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Las personas entraban y salían del local de ropa, "Los primos", hoy era una de esas tardes en la que el sitio estaba colmado de personas

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Las personas entraban y salían del local de ropa, "Los primos", hoy era una de esas tardes en la que el sitio estaba colmado de personas.

Mientras varios empleados se ocupaban de cobrar y otros de atender y organizar las filas de clientes para que pasaran a los vestidores, Marcos y Coti, se encargaban de pasear por el alrededor de la tienda, con el objetivo de vigilar que no hubieran clientes falsos que estuvieran en el lugar con la intención de delinquir, aprovechando que había una gran cantidad de personas para poder pasar por desapercibidos.

La idea era vigilar que no hubieran hurtos, pero uno de los amigos, no estaba para nada concentrado en la tarea.

– ¡Mirá, primo, te traje una sorpresa, ta taan!

Apunta con sus manos abiertas hacia Maxi, tras llegar a su lado.

El pelado de barbita le sonríe a continuación de lanzarle un beso volador. Marcos deja de mirar su celular para mirar a sus amigos, su rostro se mostraba inexpresivo.

– ¿Y la sorpresa?

– ¡Soy yo, culiado! Solo por eso, vas a a tener que hacerme un descuento en todo lo que me vaya a comprar.

Reclama, cruzándose de brazos.

– No sos tonto para ofenderte vos, eh.

Señala volviendo su atención a su teléfono, Coti, quien ya lo había notado distraído con el móvil entre sus manos, lleva sus manos a ambos lados de su cintura, imitando una jarra, mientras lo observa suspicaz, sintiéndose un poco harta de su comportamiento.

– ¿Qué tanto hacés vos en tu celular, que no le prestas atención a nada que no sea el? Estuviste así desde que abrimos. Si alguien se llegó a llevar algo sin ir a pagarlo, fue bajo tu guardia, es decir pasó por tu culpa por no andar controlando bien a la gente, te aviso eh.

– Bueno, yo lo repongo en ése caso.

Responde mientras se pone a tipear en el aparato, dejando más disconforme a la rubia, que frunce sus labios hacia un lado bastante mosqueada. Ya sin paciencia le arrebata el celular de las manos.

– ¡Coti, ¿qué hacés?!

La mira sorprendido, tratando de volver a recuperar su teléfono que pasa a las manos de Maxi, en un parpadeo. El cordobés al ver que el castaño dorado se aproxima hacia él para sacárselo, con una expresión de pocos amigos, en una acción apurada mete el celular adentro de su pantalón.

– Jaque mate.

Marcos se queda de piedra mientras el contrario sonríe triunfal.

Un Amor Atípico // Margus Where stories live. Discover now