VEINTE

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Massimo

Yelena se acerca a mí sonriendo. Tiene una gota de sangre en el muslo. Se sienta a mi lado. Cojo una servilleta de la mesa y le limpio la sangre. Sus cejas se levantan. Supongo que no se había dado cuenta.

-¿Me lo vas a contar?- le pregunto.

Ella se encoge de hombros.

-Escuché a dos mujeres hablando mal de ti. Sólo les di una pequeña paliza- dice.

Franco se ríe a carcajadas.

-Amato, envía a alguien al baño de mujeres- ordeno.

Amato asiente, va hacia la barra y habla con uno de los camareros.

-¿Cuál es tu sobrenombre?- me pregunta Yelena.

Frunzo el ceño.

-Nadie me llama por otro nombre que no sea el mío.

Franco bufa. Lo fulmino con la mirada. Yelena se da cuenta y lo mira.

-Dímelo- le exige a Franco.

El niega con la cabeza. Sabe que no me gusta cómo me llaman en las calles.

-Vamos, dímelo- insiste Yelena.

Franco me mira. Yelena no va a detenerse hasta saberlo. Pongo los ojos en blanco.

-Il mietitore di anime- digo.

Yelena se vuelve hacia mí con la boca abierta.

-¿Por qué?- pregunta.

-Porque mató a veinte personas de una vez cuando tenía dieciséis años- contesta Franco.

Yelena sonríe. Se acerca más a mí, sus tetas se aprietan contra mi brazo. Noto sus pezones duros.

-El segador de almas- susurra en mi oído- Es muy sexy.

Niego con la cabeza mientras me río. Es la primera vez que alguien oye ese nombre y no se orina encima. Yelena me da besos en el cuello. Rodeo su cuerpo con mi brazo.

-¿Podemos irnos?- pregunta.

Asiento. Ya son las dos de la mañana. Es hora de irnos. Tengo cosas muy importantes que hacer con mi mujer.

-Nos vamos- le digo a mi primo- Mañana la droga de Ignacio tiene que estar en Cádiz, te encargas de eso.

Franco asiente. Tomo la mano de Yelena y la saco del club. Entramos en el ascensor. Da un salto y se engancha en mi cintura con sus piernas rodeándome. Paso mis brazos por debajo de su culo. Mi polla se endurece. La beso con pasión, la deseo mucho. Demasiado para mi cordura. Froto la cabeza de mi polla por su coño. Ella gime en mi boca. La apoyo contra la pared del ascensor. Muevo sus caderas con mis manos.

-Ya lyublyu tebya- le digo en ruso.

Las puertas del ascensor se abren. Salgo con Yelena en mis brazos dándome besos en el cuello y detrás de la oreja.

-Amore, tenemos que entrar en el coche- le digo.

Yelena se detiene y se baja. La empujo con mi cuerpo hacia el coche. Meto mi mano por dentro de sus bragas, está empapada. La giro de un tirón y la echo bocabajo sobre el capó. Ella se ríe. Desabrocho mi cinturón y luego el pantalón. Bajo la cremallera de los pantalones y saco mi polla, echo a un lado sus bragas. La penetro de una vez, Yelena gime.

-Dijiste que teníamos que entrar en el coche- jadea.

-Necesitaba follarte primero.

Muevo mis caderas rápido, lleva toda la noche calentándome con el puto vestido. Tenía tantas ganas de follar su coño que me dolían las bolas. Deben estar azules. Mierda. Yelena provoca cosas en mí que nunca pensé que sentiría. Me hace querer vivir esta mierda de vida. Donde antes había oscuridad ahora hay una pequeña luz, es ella iluminando mi camino.

NO MATARÁS #2 [Disponible en físico]Where stories live. Discover now