La familia Malfoy es exigente y no acepta algo que no sea perfecto.
Él fue el hermano perfecto, hijo perfecto, amigo perfecto, estudiante perfecto... Él era todo lo que cualquier familia quisiera por hijo.
Pero jamás fue suficiente, él era...
Difere...
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❝Lady Reah Malfoy❞
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Enero ya estaba terminando y por lo tanto todo Slytherin estaba de fiesta en ese momento celebrando el cumpleaños de no una, sino de dos de sus princesas.
Josephine Parkinson cumple años el 1 de febrero, mientras que Lily Evans cumple el 30 y aún cuando la última no pertenece a la casa de las serpientes es la novia del rey de la casa verde y plata por lo cuál todos ahí decidieron celebrarla también.
La fiesta acabó el día 1 de febrero a las 4 am, cuando los últimos Slytherin en pie, Regulus y Jasper, cayeron dormidos junto a Marlene y Dorcas, las mejores amigas de Lily Evans.
Toda la sala quedó en silencio cuando por fin todos estuvieron dormidos, o al menos eso pensaban, hasta que una pelirroja bajó corriendo las escaleras de las habitaciones en bata de dormir.
Salió silenciosamente de la sala luego de colocar una manta que cubriera a los cuatro antes mencionados que dormían en el sofá junto a la chimenea.
Caminó lo más silenciosamente que pudo hasta un pasillo que ya conocía de memoria y entró para luego iluminar el lugar con su varita.
Siguió el camino que ya llevaba meses recorriendo y encontró finalmente una puerta hacia una habitación secreta de Hogwarts que pocas personas conocen.
Leyó la carta en su mano por quinta y vez y suspiró antes de entrar, las serpentinas volaron por todos lados y un enorme letrero brillante de feliz cumpleaños apareció frente a ella.
–¡Feliz cumpleaños Josie!–Soltó alguien desde el otro lado de la habitación con un pastel en sus manos–Y sorpresa–
–¿Hiciste todo esto tú solo?–Preguntó la Parkinson sonriendo mientras quitaba las serpentinas de su cabello.
–Mi madre me ayudó con el pastel, pero por el resto lo hice yo sólito–Aseguró el chico dejando el pastel en una mesa.
La pelirroja sonrió y se acercó para abrazarlo y agradecer por su esfuerzo, después de todo le había hecho una fiesta sorpresa privada.
–Tengo otro regalo–El joven corrió a una esquina y mostró una bolsa llena de bombas fetidas–¿Quieres hacer una broma Peli‐peli?–
–James, eres una mala influencia–Declaró antes de tomar las bombas–¿Filch o Slug?–
