Jungkook, un apuesto ingeniero, soltero, maduro y sobre todo idealista, sueña con su chico ideal, está seguro que el hombre de sus sueños está en alguna parte esperando ansiosos por él hasta que se topa con la personificación de su persona soñada a...
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"Cada final feliz, es un nuevo comienzo".
La sala de espera se sentía enorme, el silencio ensordecedor, tan intenso que el pelinegro podía jurar que escuchaba las agujas de reloj avanzar, el tiempo corría lento, nadie salía o entraba al quirófano para informarle que pasaba.
Namjoon no se había movido de su lado ni un solo minuto, en silencio con su mano apretando su hombro, sin palabras diciéndole "aquí estoy".
La familia de Jimin y la suya habían llegado hace un rato, Jungkook no tenía ganas de hablar, no podía, solo quería que alguien saliera por esa maldita puerta y le digan que toda estaba bien.
Taehyung sabía cuándo y que decir en el momento preciso que su amigo lo necesitara, sabía que nada de lo que diga en este momento, sería de ayuda, solo se sentó en el puesto vacío a su lado con las toallitas húmedas que Jackson empacó.
Pasó la toallita por el rostro húmedo de Jungkook, también por sus manos, habían traído ropa para que se cambie, por ahora no lo obligaría a hacerlo.
Los minutos se convirtieron en horas, estaba apunto de perder la cordura y tirar abajo la maldita puerta donde tenía fija su mirada hace tanto, había tratado de mantenerse sereno, era imposible había llegado a su límite.
Podía sentir que la tensión y la inquietud abrumaba a todos en la sala, simplemente eligió cerrar los ojos, solo un momento, cuando menos lo esperaba la puerta de quirófano se abrió al fin, era una enfermera buscando curiosa entre los rostros expectantes en la habitación, lo vio y sonrió. —Señor Jeon venga conmigo.
De un salto estaba de pie y siguiendo a la enfermera, en silencio siguió a la joven por el largo pasillo.con la cálida sonrisa que le obsequió dudaba que sean malas noticias.
El Fuerte olor a alcohol y antibacterial le hizo sentirse un poco mareado, Jungkook no había comido ni bebido nada aún, sabía que Jimin lo regañaría, él tenía prioridades y la suya siempre seria su esposo, paso por la última puertas tenia que asearse en los lavatorios, había un mundo de emociones creciendo en su pecho.
