Capítulo 2

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NamJoon se encontraba tumbado en su cama, sumido en un mar de angustia y desesperanza. Sus ojos, enrojecidos y hinchados por las lágrimas, reflejaban el peso de su corazón roto. La tristeza se había apoderado de él, envolviéndolo en una oscuridad abrumadora. Cada pensamiento negativo y cada recuerdo doloroso se entrelazaban en su mente, formando una tormenta emocional que lo consumía.

Se arrepentía profundamente de no haberle hecho caso al rubio desde el principio, de no haber escuchado sus advertencias sobre TaeHyung. Ahora, se encontraba pagando las consecuencias de sus decisiones impulsivas y de haber idealizado al omega. Sentía un profundo dolor por haberse entregado a alguien que no lo amaba, por haber sido esclavo de sus propios deseos durante casi un año y medio.

En medio de su dolor, su madre, preocupada por su hijo, tocó suavemente la puerta y entró en su habitación. Su presencia era como un rayo de luz en la oscuridad, trayendo consigo una mezcla de comprensión y cariño. Sus ojos reflejaban la preocupación de una madre que solo quería lo mejor para al peligris.

Se acercó a su hijo y lo abrazó con ternura, envolviéndolo en su cálido abrazo. Era como si todo el amor del mundo se concentrara en ese gesto, como si su madre pudiera absorber toda su tristeza y convertirla en esperanza.

—NamJoon, cariño, sé que estás pasando por momentos difíciles, pero quiero que sepas que siempre estaré aquí para ti—susurró su madre con voz suave y reconfortante. Sus palabras eran como un bálsamo para el alma herida de NamJoon. —Eres valioso y mereces encontrar a alguien que te ame de verdad. No permitas que estas experiencias te hagan dudar de tu propio valor.

Las palabras de la señora  resonaron en lo más profundo de su ser, desafiando las sombras que lo envolvían. El menor se aferró a ellas como a un salvavidas en medio de la tormenta. Era un recordatorio de que no estaba solo, de que tenía a su madre a su lado, dispuesta a sostenerlo en cada paso del camino.

Después de pasar un tiempo en casa, llegó el momento de regresar a su vida universitaria. Cada clase era un desafío para el alto, ya que su mente seguía ocupada por los recuerdos dolorosos y el sentimiento de rechazo que lo consumía. A pesar de las palabras reconfortantes de su madre, esos pensamientos no se desvanecían fácilmente. Sentía como si llevara una pesada carga emocional sobre sus hombros, dificultando su capacidad para disfrutar plenamente de su vida universitaria.

Mientras caminaba por el campus, perdido en sus pensamientos, se encontró con Jin, su amigo de confianza. El mayor había notado la ausencia de NamJoon y se había preocupado por él, intentando comunicarse sin éxito.

—NamJoon, ¡al fin te encuentro!— exclamó Jin con una mezcla de alivio y preocupación en su voz. Se acercó a más alto con una sonrisa forzada, pero sus ojos reflejaban una mirada de reproche. —He estado tratando de comunicarme contigo, pero no respondías a mis mensajes ni a mis llamadas. ¿Estás bien?

NamJoon bajó la mirada, sintiendo una punzada de culpa por haber ignorado a su amigo. —Lo siento, Jin. He estado pasando por un momento difícil y no sabía cómo enfrentarlo.

Jin suspiró, su expresión suavizándose mientras veía el dolor en los ojos de NamJoon. —Entiendo que hayas estado pasando por un momento complicado, pero eso no significa que debas aislarte. Los amigos están aquí para apoyarse mutuamente, y yo estoy aquí para ti, Nam. Pero necesito que me permitas estar a tu lado.

El otro asintió, sintiéndose abrumado por la mezcla de emociones que lo embargaban. —Lo siento. No quería preocuparte ni hacerte sentir mal.

Jin se acercó a NamJoon y colocó una mano en su hombro, transmitiendo su apoyo de una manera tangible. —No se trata de eso. Me preocupo por ti y quiero ayudarte. Pero necesito que confíes en mí y me permitas estar ahí para ti.

El peligris levantó la mirada y encontró la mirada sincera de su hyung. Sus ojos reflejaban una mezcla de compasión y determinación. —Gracias, Jin. Aprecio tu amistad y tu preocupación. Prometo que intentaré abrirme más y no aislarme.

El otro sonrió, pero había un destello de determinación en su mirada. —Eso es todo lo que te pido, NamJoon. Estoy aquí para escucharte, apoyarte y ayudarte en lo que necesites. No estás solo en esto.
NamJoon y Jin se encontraban sentados en un rincón tranquilo del campus, rodeados por el murmullo de los estudiantes que pasaban. Jin miraba a el peligris con una expresión de preocupación y curiosidad en su rostro.

—NamJoon, necesito que me digas la verdad. ¿Qué te ha pasado realmente con TaeHyung?— preguntó con voz cargada de seriedad.

NamJoon suspiró, sintiendo un nudo en la garganta mientras recordaba los dolorosos eventos que habían ocurrido. —Jin, he perdido todo interés en TaeHyung.

SeokJin frunció el ceño, dudando de las palabras de NamJoon. —Nam, no creo que eso sea cierto. Te conozco y sé lo profundo que llegaste a sentir por él. Necesito que me digas la verdad.

El alto miró fijamente a Jin, sus ojos llenos de tristeza y determinación. —....

—NamJoon....

—TaeHyung me rechazó brutalmente. Me humilló y dejó claro que no sentía lo mismo por mí. Me di cuenta de que me estaba aferrando a alguien que nunca me amaría.

—Ese omega hijo de puta—expresó con enojo el mayor.

SeokJin sintió una oleada de ira y frustración recorrer su cuerpo. Quería confrontar a TaeHyung, ponerlo en su lugar por herir a su amigo de esa manera. Pero antes de que pudiera decir algo, NamJoon lo detuvo.

—No, Jin. No es necesario que hagas nada. Yo mismo me busqué esta situación. Fui ingenuo al pensar que podía cambiar los sentimientos de alguien. Aprendí la lección de la manera más difícil— dijo NamJoon, su voz cargada de resignación.

Jin miró a NamJoon, su enojo disminuyendo mientras veía la determinación en los ojos de su amigo. —NamJoon, entiendo tu punto de vista, pero eso no significa que debas cargar con toda la culpa. TaeHyung actuó de manera cruel y no mereces ser tratado así.

NamJoon asintió, agradecido por las palabras del contrario. —Lo sé. Pero ahora debo concentrarme en sanar y seguir adelante. No quiero que esta experiencia me defina.

El rubio suspiró, sabiendo que no podía obligar a su amigo a tomar ninguna decisión. —Está bien, Nam. Pues ya que estamos aquí, dejemos la tristezay melancolía cuando tengamos que rendir exámenes, como fallaste tres días, te perdiste de un millón se cosas, así que relajémonos por qué el chisme está recién salido del horno.

A lo largo de la conversación, Jin compartió algunas historias divertidas y anécdotas de su vida universitaria para distraer a NamJoon de sus pensamientos negativos. Hablaron de sus compañeros de clase, de las travesuras que habían presenciado.

—Por cierto, hay un nuevo chico en el campus— mencionó  casualmente. —Se llama JungKook. Es bastante buena onda y parece llevarse bien con todos. Tiene una actitud positiva y siempre está dispuesto a ayudar. Además, tiene toda la pinta de ser un alfa.

NamJoon asintió, interesado en conocer más sobre este nuevo estudiante. —Suena interesante. Tal vez debería conocerlo algún día.

Jin asintió emocionado.—¡Definitivamente deberías! Creo que te llevarías bien con él. Es una persona amigable y siempre está dispuesto a hacer nuevos amigos.

El de piel canela sonrió, agradecido por la recomendación de su hyung. Estaba abierto a la idea de hacer nuevos amigos y construir relaciones positivas en su vida.

Un Alfa para mi Alfa [KookNam]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora