Capítulo 49

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Alexander

La puerta me da acceso según paso la tarjeta, abro rápidamente.

No puedo evitar sentir un hormigueo por todo mi cuerpo, tanto tiempo malgastado porque el estúpido ese se caliente con tan solo ver a sus falsos amigos.

Las personas no tienen autocontrol de sus sentimientos y lo único que consiguen con eso es arrastrarlos al abismo. Pero no solamente a ellos solos, sino que al resto con sus estupideces.

A mi me han hecho perder mi tiempo, si no es capaz de controlarse ante el enemigo ¿Para qué me sirve? Para nada. Solo tengo que aguantar a ese mocoso que me ha servido para traerlos a todos aquí hasta que los mate. Siendo mi hermano el primero en la lista en caer.

Le cuesta entender que por más que lo intente aquí solo hay un claro vencedor, y ese soy yo.

Comienzo a caminar por el pasillo, poco a poco voy viendo el final de este, y cuando lo hago mis piernas se paran. De forma rápida e instantánea mi mano se cierra e impacta contra una de las paredes.

No miro mi mano, no siento dolor. Solo la rabia comienza a llenar mi interior.

Camino y mientras lo hago con pasos acelerados siento como la sangre comienza a hervirme, siento como lo único que veo es negro y más oscuridad. Con la mano completamente adormecida y dolorida saco mi pistola y la alzo según entro por la puerta de mi despacho derribándola con mi pie.

Siento como todo a mi alrededor se derrumba, como el caos y la muerte me permiten no sentir absolutamente nada que no sea oscuridad.

Observo a mis dos guardas con una bala ambos detrás de su cabeza. Jodidos idiotas, les dices que no se muevan y todos son una panda de inútiles que no sirven para absolutamente nada.

Me pongo de puntillas y observo como las cuerdas no están rotas.

—Así que venimos completamente preparados. Sí queremos jugar solo había que decirlo. Unámonos a vuestro estúpido juego.

Me da igual estar solo, cierro la mano con la cuerda aún sobre la palma de mi mano. El primero que se me cruce lo mato, y me da igual que sea mi hombre o no.

Suelto la cuerda y con mi mano libre saco mi móvil, observando las cámaras de seguridad. Me voy directamente a la planta 2 porque sé que están ahí. No puedo confiar en mis hombres, las cosas las tiene que hacer uno mismo si quiere que salgan como uno quiere.

Observo como están todos reunidos, Blair se encuentra abrazando al rubio y otro destrozando la cara al estúpido de Caleb. Al parecer me van a ahorrar parte de mi trabajo.

Guardo el móvil y antes de irme a por cada uno de ellos observo un papel en mi escritorio que sin duda no es ninguna casualidad y que no es ninguna obra mía.

El papel se encuentra arrugado sobre la mesa, lo cojo y atentamente lo leo.

Espero que te pudras en el infierno.

No puedo evitar reírme, porque realmente parecen creer que tienen alguna posibilidad de salir y están completamente equivocados.

Tiro la nota al suelo y salgo del despacho pero al escuchar un click mi cuerpo se para. El sonido vuelve a escucharse y adentro mi cuerpo al despacho buscando el origen del sonido.

Me acerco a uno de los cadáveres donde el sonido es aún más fuerte y lo muevo.

La risa se apodera de mí, al ver la cuenta atrás de 5 segundos en una de mis bombas.

Muy ingenioso, pero no seré el único que arda hoy. Al parecer siguen sin recordar que voy un paso por delante de ellos.

El reloj refleja el número uno y después de eso el cero aparece. Cuando el sonido de la bomba se escucha extiendo mis brazos dando la bienvenida a mi nuevo territorio, el infierno. 

 

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