Donas.

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Durante las siguientes semanas el vientre de Marcia no hizo más que crecer, el nuevo peso sobre su cuerpo comenzaba a ser más molesto, sus cambios de humor se habían disparado de una forma descomunal, a veces lloraba sin razón aparente, se disgust...

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Durante las siguientes semanas el vientre de Marcia no hizo más que crecer, el nuevo peso sobre su cuerpo comenzaba a ser más molesto, sus cambios de humor se habían disparado de una forma descomunal, a veces lloraba sin razón aparente, se disgustaba con una facilidad impresionante luego habías días que estaba tan estúpidamente feliz que comenzaba a preocuparse por los cambios hormonales ¿Qué tal que se quedará así para siempre? Si para ella era molesto tener que soportarse así, Esteban la tenía aún más difícil.

Le costaba demasiado diferenciar en que estado emocional se encontraba cada día, aunque poco a poco se fue adecuando a Marcia. Obviamente seguía cagandola por supuesto pero al menos podía acercarse a consolarla cuando la hacía llorar por alguna estupidez como tomar su pluma/lápiz/lo que sea sin pedirle permiso o hasta por tardar en responderle a una simple pero traicionera pregunta como "¿Crees que me veo gorda?". Ahora que el embarazo era indudablemente notable, detestaba que la gente se acercará a tocar su vientre sin preguntarle antes.

Varías veces tuvo que disimular uno de sus arranques hormonales para no pecar de desagradable o algo agresiva, estaba harta de las malas opciones en ropa para maternidad, al parecer para las marcas el hecho de estar embarazada significa que ya no puedas verte bien, desde la selección de colores hasta los cortes para faldas y pantalones eran horribles, por lo que tuvo que recurrir a una modista porque se negaba a verse mal, por supuesto que había vestidos que te hacían ver bien pero la mayoría se encontraba fuera del área de maternidad y no siempre encuentras de tu nueva talla.




– ¿Puedo pasar? — abre ligeramente la puerta — Me dijo tu secretaria que ya se fue tu último cliente para hoy

– Pasa... — lleva un par de carpetas al mueble — Si, se fue hace unos minutos, quería aprovechar para salir a buscar algo de comer

– Yo te ofrecí postre luego del almuerzo — sonríe yendo en su dirección — Pero me dijiste que no

– Es que ya llegaba tarde para mi reunión — se voltea dando de cara con él — ¿Tú no estabas en la puerta?

– Me muevo rápido ¿Puedo saludar a la panza? — sonríe enseñando los dientes

– No, recién se quedó tranquilo, sólo llegas para alborotarlo Esteban

– Pero soy su papá

– Estuviste haciendo que pateara hace menos de una hora — pasa a su lado

– Es que ya no falta tanto para que la panza ya no esté — la toma de las caderas

– Todavía falta mucho, no seas exagerado

– Tienes seis meses, no falta mucho

– No lo aceleres — accede — Porque en serio haces que empiece a patearme muy fuerte

– Sólo voy a saludar — se agacha dejando besitos — Hola bebé, no hagas caso a tu mami, está enojada porque quiere algo dulce y sospecho que también un masaje porque hoy no se ha quedado quieta un segundo

Etéreo Where stories live. Discover now