrisa diabólica y miró fijamente a Paulo.

— Pau... — lo señaló con el dedo — ¿Verdad o reto?

— Uy... que miedo — Paulo largó una carcajada — eh... — tomó un tragó de cerveza — ¿Reto?

Enzo ensanchó su sonrisa; todo estaba saliendo como él quería.

— Te reto... — miró cómplice a Julián — Pau... te reto a — miró a Leandro — que le des un beso en la boca — con su pequeño dedo apuntó en dirección a Leandro.

Paulo, quien estaba tomando otro trago de cerveza, se ahogó.

— ¿Qué dijiste? — habló intentando dejar se toser.

— Dijo que le tenés que dar un beso al nene — Julián sonrió — en la boca — remarcó mientras Enzo asentía una y otra vez con la cabeza.

— Son terribles ustedes dos — Leandro se rió mientras le daba palmadas en la espalda a Paulo; el menor no dejaba de toser.

— ¿Y si no quiero hacerlo? — preguntó Paulo ya recuperado.

— No, no — Enzo negó con la cabeza, incluso con los brazos — lo tenés que hacer.

Paulo apretó la boca y rodó los ojos. Enzo y Julián eran dos pequeños demonios que se habían complotado en su contra. Se encogió de hombros y suspiró.

"Ya fue..." Pensó.

Leandro aún se estaba riendo; no sé imaginó en ningún momento que Paulo aceptaría besarlo. Se quedó inmóvil en el momento que sintió la calidez de los labios de Paulo sobre los suyos. Fue un instante.

Leandro sintió una descarga eléctrica en la columna vertebral. Paulo ni siquiera lo miró. Le tendió el pico y desvió su atención nuevamente hacía los niños.

Por su parte, Julián y Enzo se taparon la boca mientras se les escapaban pequeñas sonrisas.

— Listo, mi turno — habló Paulo totalmente ajeno a las reacciones de los demás. Leandro seguía paralizado a su lado, con las orejas rojas y una sonrisa boba — Julián... — apuntó a su hermano con el dedo índice — ¿Verdad o reto?

— Verdad... — Julián se comió con absoluta calma un chocolate luego de responder.

— ¿Qué secreto tienen Enzo y vos? — Paulo sonrió satisfecho. Le dió otro trago a su cerveza.

corazón frágil (Scaloni x Aimar)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz