Capítulo 14 | La fama de un corazón roto

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A todos los que se les rompió un sueño y tienen miedo de volver a él.


TRAVIS FADEN

La fama puede ser cruel.

Un día puedes estar en lo más alto, disfrutar de los gritos de miles de personas eufóricas aclamando tu nombre mientras tus dedos se deslizan por las cuerdas de la guitarra y sientes cada vibración en tu cuerpo cuando las sueltas con suavidad. Entre esos gritos escuchar tu propia voz, tu música con letras que pasaste componiendo noches enteras sin dormir y acercar tus labios al micrófono para cantarla frente a todos. El sudor te corre por las sienes, el cabello húmedo te cae entre los ojos y tomas bocanadas de aire entre cada estrofa.

Sientes la adrenalina en tus venas, ves las sonrisas de las personas, tú también esbozas una leve sonrisa de lado sin apartar la boca del micrófono. Sientes que ahí perteneces, en ese escenario cantando tus canciones mientras el resto las corea y las luces te iluminan hasta cegarte. Sientes que estás en la cima, te sientes inalcanzable.

Hasta que el sueño se acaba.

Y como un cruel chasquido, despiertas.

Solo hace falta un punto de quiebre para que todo se derrumbe, para que tu sueño se convierta en una pesadilla de la que quieres escapar. Ya no encuentras felicidad ahí, no encuentras paz, el micrófono solo te hace querer tirarlo lejos y ya ni siquiera puedes ver tu guitarra porque te trae recuerdos, así que la encierras en su estuche con la esperanza de no volver a tocarla nunca más.

El sueño se destroza en miles de pedazos irreparables y te conviertes en la sombra de lo que solías ser.

Ya no encuentras felicidad en lo que solías amar.

Y la música... La música se convierte en un tema que odias tocar.

A veces pienso en mi punto de quiebre cuando miro la guitarra encerrada en su estuche en un rincón de mi habitación, no creo volver a ser capaz de tocarla como antes, solo puedo apartar la mirada rápido como si no soportara verla. Agacho la cabeza cuando una voz autoritaria resuena por detrás.

—Es hora de que vuelvas a tocar.

Esa palabra me cala profundo.

—Lo estoy intentando —mascullo entre dientes.

—No es suficiente.

Me tenso, la presión en mi pecho se vuelve insoportable, pero cojo el estuche de la guitarra. Los dedos me queman, siento un cosquilleo en ellos al percibir la familiaridad que se esconde bajo esa tela negra, pero no le presto atención y lo suelto tan rápido como puedo. Me encierro en el auto y miro por la ventana.

La fama de un corazón roto es el arte más auténtico.

Entonces, ¿por qué no puedo hacer arte con el mío?

Un sudor frío me recorre la espalda y siento mis manos temblar a pesar de que intento aferrarlas a mis tejanos oscuros. Todo el ruido se siente lejano, mi cabeza se revuelve en mareos que, si no estuviera sentado en este maldito auto con dirección al centro comercial, me habría caído sin fuerzas.

—Será un concierto sorpresa, nadie sabe que eres tú. —Mi manager parlotea como un loro a mi lado, mirando su tableta—. Ya hace semanas que has vuelto, están comenzando a hablar de tu regreso en las redes sociales, pero también han comenzado los rumores y eso es lo que menos quiere la disquera, así que he preparado un horario para tus presentaciones. Empezaremos por...

Giro la cabeza hacia él, confundido.

—¿Qué?

—El Sr. Faden me mandó a organizarlas cuando volviste. Serán eventos para anunciar tu regreso a tu carrera musical.

Una Conquista FamosaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt