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Y el sábado llegó

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Y el sábado llegó.

—Después de un viernes lleno de miserias —cierto Alfa azabache soltó en un balbuceo; tan confuso que las personas a su alrededor ni siquiera le entendieron. Lo miraron con burla.

—¿Resaca, cap?

—Cállate la boca, HoSeok-... Ugh... —ah, mierda, y la risa chillona de su amigo lo único que hizo fue aumentar el palpito insufrible de su cabeza.

JungKook pasó una de las peores mañanas de su vida. Sin mentir; el pobre no se pertenecía, a las nueve de la mañana bajó las escaleras hacia la cocina como si fuera el propio camino de la vergüenza. Envuelto en una sudadera inmensa, con la capucha sobre su cabeza, en un inútil intento de bloquear la luz. Las ojeras bajo sus ojos son como las bolsas negras de la jodida basura. Tanto sus padres como su hermana lo juzgaron profundamente, mientras trató de comer algo de su desayuno sin vomitar. Vaya reto. Al final, su madre se rehusó a seguir presenciando su precario estado, y le pidió amablemente a la ama de llaves que por favor le preparara unas gachas para la resaca a su hijo menor; porque esos huevos revueltos en su plato lo único que iban a hacer era inducirle el inevitable regreso de la comida.

Ahora mismo, el sol le quema los ojos, incluso con sus gafas aviadoras tratando de cumplir con su trabajo. En realidad, el día está bonito, soleado y caluroso, a diferencia del resto de la semana; y como ya había quedado con sus amigos en que el sábado se iban a ver temprano en su casa para un asado en la piscina, se obligó a pararse de la cama. A las diez de la mañana en punto llegaron los primeros idiotas. Sus padres iban de salida para la casa de sus abuelos maternos, y JiHyo le gritó horriblemente desde la sala que NamJoon y HoSeok ya habían llegado. En bañador y todo.

Logró bajar un rato después, cuando pudo vomitar un poco de las gachas, ja.

Siendo las once y media de la mañana ya, es casi medio día; y huele a carbón y condimentos. Su primo mayor SeokJin ya empezó a calentar el asador de ladrillo que su papá tiene en el patio trasero, y la piscina de su casa está llena. No a reventar, como la pobre casa de ChanYeol ayer, pero con por lo menos mitad de su equipo y algunas chicas que se sumaron al plan. Rodeado de sus mejores amigos, Jung HoSeok, segundo delantero, y Kim NamJoon, defensa central. Además de otros también muy cercanos que por ahora están distraídos en otras cosas; como Park ChanYeol, defensa; Oh SeHun, tercer delantero; Kim MinGyu, portero; Kim YuGyeom, centro-campista; y Cha EunWoo, lateral.

La SEB.

Cuya explicación de su significado está de más, por lo menos para JiHyo, que dice que es lo más imbécil que escuchó alguna vez. Y que por cierto anda por ahí con YoonGi, aprovechando que sus padres no están.

—No puedo creer que te estás quejando por eso —la risa incrédula de NamJoon resonó.

—Piensa lo que quieras —respondió, con muy poco interés. JungKook está muy tranquilo, sentado en una de las seis sillas de la mesa de jardín que hay en su patio. Distraído, más que todo por el cuerpo perfecto en bikini de una rubia que ríe entretenida con sus amigas al otro lado de la piscina.

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