¡Sorpresa!.

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– ¿¡Por qué te lo callaste!?

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– ¿¡Por qué te lo callaste!?

– ¡No lo sé! Sinceramente no lo sé... Supongo que estaba procesando lo que me dijo... Y luego creí que no era necesario mencionarlo ya que no pensaba dejarte mucho menos abortar pero paso todo lo demás...

– Debiste de habérmelo dicho

– Y tú debiste decirme que pensabas invitarla, no lo hiciste porque sabías con exactitud que diría que no Esteban, así que estamos a mano

– Lo tuyo es más denso ¡Te pidió que abortaras!

– ¡Pero no lo hice! No lo hice porque creo en el control natal, en nuestro caso fallo pero aún así... Yo estoy lista, tengo los recursos, estoy mentalizada para tener un bebé, si ella volviera a proponermelo, no me importaría ¡Porque no lo haría!

– ¿Y que hubiera pasado si pensabas lo contrario? ¿De verdad le hubieras echo caso?

– ¿Te das cuenta de lo que preguntas? Esteban hablas de una situación que no es la nuestra, somos dos personas responsables que se hacen cargo de sus vidas, la de un niño pequeño y seremos responsables de otra

– Necesito salir a caminar un rato — toma sus llaves

– Bien hazlo — toma asiento




Aquella noche Esteban volvió algo tarde pero más calmado, se disculpó por haber reaccionado de esa manera pero exigió que nunca más ninguno ocultara algo, no es como si la tensión se hubiera borrado de raíz pero al menos podían mirarse sin querer quitarse un ojo en el proceso. Fue a la corte por la mañana mientras Marcia se encargaba de que Hugo desayunara, dentro de una hora irían al aeropuerto para buscar a sus abuelos y eso la tenía emocionada, por obvias razones Esperanza tuvo en día libre así que la casa se quedaría sola hasta que regresaran luego de hacer las compras.

Al terminar con el desayuno convenció a Hugo de darse una ducha, normalmente no tenía problemas para darse una pero durante las mañanas se ponía un tanto mañoso, es comprensible ya que el peque aún está con algo de sueño. Después de ponerlo guapo lo dejó sentado sobre su cama con la tele encendida, así ella podría darse una ducha y arreglarse sin tener que estarlo vigilandolo mucho, en menos de media hora ambos iban con rumbo al aeropuerto, tuvo que llevarse la carriola en la parte de atrás para evitar cargarlo todo el tiempo.




– Muy bien — termina de armarla — Ahora si podemos ir en busca de los abuelos — sonríe sacándolo de su silla para colocarlo en la carriola — ¿Estás emocionado Hugo?

– ¡Si! Mami mi dino — señala el asiento

– Ay casi se nos queda en la camioneta, ten cielo... Voy a bajar tu pañalera también, sólo por si acaso




La coloco en el compartimento inferior y luego cerró bien la camioneta, el aeropuerto siempre es un caos pero probablemente lo era más durante la mañana, por suerte le daban paso debido a la carriola, sino hace rato ya le hubieran empujado, estuvieron algo perdidos los primeros minutos hasta que escucharon que el vuelo A-367 acababa de aterrizar, lo buscaron en el tablero para saber por cual puerta saldrían los pasajeros y luego fueron hasta allá a esperar, casi 20 minutos después por fin aparecieron los primeros pasajeros, segundos después Marcia divisó a sus abuelos y le fue inevitable no sonreír.




Etéreo Where stories live. Discover now