Capítulo 17 | Borrarla del mapa

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A los que les llamaron decepción cuando luchaban por volver a levantarse.


TRAVIS FADEN

Verla tan enojada a centímetros de mí hace que solo quiera besarla.

No sé qué cruza por su mente, tampoco sé si es consciente de mi mirada perdida en sus labios que lucha cada cierto momento para subirla a sus ojos, pero termina cayendo otra vez en ellos. Me pierdo en esta tensión que emana cada encuentro con ella, se me dificulta respirar al tenerla tan cerca, pero intento no mostrar nada.

No puedo cruzar ciertos límites con ella, no quiero arrastrarla al desastre en el que me he convertido.

—Jamás...

—¿Jamás qué? —la interrumpo, agachando la cabeza.

No debería verse tan bonita estando enojada.

Su aliento choca en mis labios y tenso la mandíbula sin apartar la mirada. ¿Qué está pensando? ¿Está nerviosa? Si me acerco otro paso, ¿me tirará una bofetada? Es probable. No sé si debería arriesgar mi cara por una chica tan irritante como ella, aunque tal vez... No. Vamos, Travis. ¿Qué estás haciendo? Sabes que no puedes jugar con esto, no tienes un cinturón de seguridad que te asegure que no vas a caer por ella.

Miro una vez más sus labios entreabiertos y me muerdo el mío.

—Harper...

Ella no me deja terminar y me empuja, huyendo. No la detengo, solo me quedo parado un rato asimilando lo que ha pasado o lo que pudo haber pasado si ella no lo detenía y suspiro. Me calzo la gorra en la cabeza y voy tras ella, pero creo que es tan rápida que ha desaparecido. Bajo las escaleras buscándola con la mirada, espero que no haya sido tan tonta para volver al centro comercial o la atraparán.

Salgo tranquilo con las manos en los bolsillos por la puerta final y me detengo cuando veo tres mastodontes parados frente a mí con mi manager en medio. Me hago el loco e intento volver a entrar, pero la puerta se cierra en mi cara.

—Se terminaron los juegos, Travis. Acompáñame.

Jooder. Un mastodonte me toma del brazo y me aparta de la puerta. Me zafo y camino tras ellos sin otra opción, tal vez puedo correr ahora, pero no sería tan divertido como antes. Algunas personas se detienen al verme custodiado y otras se intentan acercar, pero los mastodontes los apartan. Al demonio el plan de pasar desapercibido, todo se ha estropeado.

Sé a dónde me llevan, lo sé incluso antes de subirme al auto y ver el recorrido. Seguro que a ese mono chismoso le ha ido mejor. Bajamos del auto y entro al edificio del centro de la ciudad, me reconocen apenas doy un paso dentro, mi manager informa de nuestra llegada y entramos al ascensor hasta ir al décimo piso. Él no me ha dicho nada, tampoco ni que se atreva a decir ni una sola palabra porque haré oídos sordos. Salimos y me recuesto en uno de los sofás de cuero en la sala de espera mientras él habla con la secretaria.

Coloco un brazo sobre mis ojos y cruzo mis piernas en el reposabrazos.

—El Sr. Faden está en una reunión ahora, vamos a esperar —me dice.

No respondo. Lo último que quiero es verlo. Lástima que no escapé, me habría ahorrado todo esto. Mi manager, Carlos creo que se llama, me echa un vistazo desde su asiento. Sé que quiere hablar, pero todo lo que diga será como escuchar a un loro parlanchín repitiendo todo lo que le dice mi tío y me basta con escuchar a uno solo. Se lo dejo claro cuando me coloco mis audífonos y cierro los ojos.

No sé cuántas canciones después, la puerta de su oficina se abre y veo su silueta en traje parada en medio. No me muevo, ni siquiera lo miro, me basta con ver su reflejo en el vidrio para saber que no está nada contento de tenerme aquí. Mi manager se levanta al instante para saludarlo y él se mete a su oficina, esperando que vayamos tras él. Suelto un bufido y me quito los audífonos yendo tras ellos.

Una Conquista FamosaOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz