Un matrimonio forzado y una familia prejuiciosa...
Quimera Burke, una chica de sangre pura que intenta lidiar con una familia que no la acepta tal cuál es, por fin cumple su sueño de ir a Hogwarts, el lugar en dónde conocerá a grandes personas, se e...
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-... Eso es básicamente todo -dijo Arthur una vez que todos volvieron a la casa de campaña. Entre él y Quira comenzaron a explicarles a Harry y a los demás el impacto de dicha marca en el cielo, y aunque intentaban tomárselo a la ligera no era algo que podían pasar por alto.
- ¿Y que vamos a hacer ahora? -preguntó Harry.
- Lo mejor ahora sería dormir, debemos levantarnos lo más temprano posible para tomar de los primeros trasladores en la mañana -dijo Arthur mientras se ponía de pie y todos comenzaron a irse a sus respectivas camas.
Quira sin embargo, salió de la tienda de campaña y se sentó en la hierba frente a ella y comenzó a pensar en muchas cosas: la cicatriz de Harry doliéndole, los mortífagos apareciendo después de trece años, la marca tenebrosa, sus constantes sueños con Remus, Sirius prófugo que venía hacia ella desde Merlín sabrá donde... Muchas cosas estaban pasando en tan poco tiempo. Solo no esperaba que todo lo que paso hace trece años se volviera a repetir.
¿Por que la vida se empeñaba en hacerla sufrir? Justo cuando recupero a dos de sus mejores amigos, tenia un trabajo en uno de los lugares que mas ama y que puede estar cerca de Harry suceden estas cosas. Lo mismo paso hace trece años, tenia a sus mejores amigos con ella, a su hermano, estaba comprometida, tenía un buen trabajo y de un día para el otro, todo eso se esfumó. No podía dejar que eso sucediera de nuevo... No otra vez.
A primera hora de la mañana, Arthur se encargó de despertarlos a todos y se dirigieron a la entrada del camping dónde encontraron una gran congregación de mangos agazapándose para tratar de conseguir un traslador que los sacara de aquel lugar lo mas rápido posible. Arthur logró conseguir un traslador y se transportaron cerca de la madriguera y comenzaron a caminar en silencio. Todos se encontraban muy cansados y aún alterados como para decir algo, finalmente pudieron divisar la madriguera y a lo lejos, escucharon un grito.
- ¡Por Merlín, están bien! -gritó Molly desde la puerta de su casa y corrió hacia ellos con un ejemplar del profeta en la mano-. ¡Arthur que bueno que estés bien!
Abrazó a su esposo mientras dejaba caer el periódico, Quira lo tomó y leyó el encabezado «Escenas de terror en los mundiales de Quidditch». Molly soltó a por fin a Arthur y su mirada se posó en los gemelos para después lanzarse al cuello de ambos y soltarse a llorar.
