Capítulo 26

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Paulo tamborileo los dedos sobre la taza vacía; estaba perdido en sus pensamientos.

¿Por qué le había dicho que sí a la propuesta de hablar a Pablo? Ni siquiera sabía que contarle o si quería hablar de ese tema con él. Su madre era la única persona a la que le contaba sobre los chicos que le gustaban.

— Pau — el hombre de rulos estaba sentado en la mesa de la cocina, observando al chico — el agua está hirviendo hace dos minutos — señaló con una sonrisa.

Pablo se había ofrecido a hacer el café pero Paulo se negó, quiso hacerlo él, a su manera.

— ¡Ay, Dios!, si, perdón — apagó la hornalla rápidamente. El vapor que se escapaba por la pava casi llegaba hasta su rostro.

Preparó dos cafés batidos y se sentó frente a Pablo; el aroma a café caliente recién hecho inundó la cocina. Estaban en silencio, no era precisamente un silencio incómodo; por lo menos no para Pablo.

— A mi mamá le gustaba tomar el café así... — Pablo habló nuevamente para romper el hielo. Junto un poco de la espuma que se había formado en la superficie con la cuchara.

— A la mía también... — Paulo sonrió al recordar cómo su madre preparaba el café todas las mañanas.

— Entonces — alzó las cejas — ¿Me vas a contar? — esbozó una sonrisa — casi tengo que atar a tu padre a la pata de cama, se lo quería comer crudo al pobre chico... no sé cómo hice para calmarlo... este hombre...

— Qué vergüenza — Paulo se tapó el rostro con ambas manos. Se puso colorado — pero mi papá también... me trata como si tuviera cuatro años... como si fuera Juli...

— Es así de cuida porque te quiere mucho. ¡Me volvió loco! — Pablo juntó ambas manos — "Pero escúchame una cosa, Pablo, ¿A vos te parece que lo dejemos con ese chico? ¿Viste tatuajes que tiene?, No no, mejor volvamos a casa" — lo imitó — se me cruzó por la cabeza darle un tranquilizante...

— Es un insoportable... — Paulo sonrió — pero insoportable y todo lo amo... — se le borró la sonrisa de golpe — espero... espero que algún día me puedan perdonar... que vos me puedas perdonar — lo miró a los ojos — estoy muy avergonzado y arrepentido por cómo me comporté... al principio... yo — le costaba encontrar las palabras.

— Paulo, está todo bien — Pablo estiró su mano para tomar la del chico pero se detuvo a medio camino, no lo quería incomodar — te entiendo... bueno no, no te entiendo porque no viví lo que vos pero, está bien, fue tu manera de reaccionar... somos humanos y no somos perfectos... — le regaló una nueva sonrisa — lo importante es que ahora estamos todos bien. Yo me quiero llevar bien con vos, quiero que me des una oportunidad...

A Pablo se le pasó por la cabeza tocar el tema de Cristian pero supo que no era el momento al instante que vio la mirada de Paulo. Ese noviazgo fallido era algo que no importaba en ese momento de sus vidas.

— Yo también me quiero llevar bien con vos, Pablo — le dio un sorbo a su café — por más que seas de river y estés infectado a mi hermanito con tus gustos... — se rió.

— Che, no seas malo... — Pablo también se rió — y si Juli ahora mira los partidos de River es por Enzo, no por mí... él con su "Enzi"... — negó con la cabeza.

Se quedaron en silencio nuevamente, ambos con una sonrisa en el rostro. Paulo estaba más relajado; se sentía cómodo con Pablo. Él solo necesita tiempo para acostumbrarse y conocer mejor a la pareja de su padre.

— ¿A vos qué te parece? — preguntó Paulo. Se le pusieron las mejillas de un tono más rosado.

— ¿Qué cosa?

corazón frágil (Scaloni x Aimar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora